"Una pintura requiere un poco de misterio, algunas imprecisiones y fantasías.
Edgar Degas".
Por primera vez desde ya hace un tiempo pude dormir bien.
No tuve pesadillas. Tampoco parálisis del sueño. Nada. Solo fui yo, mi alma y mi hermosa libertad.
Conduje temprano al consultorio.
Hoy tenia mi cita con la psicológica Berger.
Esa señora si que me tenia paciencia.
Añoraba ya no tener que volver más, pero para eso tenia que concluir mis visitas.
Aproximadamente eran 76 o 77 al año. Un récord.
Esta era la número 49.
Recuerdo la primera vez que pisé este consultorio, tenía 17 años, esta sola, desorientada, y con un gran dolor que no descifraba.
Entonces Berger me ayudó. Me ayudó a darme cuenta que sufría de depresión.
Al saber eso creía que no podía salir de eso. Pero ella me explicó que es y como podía controlarla hasta que por fin llegará un día en el cuál podré decir "Soy libre como un pájaro y no me da miedo".
La depresión en sí, es algo tan complejo que pasa de muchas formas y maneras que parecen tan cotidianas pero no todas terminan siendo así.
Mediante transcurría parte de mi adolescencia en casa, con mis padres fui una persona totalmente feliz, activa y sana. Pero tras el divorcio de mis padres tuve mucha tristeza, malestar e impotencia, en especial cuando mi madre no dejaba de llevar pretendientes a la casa, ella empezó abusando de las horas de sus citas, hasta había días donde me dejaba sola sin decirme nada.
Tuve una desesperanza con todo lo que me pasaba, esos acontecimientos fueron más consecutivos. La escuela era una gran ayuda, tengo personas a las cuales aun puedo llamarles amigos, porque realmente lo son, en especial mi mejor amigo Fionn.
Un día como hoy ya hace dos años, ella me sentó en una sillon muy cómodo de cuero algo viejo pero bien cuidado.
Busco una libreta, y empezó a hacerme preguntas.
*R*E*C*U*E*R*D*O*
- Muy bien Lea, tienes un nombre muy hermoso ¿Sabías? Es un nombre francés que se le da como significado fuerte o valiente.
Sonrió mostrando varias arrugas debajo de sus ojos cafés.
Le sonreí mas no dije nada. No tenía ánimo.
- ¿Qué color crees aue te represente?. Pregunto curiosa.
A lo cual arrugue las cejas, me parecía algo extraño que de todos mis problemas me haga una pregunta tan absurda.
- Azul. Pronuncie
- ¿Azul? - La sonrisa era su mejor compañía al parecer - Hermoso color - Anotó algo en la libreta que me dio curiosidad - ¿A que te recuerda ese color?.
***
Antes creía que buscar ayuda psicológica era para personas débiles que no tenían nada que hacer con sus vidas y vivían de teatros creados por ellos mismos, pero ahora sé que no es así.
***
- Al mar.
Sonreí vagamente al recordar el hermoso atardecer que junto a mis padres disfruté en ese viaje.
- Ese recuerdo es muy hermoso ¿Cierto? - Moví mi cabeza en forma de afirmación - Es espectacular saber lo que un color y una simple palabra hacen ¿No lo crees?.
Tenia razón. Ese recuerdo era mi cripnonita.
- Hagamos algo interesante ¿Te parece?.
- Sí. Afirmé
- Quiero que me cuentes en dos palabras no importa cuáles sean - Explicó con dulzura - Lo que sientes en la mañana, al mediodía y como olvidar la hermosa noche.
- ¿Qué tiene de interesante eso?.
Me parecía algo aburrido y poco entendible.
- La respuesta, por supuesto. Aseguró con la sonrisa de oreja a oreja.
Me asustaba su felicidad, pero ella es la psicóloga no yo.
- Bien - Pensé un poco mis respuestas, era algo extraño encontrar dos palabras para describir ese caos que no sacó de mi garganta - En las mañanas siento...
No me dejó terminar.
- No, no es lo que sientas - Explicó con suavidad - Es lo que piensas en esa mañana que se ha convertido en tú ruleta.
Entonces deseche mis ideas, y busqué un fragmento de mi vida actual.
Las mañana suelen ser tan caóticas.
Tengo que recoger todo el desastre del dia anterior y parte de la madrugada antes de que mi madre se levanté y lloré por su arrepentimiento.
Creo que eso es lo que siempre toma de entrada, una larga jarra de agua salada que cae descontrolada por todo su hermoso rostro que desteña dolor.
- Gris y botellas.
Dije recordando su entrada a mi vida personal.
Asintió, anotó en su libreta y me observó.
Las tardes era una combinación de alegrías y melancolía. Luego de clases iba a la casa de mi mejor amigo para pasar el rato, mi casa nunca era una opción segura en ninguna circunstancia.
