JAY
Han pasado varias de semanas desde que Lucia llego a la ciudad con su prometido y yo he evitado pisar esa casa aunque mi madre me llame tres veces al día para saber cuándo voy a visitarla.
Algo insistente la señora.
Le he mentido un poco diciéndole que he estado ocupado en algunas sesiones de fotos y la universidad. Aunque lo primero si sea cierto, ella aún no sabe que deje lo otro así que me sirve de coartada.
-¿Qué tienes pensado para esta noche?-pregunta Logan apenas me ve llegar a la sala.
-Creo que nada-respondo colocando la cámara en el mesón y comenzando a guardar todas mis cosas-Me quedare editando las fotos de la semana ¿tú que harás?
Apenas formulo aquella pregunta Logan se sonroja. Enarco una ceja divertido.
-Yo…saldré con alguien-responde cada vez más rojo.
-Oh, así que el pequeño Logan tiene su primera cita hoy-comento divertido-Y dime ¿Cómo se llama el desafortunado?-pregunto y Logan me lanza un cojín-Ya va, así no era, era ¿Cómo se llama el afortunado?-rectifico riendo.
No es muy común que mi amigo salga con algún chico así que tengo que aprovechar.
Y si, chico.
Hace unos años que Logan acepto su sexualidad y confeso que le gustaban los chicos y no las chicas. Desde el día uno tuvo mi apoyo pero sus padres digamos que no se lo tomaron muy bien y termino siendo una de las razones por las que terminamos viviendo juntos.
-No seas idiota, cualquiera seria afortunado de tenerme-comenta haciendo una pose de diva.
Soñar es gratis.
-No me cambies el tema Logan Ferrer-digo-¿Cómo se llama? Y ¿Dónde lo conociste?-pregunto.
-No te diré su nombre aun, es un amigo de mi compañero de clases, estudia arte y lo conocí en la fiesta a la que no quisiste ir por pensar en Lucia y su compromiso-por su sonrisa sé que dijo esto último con toda la intención. Ruedo los ojos.
Aquí vamos de nuevo con el tema, uno no puede faltar a fiestas ahora y además ni siquiera la había recordado en todo este tiempo.
¡Si claro! Entre más te mientas, más te ayudas.
-Yo no estaba pensando en eso, simplemente estaba cansado-replico y Logan me da su típica mirada de “claro, hare que te creí”-Pero de mí no estábamos hablando señorito-digo y el pelinegro rueda los ojos-Entonces ¿tengo que pedirle a tu amigo que venga a pedir tu mano y amenazarle con que tu virginidad debe estar intacta hasta el matrimonio?-contraataco riendo provocando que mi amigo se coloque más rojo.
Oh vaya, aquí hay algo raro.
-¿No tienes que ir a tomarle fotos a unos niños bailando ballet Jay?-especta un poco molesto.
Uh creo que toque tema sensible.
-Nah se me hace más divertido cuidar la virginidad de mi amigo-digo simple-Porque sigues siendo virgen ¿verdad?-pregunto enarcando una ceja y colocando mi mano en su hombro.
-Suficiente-dice levantándose y quitando mi mano de un manotazo-Tengo cosas que hacer y no estoy para tus bromas-finaliza molesto yendo hacia la puerta.
-Oye espera-le digo serio, Logan voltea con cara de fastidio-No te olvides que sin gorrito no hay fiesta y solo tienes hasta las doce como la cenicienta hijo-digo antes de soltar una carcajada y recibir una mirada matadora de mi amigo.
-Púdrete Jay-es lo último que dice antes de salir y cerrar de un portazo.
Ups, creo que se molestó.
Que delicadito.
Divertido tomo mis cosas y salgo hacia la estúpida sesión de fotos, detesto fotografiar a niñas que no se quedan quietas, pero me pagan por eso y no me puedo quejar.
La escuela de danza Ritmos Latinos queda a quince minutos del departamento pero gracias al imbécil que maneja el bus termine llegando en media hora. Definitivamente necesito un auto.
-Llegas tarde-es lo primero que dice la directora con cara de pocos amigos.
Uff y yo que creía que solo los profesores de preparatoria y secundaria eran los que necesitaban un polvo.
-Te toca el salón 2B-continua sin esperar alguna explicación de mi parte-Cierra la puerta al salir.
Asiento y salgo de su oficina.
Que modales los de esa señora ¡Ni siquiera me miró!
Ay pobrecito, morirá por su indiferencia.
Comienzo a buscar el salón 2B, esta escuela cuenta con muchos salones con espejos. Bastante terrorífico a mi parecer sumándole que es demasiado grande y es fácil perderse.
Maneja todos los géneros y es la mejor del país.
Y a la que Lucia soñaba con asistir cuando éramos niños.
Que soñadores.
Después de un par devueltas logro encontrar el salón de Ballet. Apenas entró ya quiero salir corriendo. Hay más o menos veinte niñas corriendo por todos lados gritando y una chica delgada bajita la cual parece estar a punto de llorar.