Frio

La cabeza me palpita con fuerza, todo permanece en la oscuridad mientras doy unos quejidos.

_ ¿Estás bien? –Pregunta una voz en susurros-

_ Esta oscuro. –Respondo entre parpadeos-

_ Claro que si –Agrega como si fuera algo obvio- estamos en los calabozos del palacio.

Lentamente me siento, notando que estoy en un suelo húmedo, poco a poco lo sucedido regresa a mi mientras los ojos se me acostumbran a la penumbra.

_ ¿Hikary? –Inquiero de repente preocupado-

_ Aquí.

La suave voz da lugar a un bulto apoyado en una pared, sus piernas encogidas y su rostro entre las rodillas, como si quisiera ocultarse de algo.

_ ¿Te hicieron daño? –Hablo con los dientes apretados mientras me acerco-

_ Si –Levanta la cabeza lo justo para verme- tú.

_ ¿Yo? –Repito sorprendido he indignado, no recuerdo hacerlo-

_ Gracias a ti no tengo casa, trabajo y soy un criminal. –Por cada palabra su tono se eleva volviéndose más molesto, sus ojos brillan conteniendo el llanto- Si llegamos a salir de aquí no sé qué voy a hacer, no tengo a donde ir. –Lo último es un murmullo apenas audible y las lágrimas se desbordan-

_ Claro que saldremos de aquí. –Trato de tranquilizarlo, aprieto su hombro seguro de mis palabras- Y vendrás conmigo cuando lo hagamos.

_ ¿Si? –Me contempla incrédulo- ¿A dónde?

_ De momento a la cabaña de Kane, ya veremos después. –No puedo llevarlo al palacio, por alguna razón siento que no sería seguro-

_ Hablas en serio. –Sus ojos se abren enormes por la sorpresa- ¿Y cómo saldremos de aquí? Dime. -Agrega con tono sarcástico aun no completamente convencido-

_ Muy simple. –Sonrió mientras me pongo de pie y al acercarme a la pesada puerta llamo con fuerza- ¡Soldado de guardia! –Repito esto unas cuantas veces hasta que el guardia aparece con gesto poco amistoso- Dile a tu capitán que Gallen de Senshi quiere una audiencia con la Reina Vea. –El soldado suelta un bufido y sé que ignorara mis palabras- Hazlo soldado, o podrías poner a tu reino bajo amenaza de guerra.

_ Te atreves a amenazarme. –Pega el rostro a la pequeña ventana enrejada de la puerta-

_ Yo no, el capitán Ceylán lo hace. –Le sonrió victorioso mientras agrego- Y no es a ti, es a tu reino.

Por un momento se torna pálido pala alejarse en las sombras. Complacido regreso junto a Hikary que me mira incrédulo.

_ ¿Estás loco? Si no pensaban matarnos antes, ahora seguro lo harán. –Afirma con temor-

_ Si lo hacen sería motivo de guerra. –Me contempla como si de verdad creyera que estoy loco- Solo se paciente.

Paso un brazo por sus hombros atrayéndolo a mí para que descanse, espero darle el consuelo y la calma que necesita mientras esperamos a que alguien venga. En algún momento nos quedamos dormidos, la luz que se filtra por la entrada indica que ya es de mañana, Hikary aun duerme y no hay nada que indique que alguien vino, aunque de ser así estoy seguro que nos despertarían y no de forma agradable. Sé que no fue una buena idea amenazarlos pero fue lo único que se me ocurrió para conseguir la atención de la Reina, ella nos sacaría de aquí sin problemas. Empezaba a preocuparme cuando él finalmente despierta.

_ No ha venido nadie. –Murmura su afirmación- No tienen porque.

_ Si no consigo la atención de la Reina encontrare otra forma. –Zero asiente-

_ Sabes, la culpa es mía. –Alega enderezándose, dejándose caer en la pared- Sé que no debo confiar, pero nunca entiendo.

Su tono es amargo, como si lo decepcionaran seguido, me reusó a escuchar su voz de esa forma.

_ ¿Sabes porque estoy tan seguro de que me escucharan? –Me contempla resignado- Porque soy alguien muy importante.

_ Si es así ¿Por qué estabas en un lugar como aquel? Allí solo van personas malvadas. –Inquiere arqueando una ceja cuestionadoramente-

_ Te lo dije. –Sonrió apretando su mano- Estaba buscándote.

El sonido chirriante de un pestillo al deslizarse nos sorprende, cuando la puerta se abre dos soldados entran colocándose a cada lado de un hombre que asumo es el capitán, sus ojos nos observan como a dos criminales de la peor clase. Me pongo de pie jalando a Hikary para que permanezca detrás de mí.

_ Asumo que tú eres el capitán. –Hablo con tono seguro mirándolo directamente-