~Decisión~
Nora Arellano
Observo distraídamente el reloj que está pegado en la pared que esta frente a mí. En estos momentos me encuentro en el salón de clases realizando mi examen. Pero por más que lo intento no puedo concentrarme en él.
Estoy pensando en lo que sucedió ayer y que hoy por la mañana cuando me encontré con Marc en el pasillo el me ignoro completamente, y eso me dolió muchísimo más de lo que sucedió antes. Suspiro y con mis manos masajeo mis sienes, de tanto pensar en ello siento que mi cabeza va a explotar.
— Señorita Arellano — me dice la profesora mientras camina en mi dirección-. Es la única que no me ha entregado el examen y ya solo faltan diez minutos.
— Oh lo siento, ya estoy por terminar — miento.
Asiente y regresa a su escritorio. Yo desvió la mirada a las hojas que descansan sobre mi mesa y que están en blanco.
«Concéntrate, Nora, tú puedes» Me animo mentalmente y comienzo a realizar todo mi examen.
Salgo del salón y camino en dirección a la cafetería al entrar veo a Isa y estoy por acercarme a ella cuando veo que dos chicas se sientan con ella. Busco una mesa, pero ya todas están ocupadas y no hay nadie que me hable demasiado como para irme a sentar con ellos. Muerdo mi labio inferior, pensando en qué hacer. Mejor me doy media vuelta y me dirijo a la máquina expendedora por algunas galletas o unos chocolates.
Cuando por fin los consigo me doy la vuelta y mi mirada se encuentra con la de Marc, él se encuentra con dos chicos y cuatro chicas, con las cuales está muy cerca y se ve muy feliz. El desvía su mirada a una de las chicas con la que habla y después se acerca a ella y no sé si le da un maldito beso en el cuello o le susurra algo al oído, pero las dos cosas me fastidian. No me atrevo a descubrirlo y comienzo a andar a la salida.
Trato de dar grandes zancadas para salir rápidamente de ahí, pero algo o más bien alguien con nombre de Marc se interpone en mi camino. Me detengo de golpe y una parte de mi cabello se me pega al rostro, y mis galletas caen al suelo. Quiero agacharme a juntarlas, pero él ya se me ha adelantado. Muevo el cabello de mi cara y lo arreglo un poco, cuando termino el me tiende las galletas y las cojo rápidamente.
— ¿Podemos hablar?
«Ahora si quieres hablar»
— No sé si pueda, es que tengo que...
— Por favor Nora.
Lo fulmino con la mirada ya que detesto que me interrumpan al hablar. Quisiera saber qué es lo que me tiene que decir, pero mi lado orgulloso quiere ignorarlo y no hablar de nada, no obstante, no quiero comportarme como una inmadura y acepto.
Salemos de la cafetería y comenzamos a caminar por los pasillos.
— Perdóname — lo escucho decir y me giro a verlo —. Perdón por mi comportamiento de ayer.
Rasgo la envoltura de la barra de chocolate y le ofrezco un trozo, él lo coge.
— No tienes por qué disculparte, Marc, yo no debo de perdonarte nada.
— Claro que si — termina su trozo de chocolate —. Se cómo debiste de sentirte al volver a saber de David y después yo con mis malditos celos — se queda en silencio y yo lo observo atónita-. Lo que quiero decir, es que debí darte mi apoyo y no sumarte un problema más.
Marc pasa una mano por su nuca y muerde sus labios, al parecer a dicho algo que no quería decir, y él no quería decir que estaba celoso. Abro los ojos como platos ¡Celoso! ¿Él estaba celoso de David? Pero, pero no había porque estarlo.
— No había un porque — mustio.
— ¿De qué?
— De estar celoso.
— ¿Yo dije celoso? — asiento lentamente —. Ah no, no... debiste de haber escuchado mal, era molesto, si eso, molesto.
— Ya...
Le doy un pequeño mordisco a la barra de chocolate y lo veo de reojo, me sorprendo al ver su rostro sonrojado. No puedo evitar sonreír burlona y preguntar:
— ¿Estas nervioso?
— ¿Quien? ¿yo? ¿nervioso? — sonríe —. Para nada.
Sacude el cuello de su camisa como si tuviera demasiado calor e incluso creo ver una pequeña gota de sudor en su frente o solo me lo estoy imaginando, no lo sé, lo único que sé es que me gusta ver que está nervioso, se ve tan adorable, tan lindo y “y nada, Nora, mejor concéntrate en lo que él te iba a decir” me dice la pequeña vocecita de mi cabeza.
— ¿Qué era lo que me querías decir?
— Aparte de disculparme quería hablar sobre lo del viaje.
Ay no, no puede ser, Lo había olvidado.
— Nora no quiero que te sientas comprometida y si ya no quieres ir no te preocupes, lo entiendo perfectamente. Solo me gustaría saber.
“Me muero por ir contigo, Marc, pero ahora el pensar que volveré a ver a David me revuelve el estómago” pienso, mas no se lo diré. No puedo evitar imaginar en volverlo a ver, pero rápido quito esa idea de mi cabeza. Además, si voy será por Marc, no porque quiera verlo, ¿Verdad?
Si a él lo quiero ver es por simple curiosidad, en cambio me encantaría pasar la mayoría de las vacaciones con Marc, él es quien ahora me interesa.
— No importa el Marc, quiero ir contigo, pasar tiempo contigo, estar contigo — me poso frente a el —. Así que el plan sigue en pie.
Después de decir esas palabras quería arrepentirme y decirle que prefería pensarlo, pero las palabras ya están dichas. El me abraza y me susurra al oído que gracias, y yo siento una y mil sensaciones entre sus brazos que soy incapaz de decir que no.
***
¡El día ha llegado! ¡El día ha llegado!
En unas cuantas horas estaremos en el aeropuerto esperando el momento de subirnos a ese avión e irnos a Monterrey. Estoy que no me la creo, siento como si este fuera un sueño y nada de lo que me ha pasado en los últimos sea verdad. Siento que no es verdad que David es primo de Marc, que estaré con el las vacaciones y que volveré a ver a David.
Mientras el momento de ir al aeropuerto llega estoy con Marc viendo una película de terror en mi habitación y para nada la estoy disfrutando, pues detesto las películas de terror.
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Editado: 04.07.2023