El bello ángel, de sonrisa amplia y cabello ordenado quedaban en el pasado conforme los días. Su cabeza le dolía, estaba tan estresado que si te acercabas sentías toda la tensión emanante de su ser . Y más cuando debía rendirle cuentas a su superior y de cómo acababa de arruinar la misión. Está bien, ¿por qué debía alterarse? Hizo lo correcto, averiguó por su cuenta, ella estaba cerca de una anomalía energética, hubo un asesinato cerca de donde estuvo esa noche, y cuando fue a casa de Drew realmente fue a la casa prohibida. Si Dylan jugaba a algo debía averiguarlo, o sino debía sacarla, ya que lo estaba arruinando o se estaba poniendo en peligro sin saberlo.
Llevaba noches sin dormir, pensando y repensándo a donde iba, qué hacía, y porqué de pronto había hablado con Jesse, o con su hermano. ¿A qué jugaba ? ¿Ella sabía que Blake y Jesse eran crucianturs? La primera vez que lo preguntó debía negarlo para protegerla, pero temía que ese desconocimiento le esté conduciendo por el camino erróneo.
Estaba perdiendo el horizonte de la situación, viejos recuerdos y promesas se juntaban con personas y sentimientos actuales, además Marshall lo empezaba a notar desde aquella noche en esa fábrica lo que le ponía más presión en hacer bien las cosas. Odiaba que lo tomaran como un inútil, podía hacerlo, podía cuidarla, y podía ser su mentor, pero lo estaba arruinado.
—Bien, Aiden, siéntate.
Obedece con su mirada baja, quizás ocultando lo mal que se veía y lo mal que se sentía.
—¿Qué pasó? ¿Por qué no hemos tenido reportes desde hace días sobre la situación de Dylan? Y tampoco has ido a la escuela. —Marshall se acomoda los lentes leyendo lo que sería el expediente de Aiden, no era novedad que todo se sepa—. No es que sea lo más Importante pero interrumpe con tu operación. Hay que proteger a nuestro milagro.
—Dylan está enojada conmigo porque rastreé su ubicación hasta la casa prohibida, se quitó el anillo y el rastreador del auto.
Simplemente lo vomitó.
Lo único que el profesor hizo fue abrir los ojos y la boca, su asombro había pasado toda expectativa, seguramente se cuestionaba como es que de un momento a otro todo se había desmoronado todo su juego de ajedrez. Deposita los lentes sobre el escritorio y seguido se pasa la mano por la cara. Aiden podía oír ese suspiro de decepción que bien llegaba hasta la puerta.
—Vaya, Aiden, —dice— acabas de dejar a Dylan desprotegida, y sin un escudo mental.
—Ahoralo maneja mejor su escudo mental, el anillo no sería necesario —se apresura a decir— ya no es tan fácil acceder a sus pensamientos, así que ya no necesita...
—Aiden.
Para ese momento su voz era firme. Ese no era el punto.
—Aiden —repite, mirándolo a los ojos—. Como tú intención es poner en riesgo a la Niña.
—¡Ella ya está en riesgo!
—¡Cierra la boca!
—¡No, no! —se levanta abruptamente de su silla— ¡Ese asesinato cerca de donde estuve esa noche tuvo anomalías energéticas! ¡Eran ellos, lo sé! ¡ Leí los informes!
Marshall da un golpe en la mesa para devolverlo a la realidad. Ahora estaba enojado cuando escucho aquella última declaración.
—¿Cómo te atreviste a leer los informes? —cuestiona—. Te dijimos que fue un asesinado que un cruciantur normal hizo, motivado por un robo, no tiene nada que ver con Dylan.
—No pudo ser coincidencia. —insiste.
—¡Ni siquiera fue a la misma hora! Aiden... —Su rostro muestra signos de amargura—. Rompiste las reglas... Me desobedeciste... Sabes qué, estás fuera.
—¿¡Qué!?
— Lo qué oíste —declara poniéndose de pie camino a la puerta, como si lo acompañara a su salida— Quedas fuera de este proyecto,no quiero que te acerques a Dylan . Te darás de baja en todo.
—No puedes hacer eso —Su voz se empezó a quebrar del miedo.
—¿No puedo? —mofa.
Cuando se percató de que hablaba en serio entonces entró en pánico y de rodillas, cayó a los pies de Marshall con sus manos juntas, para suplicarle.
—No, no, por favor —tartamudeó — por favor, por favor, ella... ¡Ella me gusta! Solo no quiero que la lastimen.
—¿Te gusta? —En su tono se percibió un aire burlón — ¿Y por eso estás empeñado en arruinar su vida, interfieres, y la pones en peligro?
—No, no lo arruinaré, prometo cuidarla bien, haré mi trabajo mejor, lo juro. No me meteré en lo que no me importa. Lo juro, solo déjame quedarme cerca de ella.
— Veo difícil que puedas convencerla de eso —Lo levanta—. Vete ya, que me está matando la jaqueca, un error, sea el más mínimo, quedarás fuera de este proyecto.
—¡Sí, señor! Gracias.
—Aiden—Lo llama cuando esté iba a cruzar el umbral de la puerta— te escogí porque eres uno de mis mejores pupilos, tienes mucha experiencia. No dejes que una chica de tu edad arruine el trabajo de años. Ni una maldita obsesión del pasado ¿Queda claro, Aiden?
Afirmó con la cabeza baja.
Su orgullo, y su dignidad se esfumaron ante él cuando rogó quedarse cerca de ella.
Convencerla ahora de que era bueno, de que era honesto, de que debía protegerla...
Comenzaría de cero.
~***~
Desde que ingresó jamás había tenido días tan tranquilos como estos tres. Aiden no había ido a clases, a Aarón no lo habían molestado más que un choque de hombros por los pasillos, y una que otra mirada rara, claro que Tessa sigue detrás de él y ese era el único problema.
Los Dankworth y todo ese grupito pasaban ocupados porque sería la fiesta de Halloween en poco, y además casi ni veía a Blake ni a Jesse ya que la temporada deportiva comenzada y pasaban entrenando la mayor parte del tiempo. Las clases eran interesantes, los maestros eran buenos , se preguntó si todo se resolvió mágicamente o es que Blake ha hecho algo acaso. Ese pacto con el diablo finalmente habrá funcionado.