Amarte en pedazos.

☀ 26. Una noche extraña.

Alonso.

—Ella no vendrá.

Volteo mi mirada y me encuentro con Melissa a unos escasos metros de mí. Está vestida con un vestido de color exagerado dorado con escarchas, una coleta alta y tacones. Parece de mayor edad pero consigo lleva su libreta y un pequeño bolso que combina con su atuendo.

—Tu vestimenta no parece de primavera.—Zumbo y se acerca a mí.

—Mi ropa interior te lo aseguro que sí es muy primaveral.—Me tienda mordiéndose los labios. Ella piensa luce sexy pero no puedo evitar pensar que es solo una niña. ¿Desde cuándo me volví más viejo de lo normal?

Lo pensé por unos segundos. Que Alisson me dejara plantado a mí en esta cubierta no era una de las opciones que escribió en la carta, mucho menos lo fue que la botara en una papelera y que ella lo observara, tampoco que me encontrara con una chica que me coquetea y por último... la situación no se arreglará si me acuesto con esta niña. Pero definitivamente tampoco pensaba en encontrármela en la mañana con Melissa y decirle que terminamos. ¿Será que se lo creyó de verdad? Solo estaba molesto y dije cosas hirientes... justo como ella cuando peleamos en la habitación...

Dejo a Melissa con las ganas y me volteo para continuar viendo el océano.

—Hoy la pasamos bastante bien, ¿no crees?—Siento su pequeño cuerpo junto a mí.

—Sí.—murmuro por lo bajo.

—Me ha encantado Bonaire y recorrerlo contigo ha sido muy perfecto.—En su voz hay ilusión, algo que yo no tengo con ella. No sé como manejar a adolescentes caprichosas. No me había preocupado por rechazar a mujeres antes porque no les permitía ni que me hablaran. —Sobre todo, ver a tu ex llena de celos... ¡oh¡ No voy a olvidar esa escena.—Suelta un suspiro de felicidad y me volteo para verla con desprecio.

—Melissa, te he dicho que no quiero hablar de ese tema en todo el trayecto de la tarde. ¡En todo el día¡—Agotado intento concentrarme en el sonido del océano como cuando Alisson me lo mostró pero la constante platica abrumadora de Melissa sobre la escena de esta mañana me encabrona.

—Son las 12:05 am. Técnicamente este es un nuevo día.—Ladeo la cabeza con toda amabilidad y volteo los ojos. Esta niña debe estar bromeando.

—¿Qué haces aquí?—Pregunto de una vez para ver si así se marcha. Melissa siente mi incomodidad y se remueve un poco en el barandal.

La tarde de hoy la pasé bastante agradable con ella. No fui todo el tiempo el tío irritable pero ella muchas veces me dejó ver su comportamiento de niña malcriada sin ninguna pena. Visitamos algunos lugares emblemáticos de Bonaire y una playa muy hermosa. Melissa se quejó por todo. No me gusta esto, no me gusta lo otro, hace mucho calor, lleva mi mochila, etc, etc, etc. Al principio pensé que se le pasaría e intenté animarla, cosa que funcionó solo en el inicio. Más tarde no pude impedir su humor de los mil demonios. En algunos ratos nos reímos y nos burlamos de algunas personas y luego tocó el tema de la escena con Alisson. No le di muchas explicaciones y detalles por lo cual se molestó aún más pero no tenía ningún motivo para su actitud tan irracional.

—Te busqué por todas partes. Cuando te vi supe que seguro no esperabas mi presencia sino la de ella.—El recuerdo de que no vino duele.

—Sí. En verdad la esperaba a ella.—Arrastro esta frase.

—Es una pena.—Se calla por unos segundos. —Pero supongo que eso me da una oportunidad a mí ¿no es cierto?

No sé qué responder ante esta especulación y de la manera mas sutíl decido dejar en claro ciertas cosas.—Melissa...—Suspiro.—Tú me caes bien, no eres una mala niña pero yo estoy pasando por un momento difícil en el plano amoroso. ¿Entiendes?

Melissa asiente con los ojos bien abiertos y estirando las cejas.


—Bien. Lo que quiero decidir es que me alegra haberte conocido hoy pero que no creo que podamos llegar a nada más que una amistad.—Las palabras salen espontáneamente de mi boca y me alivio al ver que no torna un perfil endiablado. Al contrario, comienza a reír a carcajadas y me quedo perplejo viéndola.

Tengo miedo.

—Tú... tú pensaste que...—No termina la ración porque suelta otra carcajada inclinándose hacía adelante apoyando sus manos sobre su estómago.

—¿De qué te ríes?—Pregunto sin entender su comportamiento.

—De que tú pensaste que yo quiero contigo.—Pongo mi mayor cara de confusión.

—Tus acciones hoy me lo dejaron bastante en claro.

—Alonso, yo no te quiero en plan sentimental. Solo quiero sexo casual con un hombre maduro, como tú.—Se acerca a mí.

¿Sexo? ¿Este vomito de unicornios piensa en sexo? ¡Por Dios!

—Melissa.—Tartamudeo.—Tú estás muy chica para pensar en eso.—Aclaro.

—No, no lo estoy. No soy virgen y tampoco una inexperta.—Coqueta empieza a seducirme pero está situación me incomoda demasiado así que me aparto.

—Disculpa pero tampoco pienso hacer nada contigo. Estás bien bonita pero no estoy en busca tampoco de nada de eso.

Melissa parece cansarse de ser rechazada.

—¿Estás rechazándome?—Su rostro pasa de perversión a decepción y me compadezco de ella.— ¿Por qué? ¿No soy suficiente para ti?

No soy suficiente para ti... Estas se impregnan en mi mente. El nombre de Alisson florece en mis pensamientos. No puedo hacer que esta chica piense que vale tan poco como para ofrecérsele a cualquiera que pase por su camino.

—Melissa no es eso.—Continúo parado a su lado y la invito a que caminemos.

Minutos más tarde nos encontramos recorriendo algunos pisos del barco.

—Te rechacé pero no porque piense que no eres suficiente. Solamente no me dejo llevar por la pasión tan fácilmente, algo que tú también deberías intentar. Yo soy un buen hombre, pero puedes toparte un día con alguno que quiera sobrepasarse a causa de que no lo conozcas de verdad.—Explico.

—Yo no te conozco de verdad pero sé que no me harías daño.




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