PERDERLA
Me despierto gritando y me incorporo en la cama. Estoy sudando y temblando a la vez. Miro en todas direcciones y me doy cuenta de que todo ha sido un sueño, un mal sueño. En él veía morir a Cato y yo no podía hacer nada para evitarlo.
Intento volver a dormir pero soy incapaz por lo que me levanto y voy hasta el baño para darme una ducha. Cuando salgo me visto con la ropa de entrenamiento y salgo de la habitación para desayunar. Aunque con el mal cuerpo que tengo ahora mismo no sé si me entrará algo.
Al llegar me encuentro con que Cato ya está desayunando. Lo miro sorprendida porque es raro en él levantarse tan pronto, pero borro cualquier expresión de mi cara por una neutra antes de que me mire. Cato alza la mirada y me observa de arriba abajo cuando me siento en una de las sillas. En ese momento recuerdo todo lo que pasó anoche en la azotea, el beso que le di y esos te quieros que nos dimos, provocando que un leve rubor se instale en mis mejillas. Rápidamente dejo de pensar en lo de ayer y me concentro en decidir lo que voy a comer.
Ya no sé qué pensar, ya no sé que sentir ni qué es lo que él siente. Unas veces me dice que me quiere y otras en cambio, me dice que no, que me aleje de él. Pero no puedo hacerlo, no soy capaz de alejarme de él, por más que lo he intentado. Y ahora que lo tengo enfrente, mirándome a los ojos, esos ojos azules… Mi mundo se para y para mí solo existe él.
—Clove —me llama sacándome de mis pensamientos.
Lo miro pero soy incapaz de responderle aunque sostengo la mirada.
—Clove lo de ayer… —comienza a hablar pero niego con la cabeza, no quiero oír lo que va a decir a continuación porque ya lo sé.
—Lo sé —respondo—, no tenía que haber pasado porque no me quieres —digo en tono sereno, sin emoción—. Me lo dejaste bastante claro cuando llegamos al Capitolio —digo esto último bastante seca.
—Me alegro de que lo tengas claro —me responde de manera firme y segura aunque en sus ojos me parece ver un deje de tristeza.
El resto de nuestro equipo hace acto de presencia en este momento por lo que dejamos de hablar y nos centramos en el desayuno.
Hoy es el día de las calificaciones. Consiste en que cada uno de nosotros muestre sus habilidades a los vigilantes. Estos darán una puntuación, calificándonos entre el uno y el doce, basándose en nuestros conocimientos y habilidades. De esta forma los habitantes del Capitolio podrán realizar sus apuestas y ser nuestros patrocinadores. Tener una buena puntuación significa tener buenos patrocinadores, que pueden llegar incluso a salvarnos la vida. Por lo que el entrenamiento de hoy es muy importante. No puedo distraerme con nada, ni siquiera puedo permitirme el lujo de pensar en Cato porque si empiezo a hacerlo, no podré parar y acabaré cometiendo algún fallo.
Al acabar de desayunar me levanto de la mesa y camino hasta el ascensor sin decir nada. Unos pasos me siguen y Cato se para junto a mí en las puertas del elevador. Cuando se abren, entramos y bajamos a la sala de entrenamiento. Me quedo mirando fijamente al panel de enfrente, ignorando a Cato, intentando pensar en lo que voy a hacer en la prueba.
Al llegar nos llevan por unos pasillos hasta que nos hacen entrar en una sala de espera en la que solo hay sillas. Allí ya se encuentran algunos de los tributos sentados. Cato y yo los imitamos, sentándonos junto a Marvel y la rubia tonta.
Una voz suena desde un altavoz para explicarnos el funcionamiento, primero iremos nosotras y después ellos. Empezarán a llamar por el Distrito 1 por lo que nosotros seremos los siguientes. Menos mal que no pertenezco al Distrito 12, que es el último, porque acabaría atacada de los nervios.
Intento dejar de pensar en Cato cuando siento que alguien se sienta a mi lado. Me giro y descubro que es Marvel mirándome con una sonrisa.
—Hola —me saluda—, ¿estás nerviosa? —me pregunta con una sonrisa más amplia.
—Hola —correspondo a su saludo—, la verdad es que un poco —admito—. Pero bueno, sé que voy a hacerlo genial —digo con autosuficiencia y para tranquilizarlo.
—Esa es mi chica —me dice mientras me coloca un mechón de pelo tras mi oreja, poniéndome un poco nerviosa.
Ese gesto me desconcierta un poco, tanto que me sonrojo y le dedico una sonrisa cálida.
Siendo totalmente sincera conmigo misma no entiendo porque he reaccionado así. Solo sé que he sentido una sensación extraña en mi cuerpo. Aunque no me parece descabellado ya que Marvel es un chico guapo. Miro a mi alrededor y me topo con la mirada penetrante de Cato sobre mí.
La sensación que me ha recorrido con Marvel es totalmente diferente a la que siento cuando estoy con Cato. Lo que es capaz de hacerme sentir con una simple mirada no tiene explicación. Pero luego la veo a ella revoloteando constantemente sobre él y todo lo que siento por él se esfuma, invadiéndome una ira que nunca había sentido.