Almas: Animarum

Despertar

Siete inviernos ya y violeta aun me impulsa a caminar por los pasillos como cada noche, pero aquella era distinta, las sombras eran mucho más oscuras asiendo que mi piel se erizara, camine por rincones que parecían olvidados y sentí tristeza, ahora sabía lo que era esa sensación, Ceylán me lo había explicado en una de sus visitas, era el único que me visitaba, durante el día el palacio estaba lleno de ruidos y actividad pero por la noche las sombras parecían tomar el control, sentía que cada vez se adueñaban de otro rincón tomando poco a poco el palacio, a veces creía que se movían como si fueran personas que acechaban, aunque violeta siempre era valiente y aventurero, al entrar en este poco a poco fue quedándose en silencio, su presencia fue dando lugar a rosado, sabía que no estaba sólo, podía sentir que alguien me estaba observando pero cada vez que miraba atrás no había nadie, solo sombras, decidimos volver cuando ya no pude ver frente a mí, la oscuridad dominaba todo, pero al dar solo un paso de vuelta algo me empujo con fuerza golpeándome contra una pared, las sombras se movieron tomando forma, casi como personas, intente ponerme de pie pero la cabeza me dolía, la sombra me sujeto para arrojarme contra otra pared volviéndome a golpear, mi cabeza reboto y el miedo me domino, pensé en Ceylán, en como debí obedecerle y permanecer en mi habitación por la noche.

_ Ayuda.

Sabía que era en vano, solo él podía escucharme y no estaba aquí, estaba sólo con las sombras, nadie más podría escucharme, mi madre estaba ignorándome por alguna razón y ya no hablaba conmigo.

_ Se valiente, resiste –un eco se repetía en mi mente y sabía que violeta estaba allí, volví a gritar pidiendo ayuda cuando unos dedos como garras se clavaron en mis hombros azotándome una vez más, podía sentir un calor extraño en mi cabeza y todo daba vueltas, intente empujarla lejos de mí pero fue inútil, ni siquiera podía ver bien ahora, un sollozo se me escapa mientras esas manos se mueven a mi cuello y aprietan, un sonido extraño llena mi mente, parecido a algo rompiéndose, mi vista mejora y ya no tengo miedo, intento sujetar las manos que me asfixian pero son resbalosas, grito con todas mis fuerzas y esta vez escucho una respuesta dicha con mucha calma.

_ Tranquilo, estoy aquí.

Una luz muy fuerte ilumina todo y las sombras desaparecen, todo queda en calma casi como si nada malo acabara de pasar, pero el dolor que siento desmiente eso.

_ ¿Estás bien Mi señor? –no necesitaba ver para saber que Ceylán era quien me hablaba

_ Si –susurro, poco a poco mi vista vuelve y puedo ver su rostro, sus ojos están muy abiertos- ¿Estas bien? –es cuando lo noto, mi voz- ya no está en mi cabeza.

Ceylán asiente -se ve muy gracioso con esa expresión- ese eco otra vez, miro a nuestro alrededor en busca de quien era el que hablaba –Míralo maestro, respira profundo y permíteme salir- y lo hice….

 

_ ¡Qué bien! Lo conseguí por fin –sonrió e intento dar un salto, pero el dolor me recuerda que me acaban de rebotar en las paredes- te vez muy gracioso con esa expresión –le pico una mejilla para molestarlo y consigue salir de su asombro-

_ ¿Cómo…? ¿Qué…? – bueno tal vez aun no-

_ Espera tu dijiste que hay que presentarse cuando conoces a alguien nuevo – con cuidado me pongo de pie y le hago una reverencia- mi nombre es Galen pero el Maestro me llama violeta – dejo salir una pequeña carcajada- es bueno estar fuera por fin, llevo mucho queriendo salir y conocer este nuevo mundo.

_ Espera ¿tu nombre no era Illae?

_ Ese es el nombre del maestro, yo soy Galen el valor y aventura, he intentado hablar con el Maestro pero es muy difícil, cuando esa cosa nos golpeó en realidad me ayudo a salir y tu también.

_ ¿Cómo?

_ Bueno yo soy una de las almas durmientes, siempre estuve cerca de la superficie pero el miedo dominaba así que no podía despertar por completo, oh, el miedo es rosado pero ya lo sabes, también es un alma durmiente igual que yo.

_ ¿Cuántas almas son?

_ Haces muchas preguntas, no sé cuántos somos, creo que doce, rosado, verde, gris, amarillo, negro

_ Negro –me interrumpe- le tienes miedo.

_ No debes interrumpir cuando está hablando otra persona, me lo dijiste ¿recuerdas?

_ Si lo recuerdo, pero es importante.

_ Negro no es malo, solo no entiende.

_ ¿Qué es lo que entiende?

_ Todo, está siempre mirándonos, pregunta por todo, igual que tu –le sonrió- está aquí ahora escuchando



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En el texto hay: hxh haren

Editado: 08.04.2020

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