Nota de la autora:
Pueden acompañar este capítulo con
La siguiente canción. Dónde vean esto: ~~pueden poner la canción.
"Besame"
—Camila.
~Lo deseo~
Nora Arellano.
Anne regresa a la habitación y pone ante mí un hermoso bañador color negro.
Rasco mi cabeza y revuelvo mi cabello. De verdad que no me las puedo quitar de encima.
—Pruébatelo —extiende su mano hacia mi ofreciéndome el bañador.
Estoy a punto de negar con la cabeza, pero la mirada de ambas chicas recae sobre mí. Inflo mis mejillas y acepto el bañador. Las dos sonríen y dan aplausos de emoción. Entro en el baño y empiezo a desvestirme.
Trato de olvidar lo que ha sucedido anteriormente, pero no puedo. Quise hablar con Marc, en verdad que estaba dispuesta hacerlo, y ahora que lo pienso no se si realmente pueda hacerlo. Es que todo es muy raro, y ni siquiera tengo claros mis sentimientos. No sé qué siento por él, ni que siento por David. Cuando estoy cerca de Marc todo es muy diferente, es difícil de explicar, porque lo quiero. Claro que lo quiero.
Pero lo que siento por David traspasa eso, supera todos los sentimientos y emociones que experimento cerca de Marc.
Quisiera dejar de sentir esto, olvidarme de todo, pero por más que me obligo a mí misma a negarlo, es como si me dijera que dejara de respirar, es imposible. Y aunque no lo acepte. Se que David jamás será para mí. El nunca sentirá por mi lo que yo siento por él, y si el siente algo por mí es deseo. Y eso no lo entiendo. Él tiene una hermosa mujer a su lado, alguien que lo quiere, ¿por qué está buscándome a mí? A mí que soy nada a comparación de la mujer que está a su lado.
Me acerco al espejo. No voy a negar que me queda bien el bañador, no se notan tanto mis rollitos del abdomen. Alarga mis piernas y resalta el color de mi piel clara.
Escucho golpes en la puerta del baño y dudosa me acerco a ella. Cuando la abro me cubro el cuerpo con el camisón, aunque es inútil ya que es transparente.
—Lo ves te he dicho que se te vería hermoso.
Coge una de mis manos y me da una vuelta.
—Si, te ves divina —añade Catalina.
Les sonrió a ambas en modo de agradecimiento. Agradezco sus lindas palabras, me hacen sentir segura. Relajo mis hombros y respiro tranquila. Y toda mi tranquilidad desapareció cuando Anne dijo:
—Bueno vamos que ya los chicos están abajo en la piscina. Paulina y David ya vienen.
Me tenso al escuchar el nombre de David y un escalofrío recorre mi cuerpo. Había olvidado que el también pasará la tarde por aquí. Vuelvo a cubrir mi cuerpo y me siento en el borde de la cama esperando a que las chicas estén listas. Anne luce un traje de baño amarillo de dos piezas y Catalina uno rojo, al igual, de dos piezas. Me giro a la puerta cuando está se abre y veo entrar a Ashley. Ella también ya lleva un traje de baño y encima de este una falda, el de ella es de diferentes colores.
—¿Ya están listas?
—Ya —Anne se gira hacia ella y realiza algunas poses, mostrando como se ve — ¿Qué tal?
Las tres le damos respuestas positivas. Antes de salir acomodo suelto mi cabello y este me cae por los hombros, también me pongo algo de protector solar.
Al llegar a la piscina bajo detrás de las chicas. Ellas caminan de forma segura, lo cual a mí aún me falta. Si, me falta confianza en mí misma.
—Hola —saluda Anne y veo que hay dos chicos más.
El de playera negra se gira hacia nosotras. Me quedo perpleja viéndolo, pues su cara se me hace conocida. Lo he visto en un lugar. Si claro, es el chico que Marc encontró en la cafetería. Ese día que me enteré de la relación entre David y Marc.
Parpadeo un par de veces y dejó de verlo. Me acerco a ellos y a las chicas y Marc nos presenta en seguida.
—Edgar y Andrés, ella es Nora —el chico de azul me hace un asentamiento de cabeza—, y Nora ellos son Edgar y Andrés.
Me ofrece su mano y no dudo en aceptarla.
—Tu eres —entrecierra los ojos—, la chica de la cafetería, ¿Verdad?
—Si, soy yo —me suelto de su agarre y entrelazó mis manos sobre mi cintura.
—Es un placer conocerte, ese día en la cafetería no pudimos hablar y —deja de hablar y se centra en lo que está a mi lado.
Me giro sobre mis talones y doy un paso hacia atrás cuando veo a David muy cerca de mí. Su mirada va de mi a Edgar, y luego a Marc.
—Eh David —estrechan sus manos y se dan una ligera palmada en el hombro—, cuánto tiempo sin verte, hombre.
—¿Que tal Edgar?
Empiezan a platicar sobre lo que ha pasado en estos años sin verse y de algunas otras cosas más. Los tres me excluyen de su plática así que decido irme a dónde están las chicas. Ellas están sentadas en la orilla de la piscina, con sus pies dentro de estás. Paulina no se encuentra ahí, supongo que se está cambiando.
Me siento a su lado e introduzco mis pies en el agua. Me quitó el camisón de encima y solo me quedo con el bañador de tirantes. El aire fresco rosa mis brazos y me estremezco. El agua está cálida y siento la necesidad de lanzarme, pero nadie se ha metido por completo y no quiero ser la primera. Pongo las manos detrás de mi espalda y me recargo en ellas, quedando un poco inclinada para atrás. Muevo mis piernas sintiendo los movimientos del agua en mis pies y me siento mucho mejor, más relajada.
Me enfoco en mí. En disfrutar el agua en mis pies, el sol sobre mi cuerpo y la ligera brisa del jardín. Solo escucho los murmuros de las chicas sin llegar a distinguir sus palabras. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás.
Abro los ojos al escuchar la fuerte música que empieza a retumbar por todo el jardín. Al elevar la cabeza, mis ojos se encuentran con los de David. El está frente a mi con su mirada puesta sobre mi. Me siento tan pequeña ante el, ante lo que veo en sus ojos, que no se cómo describirlo. Solo puedo decir que me acelera la respiración, provoca que mi cuerpo se estremezca y que la necesidad de sentirlo cerca me invade por completo.
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Editado: 04.07.2023