Always

Capítulo XXIX — ¿Descompuesto?

 

Lo veo recargado en el marco de la puerta, internamente me abofeteo. —Tú y yo afuera. —Señalo la salida bruscamente. —Lo siento señor, lamento haberlo incomodado. —Nunca me hubiera imaginado este escenario para conocerlo. Definitivamente creí que sería en un importante evento, no después de una trágica lesión.

—¿Podrías venir luego? —Celebro, pero ante su mirada me detengo.

—Por supuesto, señor. —Paso saliva. —En unos minutos. —Asiente y me dirijo al pasillo. —¿Qué haces aquí? —Lo confronto sin mediar palabra alguna. —No quiero que vengas... Tampoco que me envíes tus estupidas flores. —Las arrojo a la basura. —¡Me tienes arta!

—¿Terminaste? —Pregunta engreidamente. Lo fulmino con la mirada. —Tomaré eso como un sí. —Me cruzo de brazos algo retante. —Y no...

—¿No, qué? —Cuestiono confundida. 

Sonríe levemente. —No te voy a dejar en paz, no te voy a dejar de enviar flores, no dejaré de venir y a todas tus absurdas peticiones no. —Me sorprende su actitud, está tan decidido. —Y así tires las flores en la basura, no me importa. ¿Y sabes por qué?... Porque no significa nada, inevitablemente se iban a marchitar. —Se encoje de hombros.

—¡Solo dime, ¿Qué es lo que quieres para dejarme en paz?! —Todos voltean a verme, hablé muy alto.

—Lo que quiero no lo puedo tener. —Eso fue muy profundo. —Y baja la voz, me encanta que me miren, pero no es el momento ni el lugar. —Típico de él, hacer que baje la guardia con sus absurdas bromas, pero la verdad no me dan gracia.

—Es mejor que te vayas. —Le doy la espalda.

—Ahora soy yo el que pregunta, ¿Por qué lo haces? —Me obliga a mirarlo. —Debe haber una explicación... ¿Que es? ¿Es por lo que piensan mis padres?, la verdad me tiene sin cuidado... ¿Por qué? ¿Tienes miedo? ¿A qué le temes? —Me sacude. —Solo di algo.

—Si, tengo miedo. —Las lágrimas amenazan con salir. —A todo... No sé me hace fácil todo esto. Tengo suficientes problemas como para tener que lidiar contigo, ¿Acaso no entiendes que solo quiero protegerte? —Susurro al borde del llanto.

—¿Protegerme de qué? Solo me puedo cuidar. —Se acerca a mi, en un pésimo intento por reconfortarme.

—De mí... Así que déjame sola. —Me safo de su agarre y entro en la habitación a mi derecha, cerrando la puerta. Me deslizo hasta quedar sentada en el frío piso y cubro mi cara con mis manos. ¿Por qué lo hace tan difícil?

—¿Estás bien? —Oigo la dulce y comprensiva voz de Victoria mientras se acomoda para abrazarme. —Tranquila... Oí todo.

—Es que... Él... No es el problema... El problema soy yo... —Vocalizo entre sollozos. —Y no quiero que sufra... Y no sé por qué. Solo no quiero lastimarlo, pero Tyler no quiere lo mismo. —Me abraza aún más fuerte.

—Ya, solo déjalo salir. —Da suaves palmadas en mi espalda. 

Pasados varios minutos en silencio me aventuro a hablar, pero el nudo en la garganta me lo impide. Respiro moderadamente. —¿Por qué estás en el hospital? —Froto mi nariz.

—Otitis, de nuevo. —No veo ni la menor de las sorpresas en su mirada. —¿Y tú? 

—Olvidé mi reloj. —Se lo enseño. —¡¿A qué no adivinas quién está en mi habitación?! —Digo emocionada. —El súper ultra mega peleador de la U... Espera, debo llamar a Allan. —Mejor le envió un mensaje. —¿Sabe que estás aquí?

—Si, dijo que vendría en la tarde. —Se encoje de hombros. —Anoche Bryan me dijo que... —No pierde la mínima oportunidad de tocar el tema.

—Mira, yo no... —Intento buscar las palabras adecuadas.

—Dejame hablar primero. —Me interrumpe. —Creí que podrías llegar a tener algo serio con él... Digo, Bryan sabe mejor que nadie cómo cuidar de mí, y pensamos... —¿Pensamos? ¿Quienes? —Que también de ti. No quise preguntarte, mucho menos molestarte con eso... Sé mejor que nadie que estos últimos días no la has pasado muy bien...

—Es que... —Ahora yo la interrumpo.

—Esperate un segundo, déjame terminar. —Asiento. —Soy consciente de muchas cosas... Y por lo que acabo de ver ese chico no te va a dejar en paz, hasta que tengan un plática de verdad. Y no me refiero a la que todo el mundo escuchó, porque gritaste súper fuerte. —Tragame tierra... —Por Bryan no te afanes, primero piensa en ti... En lo que quieres, no lo hagas por los demás, mucho menos por quedar bien, solo asegúrate de no arrepentirte por la decisión que tomes. —Nunca antes Victoria había sido tan precisa con esto.

—¿Qué debería hacer? —Mi mente está en blanco, no hay ni una mínima idea, excepto huir.

—Eso depende. —Se encoje de hombros.

—¿Depende de qué? —Odio esta faceta enigmática.

—De ti... Ningún ser ajeno debe tomar decisiones por ti. Meditalo un tiempo y no quisiera ser grosera, pero ¿Podrías salir? Es que me voy a bañar y pues... —Veo todas sus cosas sobre la cama

—Oh, si. Lo siento mucho, hablamos luego. —Que vergüenza con ella. —¿Por qué sigues aquí? —Aprieto fuerte mis dientes. Tan solo pensar en él me desespera y tambien me angustia un poco.

Tyler podría tener todo lo que quiera, ir hasta el fin del mundo si es preciso, pero no... Prefiere atarse a un lugar al cual no corresponde, con tal de estar para mí, aunque yo no quiera, aunque lo obligue a odiarme. Por supuesto, no quiero que me odie, pero lamento admitir que es necesario. Aunque cuando de verdad estoy dispuesta, aparece, de la nada, sonriendo como si no estuviera la muerte a la vuelta de la esquina esperandome, sin preocuparse, solo aguardando a que cambie de opinión...

—Podríamos hablar... —Intento interrumpirlo, pero se adelanta. —Solo cinco minutos, por favor. —Su mirada suplicante y llena de esperanza me hace dudar de mi misma, aún peor, me genera cierto deseo de tenerlo cerca, pero eso es precisamente lo que quiero evitar.

—Ahora no... Yo te aviso. —Me limito a contestar, quisiera gritarle que no vuelva, como hasta ahora lo he hecho, cada que se aparece. Pero... Algo dentro de mi, muy en el fondo me reprime, me hace dudar, me hace querer algo que ya no puedo tener. Y me prometí a mi misma que por primera vez en mucho tiempo dejaría mis caprichos a un lado por los demás. Porque en cualquier momento me podría ir, y ellos se quedarán, posiblemente no muy felices...



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En el texto hay: hermanastros, familia, dolor moral

Editado: 28.01.2022

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