Capitulo 3. Celeste, el pilar de la amistad

Celeste

¡Hey! ¡Hey! ¿Qué tal os va?— Pregunté toda contenta, tenía una noticia muy buena que darles.

—De maravilla, ¿no lo ves?— Me respondió Rosa. Blanca estaba de brazos cruzados y parecían enfrentadas.

—¿Que ha pasado? ¿No seguiréis estando enfadadas desde esa vez?

—9 años enfadadas, seguro que hemos batido el record—Dijo Blanca.

—¿Lleváis 9 años sin hablaros? Os habéis perdido muchas cosas de las dos. Os propongo que os pongáis al día— Dije dejando mi bolso en una percha. —No podéis seguir así.

—¿Por qué no? Me ha salido muy bien.

—¿De verdad? Que yo sepa tu sueño era ser pintora—Le dije a Blanca.

—¿Sigues con ese sueño desde primaria?

—Y tú tampoco te salvas peluquera Rosa— Las callé con mis comentarios.

—9 años es mucho tiempo— Dejo soltar Rosa. Era la que parecía que quería saber más sobre Blanca. Pero en cambio Blanca… no parecía nada dispuesta a abrirse y se quedo callada.

—¿Blanca?

—¿Qué? Hay que limpiar toda la tienda y estamos solas.

—No te preocupes yo os ayudo, pero solo si me prometes hablar con Rosa—Me acerque a ella y le cogí de las manos. —Son 9 años Blanca, ya es hora de que hagáis las paces ¿no te parece?—No dijo nada y agachó la cabeza, dejando que su cabello corto se vaya hacia delante. —Solo os pido que habléis, hemos sido grandes amigas las tres juntas, no podéis estar más tiempo separadas.

—No estoy segura de hablar con ella—Giró la cabeza hacia el otro lado, ni siquiera la miró.

—Tú eres una persona que cree en el destino ¿verdad?

—¿Crees en esa tontería?

—Tú no ayudas.

—Perdón.

—¿Qué tal si el destino os ha vuelto a unir para que hagáis las paces? Piénsalo, no os habéis visto desde los 15 años y ahora de repente tenéis trabajo las dos, juntas.

—Está bien, hablaremos…

—Bien, gracias—Dije abrazándola, Rosa también parecía contenta, su sonrisa lo mostraba.

Blanca entró dentro de lo que parecía el pasillo de la tienda para llegar a una pequeña sala donde había una mesa con cuatro sillas, plantas alrededor.

—Que acogedor—Dijo Rosa admirando todo a su alrededor, Blanca parecía tan normal que no se impresionó para nada. Se sentó en una silla y se puso un mechón de cabello detrás de la oreja derecha.

—¿Queréis hablar? Pues vamos a hablar.

—No hace falta que te pongas así.

—¿Así como? ¿Enfadada? ¿Crees que estoy enfadada?

—Creo que estas molesta porque Celeste te pidió que hablaras conmigo, yo no te estoy obligando no hace falta que hablemos si no quieres.

—No es que no quiera hablar, es simplemente que no quiero recordarlo.

—Pues ya somos dos, pero esto no puede seguir así, no te he visto desde hace mucho tiempo ¿crees que no estoy feliz de volver a verte? Por supuesto que sí.

—Bueno, al menos están hablando—Pensé siguiéndolas con la mirada.

—Pero no puedo hablar contigo si te pones de esta manera—Dijo Rosa.

—Está bien, te escucho—Dijo Blanca apoyando su cabeza en su mano.

—No sé qué te pasó pero, no quisiste hablar conmigo ese día.

—¿De qué día estamos hablando?

—Del primer día que me dejaste de hablar.

—¿Y no sabes por qué? Vaya, parece que te ha fallado la memoria demasiado tiempo.

—Pues recuérdamelo, no lo sé, estoy tan perdida como ese día.

—Lo siento mucho Celeste, no pienso hablar más, no hace falta que nos ayudes, es más lo puedo hacer yo sola, no hace falta ni que tu ayudes Rosa, ya lo haré yo—Dijo Levantándose. No sabía qué hacer por fin estaban hablando.

—¿Crees que te voy a dejar aquí sola con todo lo que hay que hacer? Ni lo sueñes.

—Yo tampoco os voy a dejar solas—Blanca se fue de la sala con una cara pensativa. —No te preocupes, poco a poco acabará hablando.

—¿Tú has hablado con ella desde ese día verdad? Tú lo debes saber.

—La verdad es que no ha hablado con nadie de este tema, ni siquiera conmigo. Lo intenta evitar a toda costa, créeme lo he intentado, pero tú puedes hacerlo, lo sé.