Amar A PuÑo Limpio

CAP 15: SORPRESA EN LA HELADERÍA

—Oye, Margarita —dijo Ricardo con una cuchara en la boca.

—¿Qué?

—¿Con qué dinero pagarás los helados?

—¡Ay, obvio que con mi dinero! Además ni siquiera creo que pagarías tú —contestó Margarita.

Ambos estaban en una heladería. Margarita pidió un helado de frutilla y Ricardo uno de chocolate.

—Ah, es verdad… ¿por qué me pediste que viniera contigo a este lugar? ¿Acaso… te enamoraste de mí? —dijo Ricardo, molestando.

—¡Ay, no digas idioteces! Si querés saber la verdad de por qué te traje conmigo, fue porque hay un descuento de dos por uno en parejas.

—Ahhhh… o sea que me trajiste por conveniencia.

—No del todo. Ya se veía que querías helado.

—¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo?

—Te estuve observando la semana pasada y vi que mirabas la propaganda de helados.

—Ahhh, ya… Bueno, igual gracias por invitarme.

De pronto se oyó la campanita de la puerta de la heladería. Entró una chica de cabello liso y largo, con flequillo. Tenía una figura bonita y unos ojos color lila profundo.

Ricardo la vio, se atragantó con el helado y casi entra en pánico. Rápidamente intentó esconderse.

—¿Oye, qué te pasa? —preguntó Margarita.

—Shhh… cállate. Y levantate, tenemos que irnos.

—¿Pero…?

—Camina, andá ya.

Margarita se levantó, dejó el dinero del helado sobre la mesa y Ricardo se escondió detrás de ella, usándola como escudo. Cuando ya estaban por salir…

—¿Uh? ¿Ricardo? —dijo la chica desconocida.

Ricardo se quedó tieso, los ojos apretados, con mezcla de tristeza y nervios.

—¿La conocés? —preguntó Margarita.

—Sí, eres tú Ricardo —dijo la chica corriendo a abrazarlo por la espalda.

Ricardo se quedó helado y trató de separarse.

—¡Suéltame, no te conozco! —dijo Ricardo.

—¿Cómo que no? ¡Ricardo, soy yo, Dahiana… tu novia! —dijo la chica pegada a su brazo.

Cuando Margarita escuchó eso, abrió bien los ojos, pero no le dio importancia. En el fondo pensaba que su compromiso con Ricardo “no era tan real”.

—¡Dahiana, no digas eso! Yo estoy comprometido.

—¿Qué…? —balbuceó la chica.

Ricardo se apartó y se escondió detrás de Margarita.

—Sí, estoy comprometido. Así que no intervengas. ¡Tú y yo nunca fuimos, ni somos, ni seremos nada! —dijo Ricardo, tomando del brazo a Margarita y llevándosela de ahí.

Caminaron un rato y, cuando ya estaban lejos, Margarita habló:

—Oye, Ricardo… ¿quién era esa chica?

—No es nadie.

—¿Cómo que no? ¿Es tu novia, verdad?

—¡Claro que no! Solo era una compañera de mi colegio anterior.

—Ahhh… ¿pero entonces por qué dijo que era tu novia?

—Yo qué sé. ¡Está loca! Siempre me acosó desde que vio que me volví alguien fuerte y guapo —dijo Ricardo, llevándose la mano a la barbilla y poniéndose en pose varonil—. No me ha dejado en paz —añadió con voz seria.

—Ajá, de acuerdo… —dijo Margarita, acelerando el paso.

—Oye, ¿qué pasa? ¿Por qué caminas tan rápido?

—Es que tengo algo que hacer antes de ir a casa. Adelantate.

—De acuerdo —respondió Ricardo, girando sobre sí mismo y dando un paso hacia atrás… pero enseguida comenzó a seguirla a una distancia prudente.

Margarita se dio cuenta y se volteó.

—¿Por qué me sigues? ¡La casa es para el otro lado!

—Solo quiero saber adónde vas, por eso te sigo.

—No te incumbe. Además, me molesta que me sigas.

—La verdad, no me importa si te gusta que te siga o no.

—¿Qué? ¿Acaso pensás que estoy enojada o celosa por la llegada de esa chica?

—Pues no me parece que te haya afectado mucho…

—¡Entonces por qué me sigues!

—Porque quiero.

—¡Que me molesta!

—No me importa.

—¡Ya dejame! —gritó Margarita, girándose.

—De acuerdo.

Se quedaron en silencio por unos segundos y luego Margarita dijo:

—Mmmm…

—¿Y ahora qué tienes ?

—Sí, ya entendí.

—¿Entender qué?

—La razón por la que me sigues… ¡es porque estás enamorado de mí!

—¿¡Qué!?

—Sí, es por eso —dijo Margarita, empezando a correr.

—¡Claro que no! ¡No me gustan las marimachas como tú ! —agregó Ricardo, corriendo tras ella.

—¡Atrapame si puedes! —gritó Margarita, sacándole la lengua a Ricardo.

—¡Oye! —gritó Ricardo.

Después de algunas cuadras correteándose, Margarita y Ricardo llegaron al consultorio del doctor Joaquín.



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En el texto hay: romace comedia drama

Editado: 18.09.2025

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