ALTERNATIVA
Andrés entró en la parte trasera del vagón del metro. Cuando no había asientos libres era uno de sus sitios favoritos.
Observó a través de los cristales que en el vagón contiguo viajaba una preciosa chica que le resultaba familiar. Tras unos segundos intentando recordar de que la conocía, sintió un escalofrío que le recorrío la espina dorsal... no tenía duda, era la mujer con la que había soñado la noche anterior.
Su sorpresa no había hecho nada más que empezar; no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. La muchacha levantó la vista del libro que estaba leyendo, y cuando le vio, su expresión fue de sorpresa y alegría a la vez, comenzó a saludarle levantando la mano. Andrés respondió al saludo levantando también su mano, aunque con algo de timidez. Ella le hizo señas para que bajara en la siguiente estación.
--Hola, eres tú. -dijo la chica sin dejar de sonreír --sabía que existías.
--Soñé contigo anoche -acertó a decir Andrés sin sonreír y cada vez más confundido.
--¿Solo anoche? -dijo ella haciendo un gracioso mohin --que decepción, yo llevo todo el mes.
--Pero... no entiendo nada, ¿a ti te parece natural? -preguntó Andrés.
--Si me lo hubieras preguntado el mes pasado te diría que era una locura, pero al convertirte en mi sueño recurrente, empecé a leer sobre el tema, y... bueno, tenía la seguridad que te iba a encontrar. Por cierto me llamo Neli.
--Yo me llamo Andrés
--Encantada. Me gustaría que me contases tu sueño. ¿Tienes prisa?.
--No, ahora no -contestó Andrés. --Y si digo ahora no, es porque en el sueño si que la tenía -dijo él, sonriendo por primera vez.
Salieron del metro y entraron en la primera cafetería que encontraron. Andrés pidió un café con leche y Neli una cerveza.
--Tendría que ponerte en antecedentes para que entiendas el sueño -comenzó Andrés --He terminado hace muy poco la carrera de ingeniero aeronáutico, y mi sueño ha sido siempre trabajar en la empresa COAE, que se dedica a la construcción de aeronaves. Es la empresa en la que trabajó mi padre. Mi sueño desde niño ha sido seguir sus pasos, pero me temo que nunca podré cumplirlo. Hace algunos años amplió la plantilla debido a una serie de encargos internacionales muy importantes, pero por cuestiones políticas se cancelaron unos meses después. La empresa se planteó hacer una reducción de personal, pero por su tradición paternalista, algo tremendamente inusual en estos tiempos, decidió quedarse con todos y dejar que las bajas vegetativas fueran ajustando la plantilla. Eso hace que en estos momentos esté cerrada la contratación. Lo cual, durará todavía bastante años.
Si te cuento esto -continuó Andes --Es porque en mi sueño habían aceptado mi currículum. Iba a tener la entrevista final cuando te conocí a ti. Tenía que decidir entre quedarme contigo y renunciar al trabajo, o renunciar a ti. Ya se que podría haberte pedido el teléfono, o haber quedado para otro momento, pero ya sabes como son los sueños, la lógica de la vida real no es la misma.
-- ¿Que decidiste? -pregunto Neli, aunque ya intuía la respuesta.
--Tengo que ser sincero -dijo Andrés con gesto apenado --decidí hacer la entrevista.
-- Es lógico -dijo Neli intentando disimular cierta decepción. --Era la ilusión de tu vida y a mi me acababas de conocer.
--Bueno... ahora te toca a ti contarme tus sueños.
--Pues la verdad es que son muchos ¿tienes tiempo para escucharlos todos o prefieres que nos veamos en otro momento? -el rostro de ella enrojeció al terminar la pregunta y continuó tímidamente diciendo --solo en el caso de que quieras que nos volvamos a ver, lógicamente no estás obligado.
--¿Estás de broma? -dijo Andrés con una sonrisa --pues claro que me gustaría volverte a ver.
--Lo decía por si se enfada tu novia o tu mujer -dijo Neli, ahora con una expresión pícara.
--No hay ninguna novia, ni ninguna mujer. ¿Y tu? -ahora le tocó a Andrés enrojecer --¿tienes algún compromiso?
--No, nada serio.
Andrés y Neli, siguieron viéndose con frecuencia y aunque el tema inicial fue la curiosa y extraña manera en la que se conocieron, con el paso de los días, se fue olvidando y ambos contemplaban las opciones de una relación sentimental.
Una noche, después de cenar juntos en el restaurante que se estaba convirtiendo en su lugar favorito, Andrés se animó a besarla.
--Ya era hora -susurró Neli con los ojos aún cerrados.
--No me quería precipitar y estropearlo todo. Me importas demasiado -Alegó Andrés a modo de disculpa.
--Quiero pasar la noche contigo -dijo Neli con los ojos acuosos --y me gustaría que fuese en mi casa.
--Ya estamos tardando -contestó Andrés con una amplia sonrisa.
La experiencia no defraudó en absoluto a ninguno de los dos y, exhaustos y satisfechos, se quedaron dormidos fundidos en un tierno abrazo.
El timbre del teléfono despertó a Andrés, pero estaba demasiado cansado para abrir los ojos. Buscó a Neli alargando el brazo, pero no la encontró y pensó que se habría levantado para contestar. Al comprobar que seguía sonando, abrió los ojos y se sobresaltó al ver que estaba en su casa y en su cama.
No entendía nada. Una mezcla de sorpresa, ansiedad y miedo le invadió por completo. Intentaba encontrar alguna explicación, pero la situación sobrepasaba por completo el concepto de lo lógico. El teléfono no dejaba de sonar y decidió cogerlo.
--Dígame -dijo de forma brusca.
--Buenos días, ¿Don Andrés Juárez? Preguntó una voz femenina al otro lado de la línea.
--Si, soy yo ¿quién es?
--Hola Andrés, le llamamos de la empresa COAE, es para comunicarle que nos ha gustado su currículum, y que hemos tenido en cuenta los valiosos servicios que prestó su padre a nuestra empresa. Todo ello unido a que la entrevista que realizó con nuestro colaborador ha sido muy satisfactoria, hemos decidido incorporarle como personal fijo. ¿Podría pasar mañana para firmar el contrato?
--No, lo siento ya no me interesa -fue lo único que pudo decir antes de colgar el teléfono.
Recorrió toda la casa llorando y gritando el nombre de Neli, aunque sabía que era inútil. La situación escapaba a toda lógica, pero no era la lógica lo que le importaba. Ya no entendía la vida sin ella, y ni siquiera sabía si era real.
Cuando fue capaz de serenarse, pensó en lo que sería más lógico dentro de lo ilógico. Volvió a la cama. Después de mucho esfuerzo consiguió dejar la mente en blanco y se durmió.
Le despertó Neli. Tenía el pelo alborotado y los ojos todavía somnolientos
--¿Que quieres desayunar? -Preguntó
--Lo que sea, ahora voy a ayudarte -contestó Andrés con una sonrisa en el rostro.
Si tuviera que explicar algo a alguien, diría que en una realidad alternativa había quedado sin cerrar el capítulo de si prefería el trabajo o a Neli. Afortunadamente, no tenía que explicar nada a nadie, ni siquiera a si mismo.