Cada día que pasa, mamá empeora. Su cabello está más corto, está cansada y ya no puede trabajar en la cafetería. He tenido que abandonar el trabajo a tiempo parcial debido a esto, para ayudar a papá.
La idea de los cuadros de Adriano, ya no es reciente, así que las personas comienzan a aburrirse. Los clientes han disminuido, por ende, también lo ha hecho el dinero. No sé en cuántos pedazos tendré que dividirme cuando empiece la universidad para poder hacerlo todo.
Las calificaciones de los exámenes deberían estar publicadas hoy, por eso estoy en la habitación de Georgina, haciendo videollamada con Dean mientras esperamos.
—Adivinen a quién ví hoy—dice Georgina con ese tono que utiliza cuando está por contarnos un chisme.
—¿A quién?—pregunta Dean.
—A Delph.
—Sí, emmm... ¿Quién es Delph?
—La chica que te contamos, la segunda novia de Orso—le recuerdo y él alza las cejas.
—Oh, claro. ¿Cómo sabes que era la segunda? Quizás la segunda siempre fue Georgina.
—Ese no es el punto. El caso es que estaba en un bar, muy cariñosa... con él—nos cuenta y ambos hacemos expresiones de asombro.
—Nooo, ¿Sigue con él?—pregunto sin créemelo.
—O jamás lo dejó, no le importa que sea un mujeriego—comenta Georgie.
—Quizás ella siempre supo que estaba contigo y le dió igual—Dean plantea esa posibilidad.
Tiene un buen punto, a lo mejor, ella solo era su amante y presentó a Orso como su novio para hacer que rompiera con Georgie y tenerlo solo para ella.
—Puede ser, como sea, es muy sucia—dice con cara de asco.
—Sí, eso que hizo fue muy bajo viniendo de una chica—comenta Dean cargado de razón.
—Cuidado Dean, no la critiques, es la mejor amiga de Cami—dice Georgina y pongo los ojos en blanco.
—Solo era mi compañera de taller. Deja de ser tan celosa y revisa las calificaciones—le digo y ella vuelve a mirar su celular.
—Las estoy revisando, pero no sale nada.
—¿Presionaste el botón de actualizar?—le recuerda Dean.
—¡Estoy presionando actualizar!—grita enojada y Dean se ríe.
—Pues presiónalo otra vez—le digo y toco el botón.
—¡Ya están!—exclama y me acerco a ella para mirar.
—¿Entonces?—pregunta Dean expectante desde la pantalla del ordenador.
—¡He aprobado!—grita Georgie y se sube a la cama dando saltos.
—Para, no me dejas ver—le arrebató el celular de las manos mientras ella sigue con sus saltos. Busco mi calificación.
—¡La mejor nota!—grito y me uno a su celebración sobre la cama. Dean ríe con ganas y aplaude.
—Felicidades, señoritas.
—Sí, han acabado mis días de estudio—le grita a la pantalla del ordenador emocionada.
—Ni que estudiaras tanto—la molesta Dean y ella le saca la lengua como una niña pequeña.
—Aquí está la universitaria, ¿Qué piensas hacer, Cami?—pregunta más calmada y yo me encojo de hombros.
—¿Contabilidad?
—¡Estupendo! Así trabajarás en mi tienda—Dean se aclara la garganta ante ese comentario.
—Aclaración... es la tienda de tu madre.
—Abriré mi propia tienda, querido. No seré una subordinada toda la vida. Be your own boss, babe.
—Sueñas en grande, babe—replica él irónico.
—Todos tenemos sueños. Tú quieres ser cheff profesional y cocinas como el culo.
Me parto de la risa sobre la cama. Echo de menos a estos dos y sus peleas diarias.
—Fingiré que no escuché eso porque me tengo que ir. Te quiero, Cami. A ti, no—señala a Georgina.
—¡Vete a la mierda, cheff!—le dice irónica y cuelga.
—Le está iendo muy bien en América—comento y ella asiente al acercarse a mí sobre la cama.
—Se lo merece el muy cabrón. Ojalá estuviera aquí para cocinar en fin de año.
—Hablando de eso. ¿Qué harás en noche vieja?
—Mamá estará en una fiesta en casa de sus compañeras de trabajo. Tenía pensado pasarla en tu casa.
—Genial, mamá quiere dar una fiesta pequeña con los Miller. La idea no me hace gracia porque tendré que verle la cara a Franco y la cosas no son cómodas aunque haya pasado tiempo—aún recuerdo aquel día en que intentó sobrepasarse y me hierve la sangre.
—Ese capullo no te dirigirá la palabra. Además que tu madre no se preocupe, la fiesta la organizaré yo. Puedo invitar a Enzo y a...—la interrumpo antes de que pueda pronunciar otro nombre.
—... y a nadie. Mamá está enferma y cansada, así que a la fiesta solo tú con Enzo. Si te dejo, invitas a medio Lyon como en una fiesta de fraternidad.
—Eres tan exagerada. Pero vale, que lo deje todo en mis manos.
...
Al llegar a la puerta de mi casa, veo una caja, blanca y larga en el suelo. El mensajero la ha dejado ahí porque en casa no hay nadie, mis padres fueron a visitar a mis abuelos.
Dejo la caja sobre la mesa y veo que en lateral pone Camille. Me da mucha curiosidad así que la abro para encontrar un hermoso ramo de flores, son rosas. Dentro hay también una nota. ¿Quién las habrá enviado? ¿Enzo? ¿Dean? Leo la nota, son de quién menos esperaba:
Lo lamento mucho por tu madre.
También lamento cómo terminaron
las cosas la última vez que nos vimos.
Sé que estás molesta, pero no había
necesidad de bloquearme. Necesito
saber que estás bien y que sepas que
puedes contar conmigo para lo que sea.
Con mucho amor,
ADRIANO COPPOLA
Releo la nota una y otra vez. Adriano Coppola, tan formal como siempre. ¿Cómo supo lo de mi madre? ¿Siente cómo terminaron las cosas? Es irónico debido a que la última vez que nos vimos, yo terminé las cosas y no recuerdo que haya intentado evitarlo.
Puedo ver que notó que lo bloqueé de las redes, pero ¿Qué esperaba? ¿Qué fuéramos amigos? Creo que está más que claro que no podemos ser amigos. Ahora ha vuelto a meterse en mi cerebro porque no sé que hacer. ¿Le respondo? ¿Las devuelvo? ¿Lo ignoro? ¿Las tiro? Agarro las flores y voy a mi habitación, necesito un cigarrillo y necesito consejo, así que llamo a Georgina y me siento en el escritorio mientras fumo, ansiosa.