Amenaza Encubierta

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Bárbara

 

 

Dos semanas han pasado desde que agarramos al taxista que al fin de cuentas se llamaba Adrián, después que llegamos a casa, mama llevo a Ernesto a que le sacaran radiografías a su hospital, lo curaran y a mí también.

 

Mónica: están en perfectas condiciones.

Bárbara: gracias a dios.

Mónica: exacto hija.

Ernesto: espero que esto pare, y no haya más peligro.

 

Llego el día  del juicio de estos hombres, estos 6 más los 3 policías, Estefanía y los otros dos se llaman, Brenda y Gabriel.

   Cuando llego, pongo cámaras pequeñas en la sala, sé que lo tengo que hacer, porque no confió en nadie, en nadie, siento que todo está comprado, las cámaras las conecto a mi celular, por si algo se llega a ofrecer.

   Yo soy la que está defendiendo a todas las víctimas de la ciudad, o algunas que quisieron dar su cara, Ernesto los contacto para que fueran al juicio y muchos vinieron, pero otros no por miedo y no puedo permitir que tengan más miedo.

 

Juez: empieza el juicio de todos estos acusados.

 

Las preguntas van de uno en uno, por todos los acusados y vemos que todos desmentían. Todos me miraban con odio, pero muy dentro de sus ojos podría ver un miedo de quedar detrás de las rejas, de pudrirse como unas ratas. Pero es lo que todos ellos se merecen, por todo el daño que le hicieron a esta ciudad, no puedo creer como las personas pueden llegar a tanto, por dinero. Como pueden ser capaz de hacer tanto daño, si pueden trabajar honradamente, me sorprende como la gente es floja, y no querer levantarse temprano, para ir por pan diariamente, me sorprende mucho, pero no se puede hacer nada, si la gente no se ayuda por sí sola, y no lo digo nada más por los taxistas, porque sé que no todos son iguales, y muchos perderán trabajo por culpa de ellos, pero hablo en general, por cualquier trabajados, o los asaltantes que hacen daño, y roban, mientras la gente se levanta todos los días temprano, para poder ahorrar o endeudarse, para comprar algo que necesitan, para que llegue un pendejo y se los quite en tres segundos.

   Me acerco al taxista llamado Adrián, el cerdo que quiso violarme, lo miro con un odio por todo lo que le hizo a mi familia. Lo intimido pero veo que él no se intimida, recuerdo lo que Ernesto me dijo sobre que parecía un enfermo mental.

 

Bárbara: pero si aquí hay pruebas, las pruebas de sus actos, un video.

Taxista: debe de estar arreglado.

Bárbara: cree que está arreglado con su propia voz – me acerco a él para interrogarlo - ¡por dios, no sea ingenuo! Y toda la gente que está aquí presente ¿Qué? Tenemos demasiadas pruebas, fotos, testimonios y videos que son los que relatan todo.

Taxista: sé que se puede arreglar todo, señorita – me lo dice en un tono sarcástico.

Bárbara: quiero que se le haga hacer un examen psicológico, a este señor, desde porque sabe tanto de una droga no muy conocida, y por sus actitudes. – volteo a verlo y me sonríe con malicia, lo miro de arriba abajo, vuelvo mi vista al jurado.

Taxista: no me encontraran nada, te lo aseguro, mamita.

Bárbara: eso lo veremos, no más preguntas.

 

Me retiro a mi asiento de nuevo, y veo como me observa de reojo, el abogado Fonseca comienza a preguntarle una serie de preguntas. Fonseca quiere echarme a perder el juicio, siempre se saca un haz bajo la manga, pero sabe que está acabado, yo tengo ganado el juicio, el ni nadie me lo impedirá.

 

Juez: señorita Mendoza, usted cree que esto es necesario, usted cree que las pruebas son correctas, los videos pueden ser editados como dicen, hoy en día con la tecnología no se sabe.

Bárbara: con todo el respeto que se merece señor juez, pero… - me pongo una mano en mi cintura y la otra en la boca para calmarme, me quito mis lentes, y es inevitable me empiezo a alterar, al pensar que puedo perder – no puede ser que usted este diciendo eso, no entiendo, como usted puede decir esos comentarios, donde queda su ética, los videos no se pueden editar, ni las fotos, ni los testimonios de esta gente, y mucho menos del joven Mendoza – comienzo a subir el tono de mi voz más fuerte – como cree que se siente esta gente, ¿Cómo cree? No puedo creer hasta donde hemos llegado.

Juez: silencio señorita o la mando a sacar.




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