Narra Rose
¡Jodida mierda!
Despertar todos los malditos días a vomitar se me está haciendo rutina, corro de la cama y me adentro en el baño, vómito todo lo que no he comido, inclusive vómito mi hermoso cabello, al terminar las arcadas me adentro en la ducha y hay me lavo el cabello y lavo mi cuerpo. Al salir del baño me adentro a mi gran closet, que parece otra habitación, y hay dentro busco un pantalón negro y una camisa blanca, unos tacones negros de agujas y me deje el pelo con algunas ondas. No me maquille sólo use un brillo y me delinee los ojos.
En la cocina encontré a la trabajadora, pero solo tome una manzana, no tenía ganas de comer, y les di el día libre: hoy no estoy para nadie.
¿Es que acaso mis trabajadores no tienen suficiente trabajo? ¡Demonios! Tendré que aceptar más contratos para que no estén tan ociosos.
Al llegar a mi oficina, le pedí a mi secretaria que entrara y me de mis pendientes.
-Adelante - dije a mi adorada secretaria cuando toco la puerta.
-Señorita Miller, hoy tiene una junta con los diseñadores de la nueva colección, tiene que afirmar sí diseñara el vestido de novia de la señorita Madison, y por último la señorita Rosalí la espera afuera.
-Haz pasar a Rosali.
¿Qué rayos quiere ahora? Al parecer no tengo suficiente con los vómitos, el maldito vestido de novia de Madison, ahora tendré que escuchar a mi adorada amiga.
-¿Cuando se lo dirás? -preguntó, sin ni siquiera tocar mi estúpida puerta.
-Hoy iré a su departamento, Rosali hoy no estoy de humor, así que si puedes retirarte te lo agradecería.
-Entiendo, las hormonas alborotadas, los cambios de humor, los pies hinchados, las estrías en la panza y los fuertes ant... -le corte su discurso.
-Vete de mi maldita oficina o te despediré - Así es señoras y señores la princesa de DisneyMania, como yo le digo, trabaja para mí. Ella es mi mano derecha.
Luego de votarla diez veces más; se fue. Dejándome sola, aunque antes de irse le deje mis pendientes de hoy a ella.
¿Cómo diablos le digo a Michael que estamos esperando un hijo?
"Michael dejaste un pequeño pastel horneando por nueve meses, en mi"
¡Qué estúpido!
Salí de mi oficina decidida a hablar con él. Según Rosalí está en su casa a esta hora.
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¡Maldito trafico de mierda! ¿Alguien podría decirme porque hay tantos autos a esta hora? ¡Son las malditamente seis, treinta y dos!
Cuando llegue a la casa del donador de semen, después de subir en la maldita caja de metal, que me trae muchos recuerdos de lo que paso esa noche. Estaba a punto de tocar la puerta cuando la duda entró en mí. Y si ¿! No quiere al bebe!? El dinero para mí no es problema pero tendría que ser; Ma-pa. No me importaría serlo, pero no quiero sentirme culpable después. Así que tome aire y toque la puerta.
¡Toque la maldita puerta!
¡Dios! ¿Por qué dura tanto? Cuando estaba a punto de irme; abrió la puerta. Me vio con sorpresa pero luego su cara cambio a una de confusión.
— ¿Que quieres? Oye no quiero ser grosero pero no estoy de humor. — ¿Quien se cree? — No cojo dos veces con la misma persona.
—Mira hijo de la mismísima mierda, vengo hablar contigo. Y voy a pasar. ¡La que tiene que estar de mal humor soy yo!
Pase a su lindo departamento, y me senté; estaba un poquito mareada.
— ¿Que me dirás? La verdad es que no me interesa nada que tengas que decirme, no tendremos sexo otra vez, estoy muy ocupado haciendo cosas mas impor... — Lo corte.
—Alteza estoy embarazada. —dije y salí de su departamento; ya cumplí con decírselo.
Bebe ahora sólo seremos tú y yo.