Alone: Juntos en el fin del mundo

Prólogo

Abril Soler tomó otro pequeño pero elegante trago de la copa que tenía en mano. Vino, Abadía de San Quirce, una elección que si bien solía disfrutar en celebraciones especiales, poco podía disgustarla debido a la pesadez que se posaba sobre ella. 

Parpadeó con fuerza, esperanzada de poder mantener sus ojos abiertos por unos segundos más mientras observaba a la persona que tenía en frente; un joven rubio, bastante alejado de los treinta años con rasgos extranjeros destacables, pese a su perfecto acento español. Abril se esforzaba por seguirle la conversación, pero lo último de lo que se había enterado es que había empezado a hablar sobre un nuevo proyecto de investigación que tenía en mente. 

Esforzándose por no realizar un gesto inadecuado debido a su malestar, dejó la copa de vino sobre la mesa, la cuál aún poseía unas tres cuartas partes del contenido servido «Estoy fatal, ¿cuánto he bebido?» intentó recordarlo, pero su mente estaba nublada. 
Abril se dio cuenta que tenía dificultades para recordar algunas cosas, como su llegada a aquél restaurante, el nombre de la persona que le hablaba, e incluso si era de día o de noche. 

«Ah, es de noche. —Se respondió a sí misma al apartar la mirada hacia la ventana más cercana del sitio, ubicada a algunas mesas de distancia. En ella, se observaba la brillante luna resplandeciendo en medio de la oscuridad junto a las estrellas». 
Ese pequeño instante de distracción no fue pasado por alto para su compañero de mesa, quien calló repentinamente para empezar a observar a la chica con una mirada tranquila, a la vez que sarcástica. 

—¿Te estoy aburriendo? 

Aquella pregunta se convierte en un anzuelo que atrapa a Abril, arrastrándola de sus pensamientos hasta la realidad, donde se hallaba cenandlo en un restaurante Italiano con bastante clientela a su alrededor. Sus mejillas se enrojecieron notablemente en su pálido color de piel, demostrando la sensación de vergüenza que sentía por su comportamiento. 

—N-no, en lo absoluto. —Le tomó un segundo poder articular las primeras palabras. Su lengua estaba adormecida—. Lo lamento. 

La expresión del rubio cambió, ahora se veía un poco más preocupado por la chica. 

—¿Te encuentras bien? Estás algo pálida, más de lo normal. —Se burló, aunque podía apreciarse angustia en sus palabras. 

No supo como responder a sus palabras «¿Me encuentro bien?» Abril podía comparar su situación con la de un chico que no había dormido por días, con alguien ebrio y una persona que había pasado la tarde drogándose, todo a la vez. 

—Sí, estoy bien —con una esforzada sonrisa, Abril tomó otro sorbo de su copa de vino. 

—Sí, claro —El rubio sonrió mientras negaba con la cabeza, como si estuviese diciendo "esta no tiene remedio". Acto seguido, se levantó de su asiento, tomando la chaqueta que colgaba del espaldar de su asiento para ponérselo—. Si quieres irte sólo tienes que pedirlo, no puedes ser complaciente todo el tiempo. 

Abril le sonrió con gratitud ante su comprensión. A pesar de que sus palabras sonaban a una reclamación, sabía que lo decía con las mejores intenciones posibles. 

La joven ya se estaba levantando de su asiento cuando una voz familiar resonó desde la televisión del restaurante. Como un acto reflejo, esta volteó la mirada hacia el aparato puesto al otro lado del local, curiosa por poder reconocer aquella voz. 
No podía, la pantalla estaba borrosa. 

Parpadeó un par de veces, esforzando la vista para distinguir la figura que hablaba en el televisor. Tampoco podía entender lo que decía, pese a reconocer el idioma español que hablaba este. 
Los comensales, que segundos antes hablaban a la vez de diversos temas ajenos a Abril, se detuvieron para prestar atención a lo que mostraba la pantalla, formándose un silencio repentino que tomó a ambos chicos por sorpresa. Tal sincronización había sido asombrosa, pero a la vez espeluznante. 

La curiosidad de Abril aumentó. «¿Qué es lo que podría estar mostrando esa tele para llamar la atención de tal manera?». 

—Parece que ya va a empezar —dijo el rubio extranjero, captando la atención de la chica—. ¿Quieres quedarte a escucharlo? 

Abril observó al joven, que a pesar de su notable esfuerzo por simular, se apreciaba una expresión triste y decaída en su rostro, como si le disgustara la idea de que se quedara a ver la programación que ofrecía el restaurante. 

Abril sonrió, negando con la cabeza. 
—Vámonos. 

Apreciar un gesto de alivio en el contrario la desconcertó. No podía evitar preguntarse que es lo que todos veían en el restaurante, pero a la vez, su compañero no quería que observase. 

En un segundo intento, se levantó de su silla, esta vez sin interrupciones. Por unos segundos, sintió como su mundo se ponía en negro, teniendo que sujetarse de la mesa para no perder el equilibrio mientras todo daba vueltas desde su perspectiva. 

Al cabo de unos segundos, cuando empezaba a recuperarse, sintió la tibia mano del chico envolver lentamente su cintura mientras tiraba de ella. Parecía un intento por ayudarla a caminar, pero Abril lo rechazó tomando el brazo que la sujetaba para apartarlo. 

—Estoy bien. 

Era la segunda vez que lo decía, y era consciente de que no era cierto, pero entre tantas personas que la rodeaban no quería llamar la atención saliendo de un lugar arrastrada por un chico. Con dignidad, esperó un par de segundos más antes de soltarse de la mesa; ya no estaba mareada, pero sentía un enorme cansancio que convertía cada paso que daba en un esfuerzo realizado. 

Caminó entre la multitud clientes y mesoneros hasta la puerta del restaurante, localizado, para su fortuna, a unos cuantos metros de su mesa. Atravesada la puerta, un viento helado la recibió con ferocidad, sintiendo como su rostro no tardaba en helarse a la vez que un escalofrío la recorría. Se obligó a retroceder un par de pasos, volviendo a introducirse en el restaurante mientras esperaba en la comodidad de la calefacción a que el joven que la acompañaba pagara la cuenta de la cena. Un detalle bastante caballeroso por su parte. 



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En el texto hay: soledad, amnesia, romance

Editado: 18.11.2019

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