EPÍLOGO

Las cosas no habían mejorado para Owen Braxton conforme pasaban los años. Viajó por todo el mundo para buscar la respuestas que necesitaba con desesperación y sólo encontraba leyendas que le parecían absurdas. Soportó estar alejado de su pequeña Allie, permitiendo los maltratos que le imponían esos horribles muggles. No podía hacer algo al respecto mientras que el peso en su alma no se aligeraba, sofocándolo cada vez más. 
Sólo le quedaba esperar el momento adecuado para actuar, haciendo que todo el sufrimiento valiera la pena pero, sus preocupaciones y temores se hicieron realidad cuando fue la final de la temporada de quiddich.  La Marca Tenebrosa brillaba con maldad en las portadas del periódico.

Owen soltó una maldición cuando leyó el reporte y sus manos temblaron por la angustia. Dumbledore le había dicho que su Allie fue con sus amigos a los Mundiales, su estómago se le revolvió al imaginarla cerca de los Mortífagos. Estuvo a punto de ir con ella pero una misiva lo detuvo de hacer una locura.  

—Quédate dónde estás—le dijo con severidad Albus Dumbledore—Complicarás más las cosas si intervienes. 

El hombre caminó como un león enjaulado, sintiendo crecer una terrible sensación de preocupación.

—Ya esperamos lo suficiente—replicó con terquedad— Tenemos que decirle la verdad. 

—Ella no puede saberlo aún… Necesitamos más tiempo. 

—No es una casualidad que haya aparecido la Marca—gruñó Owen—Esto es obra de él.

—En ese caso necesitamos darnos prisa.

Tuvo que aceptar las condiciones y de nuevo se permitió poner su confianza en aquel hombre que le ofrecía una oportunidad a Allie. Sin embargo su paciencia llegó al límite cuando dio fin el Torneo de los Tres Magos. No había nadie que pudiera aplacar la ira que surgía desde el fondo de su ser y esta vez no se quedó de brazos cruzados ignorando las instrucciones que le habían dado. 

Apareció en Hogwarts para sorpresa de Dumbledore. Se azotó con fuerza la puerta del despacho del director. Los retratos de los antiguos directores miraron expectantes la figura que tenía los ojos destellantes con furia, irradiando poder en cada una de las células de su cuerpo. 

—Espero que tengas una verdadera explicación que justifique tu fiasco como director—expetó con voz fría. 

Varios ahogaron gritos de indignación y asombro. 

—Cómo se atreve. 

—Pésimos modales. 

—¿Quién es este sujeto? 

Pero Braxton les lanzó una mirada que los paralizó en sus marcos. 

—No puedes estar aquí—le recriminó el director con expresión endurecida—Te pedí que no intervinieras.

Pero Braxton ni siquiera se inmutó. 

—Quiero asegurar la protección de Allie. 

Dumbledore soltó un gran suspiro y señaló la silla enfrente de su escritorio pero el recién llegado ignoró la invitación. 

—Me encargué de todo—continuó el director con voz tranquilizadora—Convoqué a la Orden y esta vez estaremos preparados. 

Owen Braxton soltó una risa cruel y sarcástica. 

—¿De verdad? No recibí ninguna invitación. 

—Owen… 

—Ya sé lo que dirás—interrumpió Braxton con voz grave—Tengo otros asuntos importantes de qué encargarme y no me necesitas en tu patética fraternidad. 

—Te pido que cuides tus palabras—advirtió Dumbledore con voz grave.

—Un muchacho murió y Allie cayó en manos de Voldemort, todo debajo de tus narices—Dumbledore se paró de golpe de su silla. A pesar de la mirada furiosa del director se atrevió a provocarlo más—Tus errores solo han arrastrado a Allie al peligro. 

Sabía que cruzó una línea y le encantó desquitarse contra el hombre que tenía de frente. 

—Admítelo—murmuró ante el silencio de Dumbledore—Fallaste en tu promesa. Hace años que sabía que todo tu plan saldría mal. 

—Es suficiente—dijo Dumbledore posando la vista en los terrenos de su colegio—No ganaremos nada al discutir. Voldemort hizo que la profecía siguiera su curso, mis sospechas fueron confirmadas y Allie enfrentará las consecuencias de su pasado.  

—Mi protección es fuerte. Voldemort tiene una mente limitada y no percibirá la naturaleza de Allie. 

—No lo subestimes. 

—Sé exactamente lo que puede hacer—replicó Braxton amargamente y apretó los puños—Profanó el sacrificio de Lily con su magia negra. 

Observó a Dumbledore arrugar la frente con gesto pensativo. 

—Me preocupa que Allie se deje controlar por su propio poder—admitió Braxton. 

Y se dejó caer en la silla pasando sus manos por la cara mientras que reprimía un grito de agonía. Dumbledore le apretó el hombro en señal de apoyo, mirándolo con sus brillantes ojos azules. Estuvo a punto de sacudirse ante la muestra de sincera compasión pero lo pensó mejor. 

—Allie ha demostrado ser más fuerte de lo que creímos, eso no hay duda.

—¿Dónde está ella? —preguntó. 

—En la enfermería—respondió Dumbledore. Hubo un largo silencio antes de añadiera: —¿Quieres verla?