Amelia Muller y el puercoespín dorado

Los cobradores

Ya eran las 7 de la noche, en un día lluvioso, otros dirían que sería una noche relajante donde las gotas de lluvia se convertirían en la canción más melodiosa canción de cuna.

Pero era todo lo contrario.

En un pequeño pueblo al norte de Inglaterra se estaba desatando una disputa.

Los niños estaban asustados y los adultos se orinan del miedo.

-¡Esto no es ni la mitad de lo que les pedí!-Gritó una voz

En el centro del pueblo se estaba desatando una gran disputa.

Los cobradores habían llegado.

Ellos eran un grupo de 3 hombres y 2 mujeres entre los 27 y 36 años respectivamente, esas personas eran los cobradores de impuestos, no estaban asociados con ningún gobierno, ellos eran independientes, pero el pueblo había tomado un préstamo muy alto, lo habían pagado todo, pero ellos se sacaron el tema de los intereses de la manga, y, aunque lo también lo pagaron, ellos no terminaron ahí y siguieron pidiendo más.

-Malditos pueblerinos, ¿Dónde está el resto del que pedimos?- una de las mujeres hablo amenazadoramente

-E-ese es todo lo que tenemos señor- le contestó la bibliotecaria Bis con temor

-¡Esto no es nada!- Uno de los hombres tomó la bolsa de dinero y se la llevó a Bis.

La bolsa golpeó con mucha fuerza el estómago de Bis,  ella cayó al piso con dolor.

 El pueblo no era inútil, pero sabían que hacían algo les iría, ellos tenían armas de fuego, cosa que no estaba presente en el pueblo.

Solo se le quedaron  mirando sin hacer nada, no nadie tenía suficiente valor como para hacer algo o reclamar…

-OIGAN IMBÉCILES- una voz gritó

Los cobradores se enojaron y el pueblo se sorprendió.

Ame asomo de su cabeza y lo que vio también la sorprendió.

La multitud se apartó y se pudo ver a Leyna en su silla de ruedas con una cara de enojo y los brazos cruzados.

-SÍ ESTOY HABLANDO CON USTEDES- Leyna levanta la señorita Bis-¿Cómo se atreven a ser eso? Ya se lo dijeron, ese es todo el dinero, si ustedes no pidieran tanto, tal vez tendríamos más dinero- les hablo.

Los cobradores solo se miraron entre sí y luego miraron a Leyna…empezaron a reírse bajo.

-Jajaja es gracioso linda- Habló uno de los hombres

-Esa tonta crees que puede hacer algo, es cierto es muy graciosa Pepe- se rio se compañero

-¿Crees que soy solo un chiste?-Preguntó Leyna con indicación

-Jajaja, escucha linda- Pepe se agachó a la altura de Leyna sentada en la silla de ruedas- esto no es tu asunto aléjate de aquí, porque,  ¿No sería una lástima que aparte de parapléjica seas paralítica, eh?-

Leyna quedó en shock y se asusta.

Ame sale de la carreta, toma una pala y avanza lentamente con el propósito de defender a su hermana.

Nora sigue a Ame y lentamente se acercan a los cobradores.

-Así que, ya vete-

Dicho esto, Pepe patea fuertemente la silla de ruedas de Leyna haciendo que la misma rodará y cayera de espalda al tropezar con una roca.

Ame vio a su hermana y sin pensarlo fue a patearle el trasero a Pepe.

-Ahora si me disculpan…

Pepe estaba a mitad de camino para voltearse pero lo que pasó tal vez no le sorprendió a nadie.

Ame le dio una patada en la entrepierna.

Todos los hombres presentes hicieron un gesto de dolor, ellos sabían lo que se sentía ese dolor, era horrible.

Pepe solo se cayó de espalda y desafortunadamente se dobló el cuello al caer en una roca y se quedó ahí, retorciéndose de dolor.

Todos se quedaron en shock.

-AMELIA- aun lloviendo Nora se acercó rápidamente a Amelia, escuchando algo que le daba mala espina.

-Estoy bien- le contesto con la respiración algo alterada, no creía lo que había hecho.

En ese momento se escuchó un ruido de un disparo, Ame pudo ver una bala dirigiéndose a su cabeza…pero en una fracción de segundos, Nora atrapar la bala con la mano, y vio a una de las acompañantes de Pepe con una pistola en mano.

-Sabía que harían eso- en eso Nora la mira con el ceño fruncido y aprieta su puño izquierdo y en eso, un pequeño polvo cae al piso, era la bala de hace un momento- que bueno que estuve aquí-

Todos inclusive Ame se sorprendieron, sabían que Nora tenía una fuerza descomunal, pero… ¿Una resistencia descomunal?, cada día se aprende  algo nuevo.

Una de las acompañantes tomó a Pepe y se lo llevó al auto donde habían llegado.

-¿Qué es lo hacen?- uno de los compañeras con cara de enojo

-Ya váyanse de aquí, ya le habíamos dicho que no tenemos el dinero, además ustedes no pueden tratarnos así-les habló Ame levantando a Leyna y colocándola en su silla de ruedas.

-YO HAGO LO QUE SE ME DA LA GANA- uno de los hombres intentó golpear a nuestra protagonista, pero por suerte Nora estaba hay

-Creo que no aprendieron nada- con la mayor tranquilidad del mundo, Nora toma el puño del hombre y lo empujo haciendo que retrocediera.

Aun con la lluvia, los truenos y relámpagos la discusión seguía.

-Les dije que podía- Nora se voltio y miro a Ame, ella en realidad no había dicho nada con anterioridad.

Repentinamente alguien levantó a Nora, digamos que Nora no era muy alta, con 15 años medía 153 centímetros; esta acción tomó por sorpresa a Nora y empezó a intentar zafarse del agarre de aquel hombre que tenía su  nombre tatuado: Lizon, ese era su nombre.

Harry se levantó para salvar a su hermana, pero una de las mujeres lo tomó del brazo y golpeó en el estómago.

Nora al ver esto intentó con más fuerza zafarse de aquel sombre que la tenía sujetada de la ropa y alzada en el aire, pensó por un momento y dejó de luchar, si seguía así se ropa se desgarraría y ella corría desnuda al suelo, no quería eso.

 -¿Qué es lo que tenemos aquí?- Lizon mira a Nora y esta le saco la lengua

-DEJALA IR- Ame tomo una manzana y se la lanzó a Lizon

-AME NO…- tal vez fue la lluvia, el hecho de que estaba muy oscuro o que calculo mal, pero la manzana fue a parar a la boca de Nora.



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En el texto hay: fantasmas, amor aventura comedia, puercoespines

Editado: 28.07.2021

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