En un abrir y cerrar de ojos, Crystal estaba frente a Elián en un lugar totalmente distinto a las calles de Palermo, podía sentir su agarre alrededor de su cintura y el aroma suave que él solía traer. A los pocos segundos, cuando posó sus pies sobre la superficie, el chico la soltó.
—El Jade ya se comporta normal.
Le dijo el chico de cabellos rubios cenizas.
La joven observó el accesorio de su collar y pudo ver como éste ya no brillaba.
—Gracias, Elián.
Agradeció en un tono dulce, el ser mágico del jade.
Elián le sonrió levemente.
Se encontraban en un lugar cerrado, de cuatros paredes pintadas de un amarillo muy suave, con una enorme ventana cerrada con barrotes y una puerta de bronce negra.
—¿Qué hace ella aquí?
Preguntó Liam, entrando a la habitación por la gran entrada.
Crystal puso sus ojos en blanco al verlo, realmente la presencia de ese chico le fastidiaba.
—Es una pequeña historia que no me apetece contar.
Respondió con elegancia y siendo presumido, Elián.
—Además, soy quien da las órdenes.
Agregó dedicándole un guiño a su hermano.
Liam formó una mueca con sus labios que expresaba un "como digas", se cruzó de brazos y miró a su hermanito.
—Como sea, te tengo noticias.
Le comentó, llamando la atención de los demás en la habitación.
—Al parecer la chica que fue atacada por la Obsidiana, es una humana diferente.
Agregó masticando algo.
—¿Humana diferente?
Preguntó Elián, esperando que su hermano prosiga con la información.
—See.
Afirmó el rubio, aún masticando la goma elástica que tenía en el interior de su boca.
—¿Por qué hablas así? ¿Qué tienes en la boca?
Preguntó nuevamente Elián, pero está vez algo irritado.
—Aquí le dicen chicle.
Le respondió el mayor, entregándole uno.
Crystal soltó una leve risita al ver la escena, esos dos a pesar de todo seguían siendo los mismos de siempre.
—¡No quiero esa cosa!
Reprochó el menor de los hermanos.
—Quiero saber por qué esa chica es diferente.
Agregó.
—Se llama Ámbar, lo único inusual en ella es que conoció a un Adze que la convenció de buscar los fragmentos de minerales perdidos a causa del portal.
Intervino Crystal, jugando con la punta de su cabello.
Elián, apenas la escuchó hablar, volteó a verla.
—Pero se va morir.
Agregó Liam.
Los otros dos lo miraron con sorpresa en su rostro.
—¿Qué estás diciendo?
Preguntó Crystal reflejando su interés al alzar las cejas.
—Digo lo que va pasar, un Cordewa lamió sus labios.
Siguió contando el rubio mientras masticaba su chicle, con desinterés por la situación.
Crystal llevó una mano a su boca, cubriendola, no podía creerlo.
Elián frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—Pero esa información es irrelevante, ni siquiera es un demonio ayudante de Ethan.
Dijo Elián despreocupado.
—Tengo que ir a salvarla.
Habló la chica intentando irse, pero el líder de los hermanos B la tomó del brazo.
—No vas a ir.
Le dijo de forma mandante.
El ser mágico del Jade, lo miró con sus cejas fruncidas debido a la molestia que le causó el hecho de que intentara detenerla.
—No vas a impedirmelo.
Respondió la chica, soltándose del agarre.
—¿Y qué ganarías salvando su vida?
Preguntó Elián con el rostro serio, intentando disimular que aquella actitud en la joven le decepcionó un poco.
—Confianza, Elián.
Contestó la joven, con su voz firme, pese a que notó la decepción que parecía haberle ocasionado al chico.
—Ya deja que se vaya.
Habló Liam, sacando su espada.
—No la necesitamos.
Agregó mientras se acercaba, con su espada amenazante, hasta Crystal.
Crystal, tragó saliva intentando no perder la calma y retrocedió unos pasos, topándose contra la ventana. No podía usar su magia para defenderse, sabía lo hábil que era Liam y lo conocía bastante bien para saber que era capaz de atacarla si intentaba algo.
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Dana fue la primera en percatarse de la desaparición de su mejor amigo y los dos vampiros. Odiandolos en secreto por irse de ese modo y dejarla sola con los adultos.
Óscar se detuvo en cuanto supo que ya estaban a una distancia segura.
Kate y Carla se voltearon para ver a los jóvenes, pero solo se encontraron con la rizada que les dedicó una pequeña sonrisa.
—¿Dónde fue Ethan?
Preguntó Carla, algo extrañada.
Dana maldijo en su mente a los muchachos, llevó sus manos hacia atrás, entrelazando sus propios dedos y mantuvo su postura de niña obediente y responsable.
—Fueron a imprimir tarea.
Respondió, era lo primero que se le pasó por la mente.
—¿Tarea?
Preguntó Kate arrugando su nariz ante tan repentina actitud de los jóvenes.
—Sí, acá a la vuelta.
Respondió la rizada, señalando la esquina que habían pasado hace unos pocos minutos.
—¿Y por qué no avisaron?
Siguió interrogando la madre de Ámbar.
—Voy a buscarlos.
Dijo Carla, intentando ir por ellos. Estaba muy preocupada por todo lo que acababa de pasar y no quería que su hijo anduviera solo por las calles, pero la joven se le paró en frente.