Capítulo 03

Stella

Estuve en la habitación llorando hasta tarde, estaba molesta, por supuesto que entendía la importancia de una diseñadora de moda para la empresa, es solo que no es lo que quiero para mi, mi hermana ama eso y puede estar ahí ¿Por qué tendría que estar yo también? Todo lo que siempre he querido es estar en la parte administrativa, no puedo ni siquiera imaginarme estando en otra área.

Viví toda mi vida deseándolo y es tan molesto y frustrante que tu propio padre dude de tus capacidades ¿No se supone que los padres deberían apoyarte y creer en ti aunque todo el mundo alrededor no lo haga? No importa cuánto intenté convencerle, está seguro que no es lo que quiere para mí e intenta dirigirme para que haga lo que él cree que es lo mejor, estoy segura que cree que solo es un capricho y que tarde o temprano entraré en razón, por eso cada vez que tiene la oportunidad, saca el tema otra vez y trata de convencerme de irme a París e iniciar al fin el dichoso estudio que moriría antes recibir.

Es que no es justo, lo he deseado tanto y pensé que había logrado convencerle con la táctica perfecta de que estudiaría diseño de moda si me dejaba estudiar administración primero, estúpidamente pensaba que con el tiempo lo olvidaría y aceptaría mi decisión o vería en mi lo capaz que puedo ser, pero estoy por iniciar mi segundo año y esto sigue igual para el... y duele, porque todo lo que quisiera es que el creyera en mí, pero estaba claro que eso no iba a pasar.

***

Desperté tarde luego de haber cerrado mis ojos por un par de horas, no escuché la alarma y mí hermana acaba de entrar a mi habitación faltando treinta minutos para las ocho, para que bajara a desayunar, estaba perfectamente arreglada, mientras yo seguía en la cama rodeada en el perfecto abrazo de morfeo, así que me levanté asustada y corrí a darme una ducha y ponerme lo primero que encontré, bueno tal vez cambie mi blusa una segunda vez porque la primera no me gustaba tanto y me maquille un poco de forma rápida moviendo mis manos de un lado a otro como si de un robot se tratase, me coloque un tono de rosa en mis labios y pómulos para que combinara con mi sombra de ojos y la blusa, así que si, al final terminé muy rosa a excepción de mis jean azules y zapatos blancos, opte por usar un maquillaje natural como siempre lo hago para ir a la uni porque aún eran las ocho de la mañana y tenía que estar cómoda sin perder el glamour, porque claro si alguien me capturara una foto hecha un desastre, mi madre me mataría, pues no puede la hija de la gran diseñadora "Isabella Miller" andar por ahí hecha un desastre, arruinaría la reputación de la marca y entonces tendrán la excusa perfecta para castigarme y eso podría arruinar mis perfectos planes, así que podría permitirme llegar tarde y escuchar los sermones que el maestro de derecho empresarial seguro me diría, pero verme en público hecha un desastre jamás.

Pasé el cepillo por mi cabellera para desenredarlo y al final lo dejé suelto y corrí bajando las escaleras y noté que jessica ya se había ido, claro ella si no podía permitirse llegar tarde en su primer día estaba demasiado entusiasmada y esperarme no era una opción.

—¿Tarde en tu primer día? Justo la responsabilidad que estás desesperada por mostrarle a tu padre— dijo la voz de mi madre qué provenía de la cocina—. Jessica ya no está, puedes irte con mi chófer, él está esperando afuera.

No dije nada solo asentí y salí de la casa, hay tantas cosas en las que necesitaba mejorar, era muy emocional y tenía que comenzar a mostrarles que era capaz y si seguía guiándome por mis emociones tardaría más de lo que deseo en hacerles tragar todas sus palabras y cada una sus miradas hacia abajo.

Llegué doce minutos tarde, no importaba cuando hubiera corrido por todo mi cuarto intentando no tardar en mi rutina matutina o cuánto hubiera pisado el acelerador George, estaba batalla estaba perdida desde que inició, observé por la puerta que daba al fondo de el salón que el maestro estaba distraído en unos papeles en su escritorio, así que proseguí a entrar en ella sigilosamente y sentarme junto a Leah, nos dedicamos una sonrisa cómplice y estaba a punto de preguntarme algo, seguro quería saber el porqué de mi llegada tardía pero no pudo ya que el maestro la interrumpió.

—Buenos días, señorita Miller, me alegra que nos honre con su presencia esta mañana, aunque es un poco lamentable que no tenga respeto por su docente y compañeros al entrar a escondidillas e intentar saltarse las normativas de esta clase— Puntualizó, sabía lo que significaba definitivamente este día había empezado con el pie izquierdo, tal vez hubiera sido mejor si saltaba mi rutina de maquillaje y no comprobaba mi vestuario por segunda vez, tal vez una foto de mi persona toda desaliñada rodando por internet no sería tan malo y al final no terminaba desenreda,  tal vez... a quien engaño a este punto lo mejor que me puede pasar es escuchar el sermón, agradecía que al menos tenía prohibido el uso de celulares y por ende nadie está grabando esto—. Siempre he tenido esa seguridad de que el individuo que no respeta habitualmente los horarios establecidos, nunca será respetado o exitoso en la vida.

»Ya sabe cuales son mis reglas—continuó —. Díez puntos menos, espero no se vuelva a repetir porque entonces sería muy decepcionante, señorita Miller.

Desvío su vista de mi y prosiguió con la clase, pude escuchar como todos murmuraban alrededor y algunos no ocultaban sus sonrisas de satisfacción, había tirado mi perfecto promedio a la basura y apenas era el día uno.

Ahora estaba mucho más molesta, pero no culpaba a nadie ¿Por qué lo haría? Nadie la tenía más que yo, un error como éste tan simple y tan tonto no debería tener que pasarme, me deje llevar y no lo controle y ahora se había vuelto esa pequeña bola de nieve que rodó sin parar hasta convertirse en una gran consecuencia que daña mi perfecto historial.