Nicolás Miller
Habían pasado varias semanas desde la muerte de Lucia, estar con la pequeña Amaia había ocupado todo mi tiempo, mi padre junto a mis amigos y familia se habían hecho cargo de las empresas y la manada.
Eduardo estaba que ya no sostenía su situación con Emilia siempre entre peleas y discusiones.
Maximiliano estaba cada vez más triste por la situación con Alberto el chico estaba totalmente aislado nadie podría acercarse porque se mantenía encerrado, por otro lado Alison estaba básicamente feliz siempre buscaba como llamar la atención de Maxi, mi hermana Marianny estaba bastante molesta ella decía que algo pasaba con el omega que esa no era su personalidad, pero Maxi decía que no que simplemente se alejó de todos, la situación era algo complicado con ellos, pero yo no podía hacer nada si no pedían ayuda.
Adriano e Isabela aún estaban en las mismas ella no quería nada con él y no visitaba mi casa, ya que la vampiresa Palmer estaba quedándose en la casa pues no quería molestar.
Palmer ya tenía 4 meses de embarazo y se veía muy adelantado lo que suponíamos que la criatura nacería pronto, descubrimos que el bebé era un varoncito y según Paloma totalmente lobo algo muy extraño porque su madre era vampiresa pura al menos debía ser híbrido.
¡Extraño!
Ya hoy por fin le darían el alta a la pequeña Amaia, la beba ya estaba creciendo mucho y tenía unos hermosos ojos azules los cuales no heredero de Lucia, pero lo demás era igual a ella su cabello fino y Castaño, su rostro perfilado, su color de piel, en fin sin duda se convertiría en una mujer espectacularmente bella.
–Buen día, alfa está listo para llevarse Amaia –me pregunta una de las enfermeras a cargo Amaia todos aquí descubrieron que ella es mi pareja, esto aunque parezca raro es muy normal entre los sobrenaturales y por alguna razón sentimos un amor limpio y puro por nuestras parejas mientras crecen, pero al convertirse en adolescentes van cambiando a atracción y luego amor entre adultos.
–Así es, ¿ya está lista? –pregunto a la joven enfermera está asiente con la cabeza y yo tomo asiento en espera de mi pequeña humana.
Una hora después estoy con la niña en brazos mi hermana entra por la puerta justo cuando yo salía del hospital, el pediatra me dio muchas indicaciones una de ellas era estar en modo canguro al menos unas horas al día para ayudar a la bebé a crecer más fuerte, por ser humana tendría una recuperación y crecimiento más lento, pero al menos pudieron conseguirme una nodriza y era una de las hijas de una de mis primas ella acaba de tener un bebe así que compartirá su leche materna con mi mate.
–Llegue justo a tiempo –dice Amely respirando con dificultad pareciera que corrió una maratón.
–Si ya estamos listo para irnos –respondo tranquilo aún perdido en esos hermosos ojos que no paran de mirarme supongo que ella se preguntara quien es este que siempre me vive besando y me tiene en brazos.
–Bueno dame mi hijastra - dice juguetona la miro mal, pero le entrego la pequeña, ella lo dice porque Pablo le dio su apellido a Amaia, ya que al morir su madre no podíamos registrarla con uno y yo por ser su pareja no puedo pues sería su padre adoptivo y esa no es buena idea.
Así que su nombre quedo registrada como Amaia Lucia Castillo López este último de su madre, aún no comprendo como sucedió esto, le he pedido a la Diosa Luna una respuesta, pero no he recibido más respuesta que “todo sucede por algo que solo con el tiempo seremos capaces de entender” a mí eso no me convence pero lo acepto.
– ¡Dios! hermano esta cada día más hermosa –dice con asombro y es cierto si tardas más de dos días en verla te impresiona lo bella que es al parecer tomo lo mejor de sus genes, tiene todo lo bello de Lucia y supongo que del desgraciado ese también.
–Vámonos de aquí –digo y así salimos los dos con la pequeña humana en brazos, no voy a negar que estoy nervioso, emocionado y hasta feliz.
A llegar a la casa de la manada nos encontramos con Isabela y Adriano discutiendo, Isabela tenía al pequeño Julián en brazos y Adriano estaba de la mano de Palmer, es difícil la situación para Isabela el saber que su mate tiene, otra persona embarazada, pero a veces las situaciones vienen por una razón, quizás el destino quiere enseñarnos algo Isabela va a tener que aprender o renunciar a ser feliz con una familia extraña pero de ella.
Puedo notar que la Vampiresa no es de malos sentimientos, ella no desea dañar a nadie, pero la situación es inevitable, sabemos que Isabela no se ha marchado solo por Julián.
Adriano está tan confundido que aún no sabe cómo actuar, está entre la mujer de su vida, la felicidad de su hijo y una segunda criatura que no tiene la culpa de nada.
–Hija que sucede pregunta –mi hermana irguiéndose a Isabela e ignorando a su propio hijo.
–Yo no puedo más con esto –dijo antes de alejarse, nosotros miramos a los dos restante pidiéndoles una explicación.
–Fue mi culpa –dice Palmer con tristeza.
–No es así ella debe aceptar mi hijo o si no de que me sirve estar con ella por mucho que la ame mis hijos están sobre cualquier mujer –dijo mi sobrino con una gran convicción y aunque yo lo entiendo sé que si sería al revés sería igual o peor su comportamiento.
–Dime una cosa si ella fuera la que estuviera embarazada de otro y estuviera de la mano con él y por lo que veo dando un paseo estaría muy tranquilo y calmado, contéstame –murmuro mi hermana muy molesta Adriano bajo la cabeza pensativo.
–Ella se molestó porque yo le mencione que él bebe se estaba moviendo y él levantó mi blusa y beso mi vientre entonces ella llegó y malinterpreto todo –susurró la vampiresa, todos caminamos a la casa una algarabía nos hizo olvidar lo dicho porque todos esperaban la llegada de Amaia.
#204 en Fantasía
#135 en Personajes sobrenaturales
#1082 en Novela romántica
#431 en Chick lit
romance y primer amor, ternura y dulzura, humor seducción y celos
Editado: 27.12.2020