Luego de empaparme por la tormenta. Volé directamente a la terraza del pent-house. Estoy mojada hasta las alas. Mierda. Tengo frío. Cuando entro no puedo desaparecer mis alas porque están mojadas. No es que me vaya a resfriar, pero es incómodo. A medida que camino, voy dejando el piso mojado. Entró a la cocina y de verdad amo a mis chicos.
Athan me espera con una taza de chocolate caliente. Y sándwiches de queso y mantequilla. Al caminar arrastro mis alas y visto un vestido que no usaba desde hace mucho. Uno que fue hecho solo para mi.
– Tu invitado fue por sus cosas al hotel donde se hospedaba. Creo que no deberías ser tan dura con él, no tiene la culpa. – Dice mientras peina mi cabello.
– Tienes razón, no tienes la culpa. Pero Leandro no debió mandarlo aquí. Sabes que es una tortura para mi ser quien tenga que resolver esto por mi cuenta, es algo retorcido. – La puerta de la cocina se abre dejando ver al Perro, ahora mojado.
Nuevo nombre, Perro-mojado. Tengo que dejar de ser tan mala. Gracias por eso Risitas.
– ¿Qué carajo? Tu.. tu eres… un… ángel. – Tartamudea mientras me mira. Jodido halo de luz.
– Vamos a calmarnos cachorrito. Athan busca una toalla caliente para nuestro invitado. – Ordenó mientras tomaba un sorbo de mi amado chocolate. Hay cosas que los humanos, sí que saben hacer.
– Tú siéntate y respira, no soy un angel. Y si lo fuera, sería un ángel caído. Soy un… bueno ni yo misma sé que soy – Miento descaradamente. – Pero dejemos de hablar de mi, por mas que me guste hablar de m…
– Ella tiene razón, le encanta hablar de sí misma. – Habla Âkil quien me acusa con la mirada, al ver que estoy empapada de agua – Ast, por favor ve a ponerte ropa seca, te vas a resfriar. – Me ordena. Ja, como si yo pudiera pescar un resfriado. – Solías ser divertido, Deac… Âkil, ahora eres un aguafiestas. Me pienso quedar así, sabes que no soy propensa a tener gripe.
Me da risa que él siga viéndome como si fuera humana, el más que nadie sabe que, de humana no tengo ni un pelo. – Athan, dile a tu amigo Âkil, que a mi no me da gripe. – Athan, también se ríe, pero se pone serio mientras mira lo que llevo puesto. – Amaris, cambiate de ropa, ahora mismo. – Pero que descarado, hoy es el día de mangonear a Ast, pues no eso si que no.
– ¿Por que todos quieren decirme qué hacer? Pase de no tener padre a tener dos, pues lo siento pero así no son las cosas.
– ¿Cuál es tu nombre? Cuando vine mi padre dijo que buscara a Ast Mout, todos te conocen por ese nombre, pero ahora él te llamó Amaris. -- Mierda. ¿Ahora que coño le digo? No le puedo decir que tengo más nombres que dedos en las manos.
– Su nombre es Ast Mout, solo que Ast tiene tres nombres. Ast Mout es solo uno. – Al fin haces algo bueno por la causa, Athan. Pienso. – Bueno chicos, gran charla pero ya va a amanecer y yo quiero dormir. Este rostro, no es deslumbrante solo porque sí.
Athan está por decir algo, pero se lo piensa mejor. Âkil deja una toalla en mi hombro. Todo pasa muy rápido y a penas y me doy cuenta de lo que pasó. Athan y Âkil tienen agarrado al Perro-idiota.
– En tu puta vida le vas tocar las alas. La próxima vez que intentes algo así, no me va a importar nada. – Atha está furioso, colmillos y alas están afuera y sus ojos rojos. Esto no es bueno, no es nada bueno. – Sadık dostum ve koruyucum, lütfen onu serbest bırak.
Dioses, esto va a ser más complicado de lo que creí. Athan, daría su vida por mi y me cuidaría tan dedicadamente. Mis alas son una parte de mi, una parte que me vuelve vulnerable. Âkil me abraza y me mantiene lejos de ellos. Âkil también está medio transformado, solo que colmillos y ojos rojos nada mas.
– Ella es mía, puedo hacer lo que se me plazca. – Ahora la que está furiosa soy yo, no sé lo que estoy haciendo, hasta que estoy en plena tormenta. Con jodido perro. Estamos bastante arriba y solo lo sostengo del cuello, mis colmillos salieron y estoy segura de que centellean, siento la electricidad, por cada palmo de mi cuerpo. Mi aleteo es constante, nos mantengo lejos de las miradas.
– ¡TU NO ERES MI DUEÑO! MI LEGÍTIMO DUEÑO ESTÁ MUERTO. NO TE PERTENEZCO, NI A TI, NI A NADIE. – Grito y tengo de fondo el ruido de los truenos, son ensordecedores. Mis alas se envuelven en llamas.
– βασίλεια. Calmate Ast. Regresemos adentro y hablemos de esto.
Escucho lo que dicen, pero estoy en mi propia realidad. La ira que he acumulado en los últimos siglos, brota de mi. Como un volcán. Solo es cuestión de segundos para que haga erupción y la energía acumulada será peor que la lava misma.
– Estoy harta de que me digan que hacer, simplemente no puedo más. No me importa si le doy el gusto a la maldita de Desdémona. Si debo matarlo para acabar con esto lo haré. No importa cuanto te parezcas a él. Nadie nunca será igual. – No se que estoy haciendo pero a medida que sigo hablando, las llamas de mis alas se expanden.
No quiero hacerlo, pero aun así lo hago. Suelto a Luka y lo dejó caer al vacío. Estoy llorando, lloro por enojo, lloro por tristeza, lloro por él. Dejo que todo salga. Todo a mi alrededor gira y me dejo caer.
Y entonces me despierto.
Una corriente de aire me causa escalofríos, tengo algo de frio y mi ropa está húmeda. Me quede dormida en una nube. Miro a mi alrededor. No hay caos, no hay destrucción. Nada pasó. Jamás me perdonaría dañar a un inocente. Es un riesgo volar hasta la terraza cualquier humano podría verme. Y como yo soy muy responsable. Desaparezco mis alas. Volar sin ellas es un arte que se perfecciona con el tiempo.