Am-Arte

Quiero más

Una semana, siete días. Ese es el tiempo que ha pasado desde la salida al cine, tiempo en el que no he sabido de Adriano. No ha llamado, no ha escrito. Como un fantasma, se esfumó. Lo llamé un par de veces y el celular estaba apagado. Me preocupé un poco al principio, podría haberle pasado algo. Pero mi preocupación acabó al ver a su hermana publicar una foto junto a él. No sé si está en Italia o aquí. Me da igual, solo dejaré de pensar en él y seguiré como siempre. ¿A quién engaño? No me da igual para nada. Me siento decepcionada y estoy molesta todo el tiempo.

Debo irme al taller y concentrarme en mi obra para la beca. Sigo igual de bloqueada, pues a pesar de tener una idea, no me convence del todo.
Me encuentro a mamá limpiando su cuarto de baño, está haciendo limpieza masiva en toda la casa, suele hacer eso cada cierto tiempo.

—Mamá, ya me voy—le informo.

—Vale, cariño. Ven en cuanto termines. Necesito tu ayuda.

—Está bien. ¡Te amo!—digo alejándome.

—¡Yo igual!

                                                 ...

Me uno a Delph y Lina que esperan fuera que llegue Louise para abrir el local del taller, no acostumbra llegar tarde.

—Hola, Cami—me saluda Delph con un beso en la mejilla.

—¿Cómo te va?—sonríe Lina y se dirige a mí.

Solíamos pasar tiempo juntas en la escuela. Pero se alejó un poco después de dar a luz. Al parecer le va mejor si tiene tiempo de venir al taller.

—Genial Lina, hace tiempo no te veo. ¿Y el bebé?

—Ha crecido mucho.

Me muestra algunas fotos del niño, está precioso. Adoro los bebés y la paz que transmiten algunos. Hay otros que transmiten de todo menos paz.

—Cami, ¿y el chico de la exposición?—me pregunta Delph y me tenso, no quiero hablar de eso.

—¿Qué tiene?

—¿No te buscó? Aquel día...

—No, no me buscó. Ya olvídalo—le respondo un poco más molesta de lo que pretendía. Ella abre sus ojos asombrada por mi respuesta tan dura.

—Alguien despertó con el pie izquierdo.

—Lo siento, es que estoy muy cansada—me disculpo apenada, no merece que la trate así.

Entramos al local una vez llega el profesor. Estando todos en nuestros sitios, escucho la puerta abrirse y creo perder la capacidad de respirar al ver a Adriano entrar.

¿Qué hace aquí?

Entra como si el lugar fuera suyo y abraza a Louise. Noto que unas chicas sonríen y murmura mientras lo observan. Sí, suele causar esa impresión. Louise pide nuestra atención para hacer un comunicado.

—¡Chicos! Escuchen. Quiero presentarles a un viejo amigo e increíble pintor que me acompañará hoy en el taller. Adriano Coppola.

Todos suenan sus pinceles en los caballetes como aplauso y él sonríe satisfecho, está en su elemento. Delph me mira y me dedica una sonrisa con complicidad.¿Qué hace aquí? No puede pretender que crea que es una coincidencia. La idea de que quizás lo hizo por venir a verme me resulta satisfactoria a pesar de mi enfado.

—Si tienen alguna duda lo pueden llamar a él, seguro los ayuda más que yo—concluye Louise.

Nos ponemos a trabajar en lo que nos asignan, un cuadro libre. Tanto Adriano como Louise, dan vueltas por la habitación, revisando los trabajos de cada uno, dando consejos. Adriano agarra una silla y se sienta justo a mi lado, ni siquiera lo miro, estoy concentrada en mi trabajo.

—No deberías mojar tanto el pincel—pongo los ojos en blanco ante su comentario.

—¿Qué haces aquí, Adriano?

—Quería verte, lo siento por desaparecer así—me susurra y lo miro. Está muy cerca, así que mis ojos se encuentran con los suyos y esa sensación tan extraña se clava en mi pecho otra vez.

—No me debes nada—cambio la vista hacia mi cuadro con rapidez.

—Claro que sí. ¿No te importó?

¿En serio me está preguntando eso? Es un poco creído y arrogante si cree que le diré que sí.

—No—miento y frunce los labios.

—No me mientas, Cami. ¿No sentiste nada cuando casi nos besamos aquella noche? Porque yo no he pensado en otra cosa.

Escucharlo decir eso me hace recordar la cercanía del auto. Claro que sentí algo, algo muy fuerte. Esta semana no he dejado de pensar en eso, pero tampoco he dejado de pensar que está jugando conmigo al venir y decirme que quiere verme más y después desaparecer durante una semana.

—Quiero hablar contigo a solas. Aclarar mis intenciones contigo—confiesa y lo miro por un momento, sus ojos me suplican que le diga que sí.

Eso es lo que quiero, que sea directo sobre qué quiere conmigo. Ni siquiera sé si vive aquí, si solo quiere divertirse antes de marcharse o si de verdad quiere conocerme.

—Después del taller—le digo y sigo en mi pintura. Él suspira con una sonrisa satisfecha y se levanta para seguir deambulando por el local.

Es la hora más larga de toda mi vida. Todo el tiempo sentía que me buscaba con la mirada y la expectación crecía en mí. Por fin el taller concluye y salgo junto a él. Sigue caminando hacia su auto y yo me quedo quieta, no entiendo adónde se dirige.

—No quiero hablar aquí. Sube—me lo ordena prácticamente. Podría oponerme a su orden, pero no quiero perder el tiempo, yo también ansío conversar con él. Las cartas sobre la mesa de una vez.

Después de un rato conduciendo en silencio, entramos a una calle que no conozco. Es muy bonita. Hay arte en cada rincón, grafitis en todas las paredes, en todos los suelos. Me lleva a una cafetería que tiene todas las paredes llenas de escritos y firmas. Es muy rara, pero me gusta, resulta agradable. Desde la ventana se puede ver un mural lleno de pinturas de diversos artistas. Pedimos algo de comer y yo solo miro por la ventana hasta que él habla y rompe el silencio.

—Me encanta este lugar, ¿Te gusta?

—Sí, es muy bonito—comento y él suspira.

—Cami... debo decirte porqué me marché.

—No hace falta—intento hacerle ver que no me debe explicaciones, aunque en el fondo si quiero saber.



#16109 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amorverdadeo

Editado: 04.10.2022

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