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Capítulo 5: Un día fatal

POV: Camile

 

La tarde es calurosa, maldito Teniente.

En estos momentos me encuentro afuera de su maldita oficina y el no se digna a abrirme, lo mataré, juro que lo haré.

 

Por qué hoy? Justo cuando hace demasiado calor me cita. Dios me voy a morir de calor.

 

Miro hacia otros lados para que mi enojo se disipe un poco o cuando lo vea, de verdad que  me lanzaré sobre él y lo golpearee.

 

A lo lejos veo una silueta rubia, que cada vez se acerca más y más a mí.

 

Se detiene en frente de mí y es ahí cuándo la reconozco, es una amiga de Kat que estaba con ella hace algunos días en la cafetería.

 

—¿Hola? — le digo y ella se sobresalta, que rara.

—Hola, mi nombre es Lisa. Quizá no me recuerdes pero soy amiga de Katsumi —asiento y ella prosigue— quiero que le entregues esto, por favor.

— ¿No podrías dárselo tu?— pregunto sosteniendo un sobre blanco con el nombre de Katsumi.

—No, no puedo. Por favor— me súplica esto es muy extraño, pero guardo mis comentarios y le prometo que le daré la carta a Kat.

 

Ella se aleja de mi y en ese momento es donde me percató que lleva una maleta consigo, ¿Se va?

 

Justo cuando estoy por gritarle para preguntar, abren la puerta de la oficina que se encuentra frente de mí.

 

—Hey, ya puedes pasar.— volteo y admiro sus ojos azules mientras entro a la habitación y veo como las gotas de su cabello húmedo dejan un pequeño rastro.

 

Así que se tardó en abrirme por qué se estaba bañando, ¡¿entonces para que me cita?!

—¿Para que me cito?— voy al grano como siempre y él no se sorprende.

— Eres nueva y posiblemente no lo sepas pero dentro de un mes se llevará una olimpiada en la academia— se sienta sobre su escritorio y toma unos papeles, su camisa azul marino se contrae por el movimiento y se puede notar su pecho y abdomen  bien ejercitados — es sobre ejercicios atléticos y matemáticos, pero es por equipos de: asesores-juniors así que tienes que acomodarte con ellos, les ayudaré cuando pueda ya que en estos momentos estoy ocupada con los de último año.

—¿No pudo decirnos a todos juntos?

— Te lo estoy diciendo para que te prepares mentalmente con tus chicas, por qué bueno...a mi realmente no me importa si ganan o pierden, pero Ángel y su equipo tiene un pequeña rivalidad con el primer equipo contra el cuál competirán, así que se pondrán exigentes— lo que me faltaba.

 

—Quita esa cara, te saldrán arrugas— lo miro directamente a los ojos pensando en las mil maneras en las que lo puedo matar, él frota con sus dedos las arrugas de mi frente para que se quiten y yo lo apartó, él hace un puchero falso mientras soba la mano que le golpeé.

 

Es sexy es lo primero que pienso, pero vuelve a hablar y borro ese pensamiento de mi mente.

 

Después de discutir algunos detalles más, regreso a mi salón de clases, la última clase de la semana gracias a Dios.

 

Tocó la puerta y el ceño fruncido de un señor gordo y calvo me recibe, esta apunto de regañarme pero yo le enseño el justificante que me dió Ortiz y ya no dice nada.

 

Reprimo mi sonrisa victoriosa y me meto al salón, no conozco a nadie por lo que me voy a una silla de la esquina.

 

El profesor vuelve a dar su clase mientras me fulmina con la mirada y así es toda la clase.

 

***

 

Camino hasta la biblioteca para conseguir unos libros que necesito, y me acuerdo de la carta de Kat, ella debe estar en clase por qué nuestros horarios son diferentes así que tomo mi DRC y pulso dónde me dice: "Localizar amigo".

 

Sigo las instrucciones y veo que no está lejos de la biblioteca así que primero pasaré con ella, llegó hasta su salón y me asomo para ver si no ha llegado su profesor, al ver qué no ha llegado entro y me siento a lado de la linda chica  asiática.

 

—¿Eh?, Hola Camile.

—Hola— saludo rápidamente y le entrego la carta.

—¿Qué es esto?

—Un carta — respondo y ella rueda los ojos a lo que yo me rio, me gusta molestar a la gente.— es de parte de tu amiga....una rubia con mechas rosas.

— Lisa

—Ah, sí.

— ¿Por qué te la dió?

—No se, pero creo que se va ir de la academia — digo y me arrepiento de lo que dije , no lo tenía que soltar  tan a la ligera.




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