-después de hablar con rosario de cómo nos fue el día, comimos algo que había preparado ella era bastante humilde también al igual que nosotras no tenía mucho, por eso no me gustaba molestarla y después de un rato nos fuimos con cata hasta el taller de pinturas, Gloria una mujer canosa pero muy amable nos atendió, era su taller, con ella arregle medio mes atrás de como pagaría las pinturas que necesitaría, me daría tiempo de pagarlas cuando cobre.
-sabes cata, me encanta vender pinturas y ver a personas como tu cuando compras, tu cara es de felicidad absoluta cada vez que entras.
-Gracias gloria –sonrojada.
-Elegí las que quieras, parte de las que elijas las pago yo, si tu mi niña me regalas unos de tu cuadros, sabes no puedo creer que el cretino de Martin tenga uno, Él ni siquiera sabe de arte y de colores y yo que te vendo pinturas no tenga ni una ¡es tan injusto!.
-risas-
-Está bien, te prometo de regalo alguna pintura… ¿pero de verdad pagarías la mitad de las pinturas?
-¡claro niña picara!, ¡tengo palabra!
-bueno, muchas gracias –sonrojada
-¿Kimey? Que dices no ¿tienes problemas verdad?
-no, cata, mira si va a hacer un problema, por mi encantada. Por cierto.. tengo otro regalo para vos.-entregándole la piedra del lago negro
-¡No lo puedo creer de donde lo sacaste!.
-me lo regalaron (sonrojada)
- ¿se puede saber quién? mirando con detenimiento- ¡oh por dios estas colorada!
- ¡no!, nada de eso y no, no te diré nada por viva.
-¿lo conozco?
-no.
-pues ya me enterare, puedo ser una buena espía-jajaja.
Como siempre tardaba bastante en elegir colores que le gustaran y a mí me parecía tedioso, mientras cata miraba las pinturas , Salí afuera ya estaba queriendo anochecer , apenas se veían las primeras estrellas mientras el sol se ocultaba en el horizonte, sus colores eran perfectos, pensé en llamar a cata y gloria para que vean lo hermoso que era, pero al mirar hacia adelante me parecieron curiosos tres hombres que miraban a todos lados como perturbados, eran curiosos porque no tenían pinta de ser de acá, su ropa si era normal como la mía, pero no sé, algo me decía que eran un poco extraños, entre la gente normal que pasaba por ahí destacaban, justo cata se acercó hasta mí, me dijo que ya había juntado aparte las que le gustaban y gloria ya las había catalogado y embolsado, me había anotado el precio restante, no era mucho por suerte aunque cata nunca compraba mucho, vi que trajo unas más que de costumbre, supongo que era porque la mitad la pagaría ella con algún hermoso cuadro.
Bueno cata, escucha, me olvide que tengo algo que hacer, te animas a ir hasta casa de rosario, queda a solo tres cuadras de acá, después paso a buscarte, además podrás mostrarle las hermosas pinturas que adquiriste no crees..
-dile que te cuide un momento que yo después le explico-nerviosa
-sí, claro, no hay problema solo prométeme que tendrás cuidado.
-si quédate tranquila y ten cuidado ya sabes que hacer.
-Gracias gloria por todo, nos vemos pronto
-nos vemos niñas tengan cuidado las dos.
Cata:
después de caminar una buena parte, tenía muchas ganas de volverme, la vi un poco preocupada y nerviosa, sé que solo sería una carga, pero no podía dejar de pensar que tenía que ir con ella, además en mis sueños la vi llorando, en realidad no son muy claros, son un poco abstractos, no tienen forma o demasiado color, pero en estos últimos días la veía a ella, llorando y con miedo y aunque jamás le había dado la concentración necesaria que tendría que darle, sabia ahora que tenía que a ver visto con más detenimiento, me sentía insegura, Kimey me preocupaba y no sabía cómo decírselo.
Bruno:
Después de verla me acerque al mercado pero no entre. Estaba nervioso todavía realmente me sentía un acosador, tome otro camino antes de que se dé cuenta y me encamine a volver al castillo, la había seguido después de verla aparecer de repente saliendo de una casa y no tuve mejor idea que chocar con ella de frente y después todo sucedió muy rápido.
-Creo que piensa que soy tonto, pero, inofensivo, ¡Por dios, no sabía que decirle! -le comentaba a Todd.
-¡Todd!… -Lo noto distraído.
-Lo siento señor… Estaba pensando en mi madre está muy enferma y mi padre está trabajando mucho, no puede estar pendiente todo el tiempo de ella, soy su único hijo, ¿usted me entiende?.
-respirando profundo- mira Todd…
- te permito que me digas señor, aunque me revienta que lo hagas, después de todas las negativas que me diste y el cansancio de pedirte siempre lo mismo, pero, no quiero que te justifiques por no contarme tus problemas, sabes que te aprecio como un amigo, aunque me estoy dando cuenta que no pasa lo mismo contigo, ¡lo de tu madre es serio! y disculpa si estoy un poco cabreado, pero ¿porque no me lo dijiste antes?, !es importante!
-Perdón, señor creí que estaba demás y además usted llego de repente como un loco diciendo que estaba feliz y no sabía cómo empezar la conversación, temía arruinar su estado de ánimo.