Alisson.
Despierto y abro mis ojos lentamente. El cabello de Alessia está sobre mi cara, con pesadez lo quito. Observo mi alrededor. La habitación está hecha un desastre. Almohadas por el piso, la cama casi sin su funda, el televisor prendido, las compras de Alessia y mías regadas a un lado y el closet a estallar de ropa. Sin contar como debe estar el baño recuerdo la magnifica noche que tuve ayer con Dylan.
Flashback.
—Hey, conejita. ¿Estás bien?—Me pregunta Dylan preocupado viendo mi palidez.
Cuando lo veo automáticamente algo de alegría regresa a mi cuerpo. Con cuidado lo abrazo y lo atraigo a mí. Dylan corresponde mi abrazo de inmediato. —Gracias por venir.—Le susurro sintiéndome mejor. —Entraste al baño de mujeres solo para asegurarte de que estuviera bien...—Digo con ternura y Dylan se encoge de hombros.
—Haré eso y mucho más siempre si es necesario.
¡Muero de amor!
Me sonrojo ante su comentario y oculto mi cabeza en su hombro. Me siento culpable por sentirme tan mal a causa de lo que le está sucediendo a Alonso y que Dylan sea el que me consuele.
—¿Por qué estás así?—Me pregunta con menos preocupación quitando un leve mechón de mi rostro.
Dudo por unos segundos.
¿Decirle la verdad o mentirle?
—Es que me he puesto así por una noticia que recibió Alonso hace un rato.—Digo tímida.
No pienso mentirle. Después de la excelente tarde que hemos pasado hoy... en la tirolínea, luego la pared de escalar. Aunque quiera negarlo, no puedo.
Dylan y yo tenemos algo. Desde nuestro reencuentro, luego de tratarle con mucha rabia por recordar sus comentarios en N.Y acerca de mi amputación y ver que ahora él también es "igual" que yo, quise negarlo pero su actitud... Esa persona que fue en N.Y, atormentada por algo, ya no está. En cambio, este es un Dylan diferente, mejorado, con esa bondad con la que me trató al ayudarme en la habitación de su hotel cuando Ezrael me golpeó.
Su esencia está ahí, esa que nunca vi en la secundaria pero que descubrí un mediodía en N.Y.
No crearé una relación de ningún tipo con Dylan en base a mentiras, hoy aclararemos todo, desde la secundaria, hasta lo sucedido en N.Y, hasta nuestros sentimientos el uno por el otro.
—Otra ex de Alonso, que también está en este crucero, lo ha confrontado gritándole en medio de la cena que tiene que hacerse cargo del hijo que lleva dentro.—Explico.
La mirada de Dylan se endurece y suelta mi mano. No es capaz de verme a los ojos. Las palabras de su boca salen co miedo.—¿Te sigue gustando?
Abro mis ojos.—¡No!—Aclaro rápido y tomo su rostro con la palma de mi man.—Mírame Dylan.—Le intento convencer el ver que no es capaz de sostenerme la mirada.—No me gusta Alonso. Ya cerré ese capítulo, creí que te había quedado claro.—Dylan duda unos instantes más y al final cede su mirada.—¡Me gustas tú!—Suelto rápido.
Dylan parece no creer lo que acaba de salir de mi boca. Pero ya es muy tarde, necesito escupir todo lo que siento.
—Desde ese día en N.Y. Desde esa tarde en esa habitación en la galería de artes. Desde la noche en que cuidaste de mí, me bañaste, me hiciste un atardecer en mi espalda. Inclusive desde el día que me heriste en el Central Park.—Hago una pausa.—Desde ese momento no he podido sacarte de mi mente.—Explico con algo de desesperación.—He reprimido mucho esos sentimientos en mi interior, al punto que lo escondí, lo borré de mi memoria. Me concentré en otras cosas, en mis niños, en el arte, en otro tipo de dolor. Otro que no fueran tus palabras ese día... porque a pesar de que dolieron, como nada, me dejaron con la vaga ilusión de que un día nos reencontraríamos y me explicarías por qué me dijiste. Porque sé que todo fue mentira pero no sé los motivos por los que lo hiciste.—Dylan evade mi mirada y le obligo a verme.—Mírame.—Digo dura.—Merezco saber la verdad. Quiero que me digas si esa leve ilusión creé desde hace un año atrás sobre un "nosotros" es real. Sino es así, no dudes tampoco en decírmelo. Destrúyeme, si es necesario, pero no me mientas y dime la verdad. —Una lágrima cae por mi mejilla y Dylan la limpia con su dedo.
—No aquí.—Es lo único que me responde y yo me quedo confundida.
Dylan se levanta, toma mi mano y sale del baño con nuestras manos entrelazadas. No dice nada. En el ascensor no me ve pero no suelta mi mano.
¿A dónde vamos? Me pregunto y cuando las puertas del ascensor se abren sé que se dirige a mi habitación. Luego de un par de pasos, sin que tenga que pedírmelo le tiendo la llave magnética y luego de que la deslizarla y abrir la puerta, toma mi mentón entre sus manos y estampa sus labios con los míos, dejándome sobresaltada ante ese beso tan inesperado.
Cuando me reincorporo, le correspondo. Dylan cierra la puerta tras de sí y me obliga a retroceder unos cuantos pasos hasta llegar a la cama. Nuestro beso es fugaz, desesperado. Baja el cierre de mi vestido y yo jadeo jalando su cabello cuando siento el tacto de sus manos frías en mi espalda. Me quito los tacones de plataforma y me recuesto con Dylan sobre mí en la cama. Me quita el vestido, suavemente, mientras nos besamos. Sus labios nunca se despegan de los míos cuando quita mi sostén y yo le ayudo con mis bragas. Así es como quedo totalmente desnuda ante él, quien me ve lujurioso.
Dylan me besa completa, recorre cada parte de su cuerpo con su boca y manos, y yo solo me retuerzo de placer agarrando fuerte las sábanas. Extrañé tanto sentirme deseada por un hombre. Veo caer la última prenda de Dylan al piso antes de que quede totalmente desnudo y se posiciona justo en mi pecho, besa el valle de mis senos y cuando llega a mi boca me da un leve beso.
—¿Quieres saber la verdad?—Su voz ronca me pone toda la piel de puntas, avergonzada, jadeando ante el placer que sus dedos están ocasionando en mi parte íntima asiento. —Esta es toda la verdad, Alisson.—Me susurra en el oído y siento como entra levemente en mí. Gimo en su oreja de placer, cerrando los ojos fuertemente pero Dylan no se hunde más en mí.—Me enamoré de ti en secundaria.—Me susurra moviéndose muy levemente mientras que con una mano me agarra un pecho. —Nunca fui capaz de decírtelo por estúpido. Luego Alonso me dijo que ustedes estaban empezando a salir y yo no quise interponerme. Pasaste de convertirte en la chica que tanto me gustaba a esa que nunca podría tener, en cuestión de tiempo cuando tu relación con Alonso se fue volviendo cada vez más sólida... Tú eras más feliz con los meses pero yo no. Tarde o temprano te comencé a tener rencor a ti, que no tenías nada que ver, que nunca supiste de mis sentimientos. Me comencé a comportar como un verdadero idiota contigo porque pensé que esa sería la única manera de llamar tu atención aunque no fuera la forma correcta. Y así fue. Luego tuviste tu accidente y créeme que yo lo sentí... lo sentí muchísimo.