Alisson.
Alonso y yo nos separamos. Probablemente mi cara está roja como un tomate. No soy capaz de verlo a los ojos así que decido ver el piso. Me siento sumamente incómoda y él se percata de ello. Retrocede un poco mientras empieza a jugar con sus manos. Conozco cuando hace eso, está aún más nervioso que yo.
No lo culpo, acabamos de besarnos y esta vez los dos estuvimos conscientes de esto.
—Disculpa por lo de anoche.—Empiezo. Esta vez si soy capaz de ver su rostro y me mira atento.—Muchas gracias por hacer lo que hiciste. Ayer no debí tratarte así solo que fueron muchas emociones para un solo día.—Alonso suelta una breve sonrisa, para de jugar con sus manos y me mira en silencio.
Desde que lo conozco hace esto. Se toma su tiempo para hablar. Casi siempre dice las palabras correctas. No como yo, que exploto fácilmente y me dejo llevar por mis emociones sin importar que lo que diga pueda herir.
—Tampoco estuvo del todo bien lo que hice pero lo volvería a hacer si fuera necesario—Responde. Mis sentimientos se acumulan en la garganta
No menciones el beso por favor, no lo hagas.
—Anoche... en el bar. Estaba un poco ebrio. Discúlpame con tu amiga Al...—Se tarda en decir su nombre así que lo ayudo.
—Alessia.—Le menciono y asiente.
Uf, me salvé de un momento incómodo.
—Ella misma. En la madrugada juré que se llamaba como yo.—Vuelve a soltar una risilla y yo la continuo.
—Recuerdo que dijiste algo como "Alonso al cubo"
No me equivoqué. El brillo de sus ojos continúa ahí.
Alonso mete las manos en sus bolsillos y empieza a tambalearse.
—Gracias también por la ayuda con el cabello.—Termino.
—No perdí la practica.—Vuelve a reír mordiendo sus labios.
Miro mi reloj. 7:00 am. Tengo que ir a mi camarote a cambiarme.—Si bueno...—Caminamos por la cubierta.—Yo vine con la intención de hacer ejercicio.—Al decir esto siento mi cara arder. Alonso también se ruboriza un poco.—Pero...—me quedo en silencio. No lo voy a decir. Le echo otra mirada a su hermosos rostro. Se ve aún mas apenado que yo.—Es hora de que me vaya a mi camarote.
—Oh claro.—Saca su teléfono del bolsillo y mira la hora.—Yo también.
—Bueno... chao.—Me despido con la mano y camino de manera rápida.
Vi la expresión en su rostro... parecía ¿decepcionado? ¿Qué pensó? ¿Que me despediría con un beso? ¡Por supuesto que no! Solo ha pasado una vez... O tal vez dos. Pero no más de eso. No puedo dejarme llevar.
A pesar de que moría de ganas por interrogarlo de miles formas posibles sé que lo mejor es alejarme de él antes de que terminemos peor que antes. ¿Por qué pienso esto? No lo sé, pero una terrible sensación de ansiedad me entra al estar con él en ocasiones. Me cuesta tanto creer que luego de 3 años queriendo verlo aunque sea unos segundos ahora que lo tengo enfrente de mí lo único que siento son nauseas. ¿El amor te provoca mariposas en el estómago, no es cierto?
Mientras camino hacia mi camarote con mis pensamientos por todas partes no me doy cuenta de que Alonso está caminando junto a mí todo el tiempo. Cuando me posiciono frente a mi puerta lo veo a unos cuantos metros de mi. Alonso entra primero y cierra su puerta rápido.
La curiosidad entra por todo mi cuerpo.
¿Por qué eres así, Alisson?
Me acerco de puntillas y de manera cuidadosa a su puerta, quiero saber el número pues no me basta con saber que está a solo 3 metros.
711
Un sonido me hace dar un salto hacia atrás y entro en pánico.
—Y..o Yo... Yo solo iba a decir chao de nuevo.—Digo atontadamente pues Alonso ha abierto la puerta de manera inesperada y me agarró sigilosa en frente de su puerta.
—¿Quieres desayunar conmigo?
La pregunta me vino por sorpresa. Frunzo el ceño y lo dudo por uno segundos. Después de tanto tiempo tengo que continuar haciéndome la difícil ¿no?
***
—Se te olvidó decirme ese importante detalle.—Le reprocho a Alessia mientras agarramos el ascensor. La chica saca una pintura de labios de su cartera y empieza a colocármela.—No. No hagas eso.—Insisto pero su agarre en mi mandíbula es bastante fuerte.
—Tienes un desayuno con el amor de tu vida y tienes que estar linda.
¿Linda? Ya estoy linda. Perdí una hora con Alessia en el camarote sacando toda mi ropa y la de ella para escoger qué me colocaría. ¿Un ex amor vale tanto tiempo de mi vida? Un ex cualquiera no, Alonso sí.
—No es el amor de mi vida.—Rodeo los ojos orgullosa y permito que termine de pintar mis labios.
—Sí claro y yo soy hija del presidente.—No me cae bien su sarcasmo. Me miro en el espejo. Una pequeña voz en mi cabeza me dice que estos 10 días serán eternos.
—No somos nada. Es un desayuno normal de amigos.—La convenzo pero en el fondo intento convencerme a mi misma de los mismo solo que no lo consigo. El ascensor llega a nuestro piso y salimos para caminar al restaurante.—Hablaremos sobre lo bueno que han sido nuestras vidas en los últimos años, nuestros trabajos actuales, cosas triviales para matar el tiempo.
—Los amigos no se besan.—Contraataca. Es verdad.
Alisson 0. Alessia 1.
—Muchas cosas no deberían de pasar. Pero mira mi vida. Nada es justo.
—No se vale decir eso enfrente de mí porque ambas estamos empatadas.—Recrimina y yo solo niego con la mirada.
Nadie ha perdido tanto como yo en esta vida...
Alessia no insiste en continuar con la conversación. A lo lejos diviso a mi padre quien se acerca para saludarnos.
—Hola hija hermosa. Hola Alessia.—Dice dándonos un beso en la cabeza a ambas.—¿Qué tal su noche?
Alessia ríe por lo bajo y yo le meto un codazo intentando no ruborizarme.
—Aburrida. Buenísima.—Decimos ambas al unísono. Le lanzo una mirada fulminante.