Narrador omnisciente
—Hoy estamos todos aquí reunidos...—Alex levantó su copa de vino blanco, parándose de la mesa redonda donde se encontraban todos.— Este viaje está llegando a su final. —Dijo con tristeza queriendo mirar a Melissa, pero sabiendo que era mejor no hacerlo. Sus palabras tenían doble sentido y Dylan fue el primero en darse cuenta de lo que quiso decir realmente con esta frase.
La cena con el Capitán había llegado, junto con la última noche en el barco donde un grupo de adultos jóvenes dejaba atrás muchas cosas. 7 días vividos con emoción, lágrimas pero más que todo: felicidad.
Una oportunidad les dio el destino a todos y cada uno de los que se encontraban en esa mesa.
Un viaje que cambiaría por siempre su vida, donde vivieron y aprendieron de todo: encontrarse con personas del pasado, aceptar nuevos amores, fortalecer amistades, escuchar verdades ocultas, cerrar ciclos, recordar... recordar aquello que nos ha hecho quienes somos, pero lo más importante para todos los que se encuentran presentes: aprender a quererse sobrellevando las cargas que cada uno lleva arrastrando consigo, desde hace tiempo.
Alisson estaba agarrada de la mano con Dylan, conmocionada por la inesperada propuesta de noviazgo pero alegre porque sería un nuevo capítulo en su vida. Imaginando como sería estar con Dylan en N.Y, que conociera al pequeño Jason, que su arte se expandiera por las mejores galerías de arte, pero para eso había que superar un gran obstáculo: el cáncer.
El cáncer. La enfermedad que no logró matar a su madre, irónicamente, pero si la llevó a sus límites. La señora Roxan fue puesta aprueba, junto con el resto de los integrantes de la familia Rockefeller, y fue ahí cuando se dio cuenta de que ella podía con eso y mucho más. Enseñándole a sus allegados que con perseverancia y fe, sobre todo fe, no habrían montañas que sus queridos hijos no pudieran mover. En base a sus vivencias y enfermedad, formó dos jovencitos que harían hasta lo imposible por conseguir sus sueños.
Alisson lo logró, incluso después la perdida de su madre y su hermano, de las operaciones, la amputación de su brazo, la ruptura de su primer amor, las dificultades de una vida cotidiana siendo como ella es y la falta de identidad por un tiempo que la llevó a estar con una persona agresiva..., ella lo logró todo.
Y seguramente Gonzalo lo hubiera hecho también...
Alessia, respirando entrecortadamente, conteniendo las lágrimas, veía a Alex.
Alex...
¿Se puede enamorar una persona de otra en 7 días? La respuesta está en los corazones de quienes sienten estos sentimientos.
Alessia no sabía bien qué sentir, pero si así se sentía el amor no podía permitir que Alex se fuera como si nunca hubiera estado. Porque sí estuvo, aunque por menos de 8 días, haciéndola sonreír, llenándola de vitalidad y siempre recalcando que estamos aquí por una razón.
¿Cuál es la razón de la vida de Alex si ya decidió morir?
Marcar.
Sonreír.
No dejar ver que por dentro estás hecho pedazos.
Enseñar que rendirse está bien.
"Llevarte a ti mismo a tus límites y caer de rodillas después de haber dado una excelente pelea merece tantos aplausos como haber ganado."
Alex.
No hay que sentirse mal si una persona no te escoge a ti, muchos lo verán como egoísmo pero Alessia pensando comprendió que no, Alex no estaba siendo egoísta. El estuvo en su vida, presente, era más que suficiente para permitirle partir. Por más que no quisiera, Alessia lo aceptó y lo dejó libre esa noche. Lo quiso y en pocos días lo habría querido, en pasado, porque él ya no estaría. Pero eso estaba bien; vivir con dolor no es vivir, es sobrevivir y eso, eso no está bien.
Soltando una leve lágrima que nadie vio, sacó de su bolso su teléfono y le tomó una foto a Alex para recordarlo, con una copa de vino blanco en la mano y esa sonrisa que ocultaba todas sus heridas.
—Las conozco de hace poco.—Se refirió a Alisson y Alessia, porque los otros dos chicos de ahí eran sus amigos de vida. Aquellos por los que haría cualquier cosa, ahora cuidarlos desde el cielo. —Pero son chicas transparentes.— Sonrió Alex, viendo a Alisson feliz con Dylan y a Alessia abierta a su escuchar. — Alisson, no tendrás a nadie mejor que Dylan junto a ti. —Esto hizo sonrojar a la pelirroja, quien lamentándolo mucho ya se encontraba derramando lágrimas, mientras que su mejor amiga, más fuerte, se contenía todavía. —Y Alessia...—Tuvo que tragar en seco, viendo a una mujer increíble que nunca más seria suya, pero que por lo menos lo fue.
Ella, su último amor fugaz.—Espero que encuentres algún día a un hombre que te haga inmensamente feliz y que se quede contigo a pesar de todo.— Le costó decir. —Que llegue en el momento adecuado y no cuando ya sea muy tarde. Y recuerda esto, Alessia: Like the Ocean you can be everything at once. —En ese momento, la fuerza de ella se vino abajo y soltó lágrimas.
El último tacto que tuvo con Alex fue el de sus manos unidas apoyándose con fuerza por sus sentimientos encontrados... pero no duraderos.
—Y a ustedes, mis dos mejores amigos.—Empezó a terminar Alex, soltando la mano de Alessia.— Quiero agradecerles por tantos años, compañeros.—Elevó su copa más alto.— Por más aventuras donde sea que nos reencontremos los 3. Por una eternidad donde sí podamos estar juntos.— Dylan no podía soportarlo. Su cabeza dolía tanto pero solo era un reflejo de otro tipo de dolor: su corazón rompiéndose en pedazos. —Y antes de terminar este brindis los dos tienen que prometerme algo.—Llamó su atención. Mateo y Dylan lo miraron, ambos con lágrimas en los ojos al igual que Alex. — Luchen, hasta el final de sus días, como yo lo hice. ¡Por favor! ¡Luchen! A ustedes les quedan miles y miles de días, los míos vinieron con una resta, después un paréntesis donde hubo un número que multiplicado por otro me dejó solo 25 años de vida. Exactamente 9525 días he estado aquí, en este mundo, y nunca desperdicié ni uno solo. A ustedes, que les quedan por lo menos el triple que a mí, les espera una vida sin igual a otra. Y con todo mi honor digo que fue un placer para mí, haber pasado más de mil días con ustedes en mis pensamientos y mi corazón... Y para terminar, Mateo me dijo una frase que te comentó a ti cuando hablamos, Dylan. — Estos se miraron entre sí.— Solo somos enfermedad y nada de vida.