― ¿Y todo eso que tiene que ver conmigo?—dijo ella con un tono de sincera inocencia.
― ¡Que tú naciste para acabar con eso!— dijo esto con la naturalidad de quien dice que el agua hirviendo quema.
Ya en su habitación Margareth trataba de digerir todo lo que le habían contado, hasta donde ella sabia, era solo una más de esos niños “no nacidos” de los que la habían hablado la tarde anterior, todo ha ocurrido tan rapido y le parecía tan… increíble, tan distinto a lo que siempre había pensado.
—Tu eres el mejor ejemplo de que el renacer es posible― habia continuado Oscar.
―No sé exactamente a que te refieres, yo soy una más de los “no nacidos”—
―Margareth, no puedo creer que aun no lo sepas…― contesto Manuel como aquel que demuestra tener una paciencia eterna — en la cualidad, las mujeres no sangran mensualmente, sin tomar ningun suplemento hormonal, e incluso siendo asi, solo la realeza tiene acceso a esas hormonas— dicho esto dejo un pausa para ver la reacción de Margareth que, como era de esperarse, se alteró visiblemente.
―Co... ¿Cómo pudiste saber eso?, ni siquiera la abuela Carmen lo sabia.― después de todo a nadie se lo había contado.
―Está en ti, hemos esperado tu nacimiento desde hace siglos, en Lunix el comité también te buscaba. Eres ese equilibrio que ellos tanto temían que se diera entre lo que es, lo que fue, y lo que será de ahora en adelante ¡gracias a ti!. en Alunix las mujeres poseen sus ovarios atrofiados ya que todas vienen de la granja, y en Lunix las únicas que se reproducen aún de manera casi natural son las reinas, quienes consumen diariamente hormonas de procreacion y su cuerpo solo les permite tener un hijo antes de morir, ya que sus cuerpos no aguantan la fuerza del parto, o la cesarea. En cambio tu ovulas naturalmente y lo haces de manera regular sin necesitar ningún tipo de hormona o tratamiento previo.
En la cama donde le había dicho OScar que podía descansar y reponerse, Margareth aún seguía pensando que nadie además de ella sabía lo de su sangrado. Bueno ahora que se recordaba ya había escuchado el mito de mujeres que mes a mes sangraban, pero que después del cataclismo sus órganos se habían atrofiado y para mantener la vida sobre el planeta la humanidad habían creado las granjas. ¡Ha! La granja, la Abuela Carmen, ahora le parecían tan distantes, aun cuando solo habían pasado algunas horas… es que fue todo tan rápido.