Miré a Levi fijamente a los ojos, el estaba aterrorizada, todavía puedo ver su cara en mi sueños, sudaba a montones, no podía contener la respiración y estaba al borde del desmayo.
Pero de pronto, de manera casi sobrenatural, se incorporó y me guío hacia afuera, parecía que quería llevarme a algún lugar, yo todavía tenía temor a aquellos hombres, todavía les tengo temor, a que aparezcan y me lleven. Que me quemen como supuestamente quemaron a Levi y posteriormente a Jean. Pero se que nunca me encontrarán, porque yo los mate. Yo recuerdo matarlos, pero me estoy adelantando a la historia.
Levi me llevó de la mano hasta una pequeña cueva oculta entre las hojas, yo estaba totalmente sonrojada pero a la vez furiosa.
Quito las hojas que tapaban nuestro camino y nos metimos por una pequeña escotilla, allí fue cuando me asusté realmente. Al final del diminuto túnel, una luz mostraba un enorme laboratorio. En él, tubos de formol escondían fetos y cigotos que me causaban un horrible asco. Pero lo peor fue verlo a él, a Levi nuevamente. Pero no era el que se encontraba a mi lado tomando mi mano con fuerza. Era un clon perfectamente formado de él metido en un enorme tubo de formol, parecía estar conectado a un respirador y ser un poco más joven que Levi. Estaba desnudo y lleno de cicatrices horribles, pero el resto de su cuerpo estaba perfectamente copiado al de Levi.
—Clones—Dijo con un pequeño grito—¡Todo este tiempo estuve viendo clones!
—Necesitaban mi ADN para crearlos, a cambio me darían una beca extra para mí hermana Helena—Dijo Levi, no parecía tener el menor rastro de incomodidad por estar allí.
—Pero ¿Por qué?—Dije incrédula de lo que estaba pasando.
—Por esto—Él tocó el vidrio del tubo de su clon, que rápidamente se comenzó a congelar, un frío hielo cubría todo el vidrio y una parte del piso circundante.
—Eso explica muchas cosas—Dije huyendo del creciente hielo—Pero no las suficientes.
—El resto de las cosas no las podrías comprender.
De repente, alguien empezó a descender por el pequeño túnel, nosotros procedimos a escondernos, Levi convirtió el hielo en agua en un santiamén y yo me precipite a ir a esconderme a una de las cajas. Nos metimos juntos a una gran caja, estábamos apretados, sudados por el susto. Sus hijos fijos en los míos, sus ojos eran muy bonitos la verdad, no podía dejar de mirarlos en ese momento, él tomó la iniciativa y al parecer son razón alguna me besó en los labios. Yo lo alejé e intente explicarle con señas que no entendía el porqué.
Una voz familiar se escuchó, y abrió de golpe nuestro escondite. Era Leo que estaba revisando algunas cosas allí abajo.
—¿Qué haces aquí?—Miro a Levi, luego a mí y sonrió—No me digas, pero ¿Por qué en el cuarto de los fetos?
Nuestra ropa estaba suelta por el poco espacio y estábamos muy despeinados.
—No es lo que crees—Dije poniéndome roja como un tomate—Levi solo quería mostrarme algo. Además ¿Qué haces tú aquí?
—Trabajo aquí, soy el encargado de recolectar la sangre de este muchacho cada noche—Leo parecía ofendido por la pregunta—Yo no sé qué haces tú aquí.
—Yo la traje—Dijo Levi interrumpiendo—Vio a nuestros jefes hacerle el tributo al dios sin rostro.
Leo hizo una señal que no podía reconocer, pero sabía que era de índole religioso, y luego una mueca.
—Así que tu chica quería respuestas—Vacilaba Leo—Y le contaste todos nuestros secretos. Por lo menos la bautizaste antes de… eso.
—Deja de inventar, imbécil—Levi se enojaba cada vez más—No hicimos nada, además de que no le conté nada más allá de lo científico.
—Alguien parece querer demasiadas preguntas.
Estaba harta de que ninguno de los dos me dejara hablar, quería saber todo sobre aquello, todavía no el porqué, pero tenía miedo y dudas.
—¿¡Que son mis visiones!?—Grité con furia—¿Y porque ví a, supuestamente, Levi en el hospital?