Al siguiente sábado fuimos a un bar con música mexicana. Era único bar de esa índole en la ciudad y la música era muy buena, tan solo escuchar las guitarras acompañadas del acordeón, te daban ganas de tomarse una cerveza bien fría. Nos sentamos en una de las mesas del fondo y pedimos un vaso de vodka con jugo. La miré a los ojos y como alguien que busca una conversación pregunté cómo encontró la casa donde actualmente reside.
– En este momento me estoy quedando con un amigo que conocí mientras buscaba en por la zona sur de la ciudad, ¿Te acuerdas que te pedí ayuda? – Hice un gesto afirmativo - A él lo vi un día de estos en una tiendita, platicamos y le conté mi situación y resultó que tenía espacio en su casa y me invitó a quedarme con él, siempre y cuando le ayudara con los gastos de la casa. También dijo que mientras no metiera ningún chico todo estaría bien.
Me sorprendió mucho escuchar eso, yo esperaba que hubiera encontrado alguna casa que pudiera costear, algún departamento en el cual se quedara sola. No lo podía creer, y decidí cuestionar su decisión.
– ¿Es neta? ¿Estás en la casa de un completo desconocido y lo ves cómo lo más normal del mundo? – no podía ocultarlo, me sentía furioso, no encontré una respuesta a su falta de madurez.
– ¿Qué? – Su pregunta sonó como no te metas – sabes a ti no importar lo que yo haga o deje de hacer. Si yo hago las cosas es porque creo que es lo correcto y no vas a venir a decirme lo que puedo hacer y que no – hizo una pausa y continuó – Sabes Ray pensé que podía confiar en ti, imaginé que eras alguien con quien contar cuando lo necesitara. Me decepcionas Ray, pensé que entenderías mi vida.
Su mirada se oscureció, pero ¿Cómo iba a entenderla?, si nunca me contó algo más de ella, solo sabía que acababa de salir de un matrimonio fallido, y en poco tiempo ya tenía novio y a la semana terminó también con él. No la entendía, por lo tanto no podía juzgarla, mucho menos entenderla.
– Lo siento – por fin lo comprendía, estaba sola y solo buscaba un lugar donde ocultarse de esta soledad – perdón, solo que no esperaba que vivieras acompañada y menos de un hombre. Mira es muy extraño que una chica y un chico vivan solos ya sabes…
– Si te preocupa que me esté acostando con él, despreocúpate que todo el día se lleva fuera y cuando regresa ya estoy en el trabajo y regreso muy noche – ella fue directo al grano, escucharlo me alegró un poco, pero esta velada se estaba escapando de las manos y tenía que recomponerla pronto.
– Me disculpo- dije – mi intención no era hacerte enojar, te pido perdón y te invito a brindar con un aguardiente por lo importante de la vida – inmediatamente le hice una seña al mesero – una botella de aguardiente y dos vasos por favor – le sonreí en forma de disculpa, mientras esperábamos la botella de aguardiente.
– ¿Y qué es lo que importa de la vida? – preguntó un poco extrañada. Por fin llego la botella, llené los vasos y le tendí uno y lo tomó sin protestar.
– Salud por… - pensé en algo ingenioso, no se me ocurrió nada y culminé con – salud por el amor.
– Salud – pareció que no le trajo mucha gracia mi brindis, bebió el contenido del vaso y preguntó – ¿Qué tiene de importante el amor en la vida?
Justo la pregunta que estaba esperando, me acerqué a ella y le contesté, mientras la envolvía por la cintura, la atraje hacia mi cuerpo y dije una simple palabra.
– Esto – y la besé sin pensarlo.