Amada por los Dioses: La maldición de la Luna

Prólogo

Sentir el frío en  los huesos. El dolor en el pecho. El nudo en la garganta. Escuchar su llanto y luego nada.

Silencio absoluto.

Aterrador. 

Inquietante. 

Sentí mi mundo derrumbarse, todo vuelto nada. Promesas vacías.

La traición y dolor ardían como brasas en mi piel

Me faltaba el aire, sentí su dolor, su miedo. 

Vi a través de sus ojos, vi cómo suplicaba piedad, sus orbes grisáceos miraban a la nada. Sus pensamientos se basan en mí, en mí mismo, en nosotros. Y en él

Su último aliento fue esa dulce frase que amaba escuchar de sus labios.

Te amo, Dea.

Ese día algo se quebró, sentía como se volvían polvo mis sueños, mis sentimientos, mi corazón. 

Algo cambió, no solo el hecho de que se me arrebatara aquello que mi corazón alguna vez anhelo. Mi corazón se volvió frío, duro, como hielo sólido, y la escasez de sentimiento alguno era palpable.

Todo se volvió confuso, solo recuerdo cómo todo se volvió frío. Todos corrían, huían de mí.

Sentí como la ira se drena de mi cuerpo. Todo en corrientes muy fuertes, todo a mi paso se volvía cenizas.

Y cuando vi las cosas tan claras. Ellos no volverían, estaba sola. Un sollozo desde lo profundo de mi pecho. Ya nunca más sentiría su calor, su sola presencia. Estaba sola.

Sin importar que tan poderosa fuese, que tantos darían su vida por cumplir mi voluntad.

Ni lo que tuviera, las riquezas solo eran algo material, no tenían valor alguno para mí.

No significaba nada.

Solo sentía el vacío, sentir como donde estuvieses se volvía cada vez más frío, sus ojos carentes de vida, esa mirada en la que solía perderme. Esa que ya no me robara el aliento. Esos ojos, que con tan solo una mira era más que suficiente.

La ira, me estaba consumiendo, el coraje, la furia, era algo que ni yo misma podía controlar, no me reconocí no tenía control de nada.

Como una buena amiga me enseñó me vi planeando la forma de cobrar aquello que se me arrebato. No volverían, pero no sería en vano su partida, me las pagaría. Eso es seguro.

“La envidia, el rencor y la traición van de la mano”

No lo dudes

“Un lobo siempre será fiel a su manada”

Aquellos que sin importar que, darían su vida por tu sonrisa.

“Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercano; más sangriento”

Imagínate si es una mujer, obsesionada con lo que te pertenece.

"Lobo astuto, oculta sus garras tras ojos inocentes,sus colmillos con un calor abrasador en medio del invierno. Pero sobretodo su corazón en muros de soledad y amargura. 

Quizás debí seguir su consejo.

Sus celos, me los arrebato. Su rencor y avaricia me destruyeron. La envidia que emanaba al pasar junto a nosotros me abrumaba, me enfermaba.

Una obsesión disfrazada de amor, algo enfermizo. 

Pero no le basta con eso. Condenada por amar a tu mitad perfecta. Y para colmo te torturan con su recuerdo. Su linaje.

Para la humanidad desaparecí no quedó nada de mí. Para aquellos que me amaron y cuidaron de mí. En medio de su cólera por creerme pérdida, destruyeron lo que estaba destinado a perdurar. Canalice toda mi energía y la encerré en lo más profundo de mi ser, junto con los recuerdos.

Me prometí ayudarla, ella lo haría por mí.

Le falle.

Todos ellos me han enseñado algo. Desde lo más simple hasta lo más peligroso. Me gustaron sus gustos. Me volvieron igual de buena que ellos y quizás un poco más poderosa. Yo no quería esto, pero así lo decidieron.

Desde aquella noche, se marcó un antes y un después en mi vida. Una vida que ya no disfrutaba, una vida de la cual quería olvidarme. Pero aunque lo deseara con todo mi ser, estaba condenada. Me perseguiría hasta que dejara este mundo.

Los Olímpicos. Ellos son mi familia. Ellos me salvaron. Fui criada por ellos. De ahí vengo yo.

Nunca, escucha bien.  Jamás, se te ocurra meterte con alguien como yo. Fui, soy y seré la niña de los Dioses. Ellos me eligieron. Soy algo más que una humana bendecida soy su creación.

Soy una Diosa. 

Y eso no me gusta

Fui criada por los Dioses, ellos me amaron con tan solo verme. Ellos dicen que los deslumbre. Y que mi aura estaba impregnada de grandeza, destinada a ser alguien que cambiaría el mundo, poderosa, pero hay un pequeño detalle.

Yo nunca quise nada de eso.

Fui bendecida por ellos, me volvieron parte de su familia.

Me volvieron una Diosa.

Eso es lo que soy.




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