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Capitulo uno.

La calle estaba sumida en el silencio de la tarde mientras Josh permanecía inmóvil frente a la casa señora Roger.

 

A pesar de haber vivido en el mismo lugar durante casi veinte años, nunca había visto a nadie entrar o salir de esa casa. Todo lo que se sabía eran meras especulaciones, algunas terroríficas, otras ridículas.

 

Estas especulaciones lo tenían inquieto.

 

Con el cuerpo tembloroso y las manos frías, se lanzó hacia la ventana de la casa e ingresó.

 

Quizá no encontraría nada. Después de todo, ¿qué podría haber?

 

Quizá animales, basura, o nada.

 

Una vez dentro, Josh percibió un aroma metálico, como de sangre, aunque la casa estaba en perfectas condiciones. A pesar del exterior deteriorado y el evidente estado de abandono, el interior se mantenía impecable. Alerta, empezó a moverse por la casa.

Sí, en algunos rincones parecían haber manchas de sangre, pero nada más… hasta que escuchó el crujido de unos pasos en el segundo piso, activando todas sus alarmas.

 

… Había alguien en esa casa.

 

Co las manos temblorosas, tomó lo primero que encontró y subió a la segunda planta. Vacía… Josh respiró hondo y aferró el cucharón de madera mientras avanzaba por el pasillo… le consumió una sensación de miedo absoluto desierto... Nada parecía fuera de lo común, como si nada allí se hubiera tocado en años, pero el sí había escuchado pasos… Llegó hasta una de las habitaciones.

 

Una puerta color melocotón, decorada con mariposas y un letrero con el nombre "Alisa", llamó su atención. Relajó su postura y pasó los dedos por el letrero, confundido. "¿Una niña? ¿Aquí vivía una niña?" murmuró consternado mientras abría la puerta e ingresaba lentamente.

 

Se encontró con una linda habitación infantil, adecuada para una niña no mayor de nueve años. En completo silencio y con sigilo, se acercó a una mesita donde había un plato de sopa y un jugo de fresa. Más consternado que cuando escuchó los pasos, su preocupación creció al notar que la comida estaba tibia.

 

¿Quizá la niña seguía viviendo ahí?

 

Pero, ¿cómo? Esa casa llevaba años vacía, ¿cómo podría una niña pequeña haber sobrevivido tanto tiempo?

 

El tiempo pasaba con una lentitud abrumadora para Josh, completamente ajena al miedo y confusión que sentía. Se acercó temeroso a una cuerda que colgaba del techo. "Quizá alguien esté ahí arriba", susurró mientras estiraba la mano y tiraba de la cuerda, dejando caer una escalera plegable.

 

Josh se quedó inmóvil unos minutos antes de agarrar el barandal de la escalera y subir, encontrándose con un cuarto completamente oscuro. Parecía vacío, salvo por los quejidos y sollozos que venían del otro lado. Con su celular en mano, iluminó el lugar y descubrió a una chica.

 

Una muchacha, de unos dieciocho años, se encontraba ante sus ojos. Estaba acurrucada en el suelo, con una camiseta enorme y en muy mal estado. Al verla, Josh sintió como si el peso de su cuerpo disminuyera mientras se acercaba lentamente a la atemorizada adolescente.

 

¿Qué hacía ella ahí? Si la casa llevaba tanto tiempo vacía, ¿por qué nunca salió o pidió ayuda?

 

A pocos metros de la chica, Josh se sentó en el suelo, bajó la lámpara de su teléfono y rebuscó en su bolsillo, sacando un dulce y ofreciéndoselo. La chica lo tomó rápidamente y, como pudo, lo abrió y lo comió.

La noche caía sobre la ciudad cuando un grupo de patrullas llegó a la casa donde Josh se encontraba con la chica.

 

Después de darle algo de comer, Josh decidió seguir explorando la casa en busca de algo... o de alguien.

Pero todo fue en vano…. La casa estaba completamente abandonada. La chica estaba sola.

Josh soltó un suspiro de preocupación mientras un policía lo agarraba del hombro y lo miraba con compasión. "No te mortifiques, chico, cosas así pasan seguido… No podías hacer nada por ella", dijo mientras observaba cómo la chica era atendida por el psicólogo de la estación de policía.

La muchacha resultaba un completo enigma. No había registro de ella en ninguna parte, no hablaba y parecía no tener familia. Era como buscar una aguja en un pajar.

 

Para empeorar la situación, tenía el comportamiento de una niña de aproximadamente nueve años, a pesar de tener entre diecinueve y veinte años. "Creo que podrías cuidarla, ¿no? Sería solo hasta encontrar algo sobre ella, algún familiar o conocido que la cuide", especuló el policía, frotándose el escaso cabello y resoplando. "No la podemos dejar libre por ahí, no tiene nada ni a nadie. No duraría ni medio día", añadió con tono de lástima mientras se acercaba a la chica y le ponía un abrigo sobre su traje desgarrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



#1777 en Fanfic

En el texto hay: amor, volveravivir

Editado: 01.11.2023

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