- Rojo y música. Sonreí al decirlo.
Copió su acción anterior para esperar mi última respuesta.
Esta era la más difícil.
La noche. La noche era una frustración, siempre que llegaba tenía que ponerme a saludar al nuevo novio de una noche de mi madre para ver como la tocaba, besaba y gastaba aún más que los otros.
- Negro y blanco. Dije sin ánimos de recordar algo extra.
Misma acción pero con un gesto nuevo.
- ¿Por qué elejiste dos colores?.
Sonreí.
- Al decirlos suenan a dos colores, pero no lo son, el blanco es una manera de llamar al peculiar juego de dardos donde lanzas un dardo sin saber dónde caerá.
- Entiendo. Anotó nuevamente.
- ¿Qué es lo que anota?. Inquiri con cautela
- Mis notas, me ayudan a saber que pensar.
- ¿Estoy loca?.
Esa era la pregunta que mas rondaba mi mente.
- No - Rió levemente - ¿Por qué lo piensas?.
- Estoy aquí.
- ¿Si visitas a un psicólogo es signo de estar loca?.
- Sí - Dudé al decirlo - Bueno, no sé. Declaré
- Un psicólogo no trata con personas que tienen desequilibrios graves, es el que se encarga de ayudarte a saber que sientes, qué piensas y lo que realmente deseas.
***
- ¡Lea! Que gusto verte por aquí de nuevo - Dijo con alegría la Dra. Berger - Aún no puedo creer que este sea nuestro último año juntas - Su gesto de tristeza era sincero - Pero haremos de estas visitas las mejores fiestas ¿Te parece?. Sonreí
- Claro que sí. La abracé con cariño.
Ella se había convertido en una abuela para mí.
- Entonces cuéntame ¿Qué ha pasado de nuevo en estos días?.
Sacó su peculiar libreta de apuntes.
- Todo va bien, aunque tuve un encuentro que terminó un poco mal.
- ¿Qué fue lo que sucedió?.
Honestamente, quería decirle que mi vecino se portó como un caballero y me invitó a pasar con él y sus amigos un domingo a las afuera de la ciudad.
- Cuiadare un perro el domingo mientras el amor de mis sueños se va de la ciudad con sus amistades. Suspiré
- ¿El amor de tus sueños? Pensé que era - Buscó en su libreta - "La flecha fallida de Cupido".
- Cierto - Pensé - Ese suena mucho mejor, así quedará.
- Cariño pensé que ya habías superado a ese joven, siempre que me dices algo de él no suena nada amable.
- Es que él - Es mi sueño - Él es el chico que quiero de esposo.
- ¿Por qué dices eso?.
- El es amable, dulce, tierno, encantador y algo rebelde - Reí un poco al decirlo - Pero es todo eso en mis pinturas.
- Entiendo cielo. Anotó nuevamente en su libreta mis incógnitas favoritas.
- No sé porqué no me mira con los ojos que yo lo veo a él.
- ¿Sabes que él es un joven que tiene una vida diferente a la tuya?.
- ¿Eso que tiene ver?.
- ¿Recuerdas que solo hablan a veces en los pasillos y más que todo es por cosas triviales?.
- Ya entiendo, él no ve en mí nada especial.
- No dije eso.
- ¿Entonces?.
- Él no sabe nada de ti, que es diferente.
- Pero yo sé todo de él. Me quejé
- Sabes que no es así - Alcé una ceja - Solo sabes lo que imaginas no la realidad.
- Sé que debe ser así, lo he comprobado. Aseguré con una sonrisa
- ¿Por el recuerdo del perro callejero?. Preguntó con audacia.
- ¡Exacto! Él tiene corazón, y uno muy hermoso.
- ¿Qué te parece si hacemos una cosa?.
La mire por escasos segundos.
- ¿De qué trata?.
- ¿Estás dispuesta a hablarle para conocerlo de verdad?.
- ¿El querrá?.
- Claro que sí, a pesar de lo poco que frecuentan palabras le debes parecer atractiva y eso es algo importante.
Entonces recordé lo que me dijo "Me gustas". Sonreí nuevamente.
- Dijo que le gustaba.
- ¿Gustar, cómo?.
- Gustar de agradar, específicamente mi personalidad.
- Ya eso es algo, debes hablarle y conocerle para que en vez de dibujar e imaginar su perfección conozcas sus imperfecciones para que así no te ilusiones tanto.
- ¿No crees que sea bueno para mí?.
- No me refiero a eso, estos últimos meses pensé que tenías novio, por cómo hablabas del joven al que pintas con pasión y anhelo, entonces resultó que no, que solo era una historia que deseas sentir y ver.
Y esta visita dejo sentir algo en mí diferente, la cruda verdad.