Capítulo XXVIII — ¿Cómo familia?

Cierro mis ojos por unos cortos segundos, imaginando me fuera de este lugar, donde todo sea diferente y no esté enferma. Miro detenidamente la intravenosa en mi brazo y suspiro, debo resignarme a esto. He perdido algo de peso, cada vez son menos las ganas de comer. Así pasa, en total silencio, una hora.

Veo que se abre la puerta, dando paso a Clara, la cual se ve demasiado alegre y espontánea el día de hoy. —¿Lista para pasar a tu Suite Presidencial? —Ahora hasta hace chistes.

—Supongo. —Retira la aguja de mi brazo, me pongo en pie y salgo decidida a descansar, Clara me sigue de cerca.

—¿Todo está bien? —La repentina pregunta de mi enfermera favorita, por momentos, me hace frenar es seco mi andar. Quisiera poder hablar con alguien sin que se pongan de un lado en especial, y Clara es mi parte neutral de la situación, pero ya no quiero.

—Si, solo un poco agotada. —Ahora utilizo siempre esa excusa, cuando no quiero hacer algo, simplemente se conforman con eso, pero quisiera que siguieran insistiendo, hasta que sea tan valiente de hablar.

—Espero y no tanto, tienes visitas. —Me da total libertad para entrar en mi habitación. Ingreso precavidamente y me relajo al ver a Bryan sentado a un lado de la cama, aunque también me extraña, Victoria hoy no tiene que venir al hospital. 

—¿Sucedió algo? —Me apresuro a preguntar, además, es lo primero que se me viene a la cabeza. Últimamente no me he sentido muy bien qué digamos, pero no es nada que se puede tratar con medicamentos o eso dicen mis doctores. 

—No, solo tuve unas clases libres y quise venir a ver como estabas. Y Allan no puede venir por tí... —No necesito que alguien venga por mí, para eso tengo un chófer a mi disposición. 

—Eres muy amable, pero no es necesario, puedo arreglarmelas sola. —Asiento decidida, por su expresión supongo que no es la respuesta que quería. —Igualmente gracias... —Suavisa un poco su expresión. Veo unas flores sobre la mesa, me acerco a ellas. —¿Por qué las flores? —Él nunca antes me había traído flores, nunca.

—Y estaban ahí cuando llegué... —Sus palabras me confunden más. 

Tomo la tarjeta y la leo. "Ánimo, tú puedes con esto y con más. Eres una luchadora, no te rindas estando tan cerca. - Tyler". ¿Tan cerca de qué?, de morir, tienes toda la razón. Siento el impulso y termino arrojandolas en el bote de basura del pasillo. ¿Por qué no entiende que tiene que seguir con su vida sin mi? Intento no ser egoísta, pero es muy insistente. 

—¿Nos vamos? —Digo luego de empacar todas mis pertenencias. Asiente algo intimidado, fui agresiva hace poco. —Lo siento, estoy algo estresada.

—Descuida, a veces tenemos malos días. Y recordaré que odias las flores. —Me ayuda con mi maleta.

—No las odio, solo al que me las envió. —Quedamos en silencio, hasta que nos detenemos frente a mí casa. Entro rápidamente y me acuesto en el sofá. —Por fin, hogar dulce hogar.

—Quiero decirte algo... —Me siento por cortesía, mientras Bryan se sienta junto a mí. Hago un ademán para que continúe. —¿Quisieras... salir con-migo?

—Hemos salido en muchas ocasiones, no entiendo a qué va la pregunta. Pero supongo que este fin de semana podríamos ir todos juntos al cine o dar una vuelta por ahí...

—No, digo... Tú y yo... Como en una cita... En busca de algo más que una amistad.

—¿Cómo familia? —Inquiero inocentemente.

—No... Como... Pareja... —Estaba evitando que dijera algo así. Mi corazón se acelera, mi nerviosismo aumenta a niveles inimaginables. —Dí algo...

—Me estoy muriendo. —Es la mejor excusa que tengo para evitar esto. Es el hermano de mi amiga, si las cosas salen mal, se pondrían más incómodas de lo que ya son.

—Lo sé... Y no me importa, quiero que lo intentemos y que funcione. —Lo dice lento y pausado, por unos segundos sonrío, pero luego recuerdo a Tyler. Ese Tyler que está lejos de dejarme en paz... —Quiero que seas mi novia. 

No, él no quiere eso. Y realmente no sé qué es lo que quiero hacer con el resto de mi vida, es mucho para mí. —Necesito tiempo para pensarlo... —Mis manos repentinamente empezaron a sudar.

—Entiendo... Entonces, ¿Te llamo en la noche? —Propone.

—Supogo... Debo descansar, asi que... Me voy a dormir. —Salgo escaleras arriba y me encierro en mi habitación. Empiezo a dar vueltas en círculos por el reducido espacio que comprende mi cuarto.

Esto está mal, muy mal. Demasiado mal... ¿Y ahora qué hago? Es obvio que debo rechazarlo, pero con algo de tacto, mi intención no es lastimarlo. Ahora que me detengo a pensarlo, no sé qué hacer, y no puedo pedirle un concejo a Victoria para rechazar a su hermano, principalmente porque creo que ella... Sabía de esto, de las oscuras intenciones de Bryan. Por instinto pongo mi teléfono en modo avión, si la llamada no entra, no tendré que contestarle. Pésima idea...

...

—Levantate... —Noah me sacude insistentemente, manoteo levemente. —Es en serio, Violett. —¿Por qué está molesto? —Tú maestro lleva esperándote por más de media hora en la sala. —Usa un tono muy preocupado, que no va al caso.

—Estoy cansada... No quiero clase. —Lo empujo. —Déjame en paz. —Digo agresivamente. 

—Ok, como quieras. Después no... —¿Y quién se cree para regañarme?, o sea, ni mi madre. Además, si cree que puede tomar el papel de "Hermano sobreprotector", pues se equivoca, porque ya tengo a Allan.

—¿Te recuerdo que tú tampoco estás en clase? Al menos yo tengo una excusa, ¿cuál es la tuya? —Lo confronto. —¿Y bien? —Vuelvo a preguntar al no obtener una pronta respuesta de su parte.

—Como quieras... Mejor me voy. —Sale azotando la puerta. Tal vez fui un poco más agresiva de lo normal, pero es que hoy no puedo soportarlo. 

Me cambio rápidamente y le pido al chófer que me lleve al hospital, ayer se me olvidó algo muy importante. Paso por la recepción y extrañamente no hay nadie. Primero necesito pedir permiso para poder ir por donde quiera, porque sí, ahora soy de pedir permisos. Lo cual, me molesta un poco, es más divertido romper las reglas.