Amigas para siempre

Capitulo 25. Qué dilema tenemos en casa

Mar

—¿A las 20:30? Es un poco justo pero vale, ahí estaremos, hasta luego Violeta.

—¿Era Violeta? ¿Nuestra Violeta? ¿La del instituto?

—Sí, hace años que no nos vemos, pero por suerte están estos aparatitos que nos hacen estar unidas aunque estemos separadas.

—Hace tiempo que tampoco veo a los chicos.

—Pues esta noche hemos quedado para cenar con ellos—Dije sentándome en la blanda alfombra donde Platina y Albino estaban jugando.

—Pero ¿y Platina? ¿Nos la vamos a llevar a la cena?

—Ya, por eso pensé que era un poco justo para encontrar niñera a estas horas. Tu prima no querrá volver a cuidarla ¿verdad?

—¿Quieres que la vuelva a cuidar? ¿Después de que casi la atropellan?

—Es verdad, no es buena canguro ¿Y ahora qué hacemos?

—¿Seremos los únicos padres? ¿Tú qué crees?

—Los únicos que tengo contacto son Violeta, Arún, y Oriol, de los demás no he sabido nada, aunque hoy por la mañana ¿a que no sabes a quienes me he encontrado?

—¿A quiénes?

—A Celeste, Rosa, Sol y Luna.

—¿En serio? ¿Y cómo están?

—Bastante bien, pero sabremos más de lo que hacen en la cena—Me levanté del suelo. —Tenemos aproximadamente una hora para encontrar niñera antes de la cena, coge tus contactos y pregunta, yo hare lo mismo.

Y así Albino y yo empezamos a llamar a familiares, amigos (que no fueran a la cena claro), conocidos… pero nadie podía, tenían algún compromiso o no les gustaban los niños o alguna cosa por el estilo, todos se habían puesto de acuerdo en que no querían cuidar niños, vaya hombre…

—¿Has tenido suerte?

—Nada, ¿y tú?

—Ni uno solo.

—¿Y ahora qué hacemos?

—Habrá que llevarla a la cena…

—Pues supongo que sí. Vamos a arreglarnos corre—Cogí a mi pequeña bebe y me la subí a la habitación de matrimonio junto con él. —Habrá que arreglarla a ella también—Dije viendo como se movía de un lado para el otro intentando darse la vuelta.

—¿Qué te parece este traje para la cena?—Albino había escogido un smoking negro con una pajarita azul. Tenía el cabello suave y voluminoso, me encantaba tocárselo.

—¿No iras demasiado elegante? ¿Y si los demás no se visten tan elegante como nosotros? Pareceremos los pijos del grupo.

—Creo que eso fue lo que nos llamaron varias veces en el instituto ¿te acuerdas? Nos decían “ahí vienen, Mar y Alb, los más pijos y ricos de Santa Mara”.

—Era una broma de mal gusto.

—Pero nos hacía gracia—Se sentó en el borde de la cama.

—Al principio.

—Sí, ya, me acuerdo que te peleaste con alguien por repetirlo tantas veces en un mismo día ¿con quién fue?

—No quiero recordar su nombre, me pone enferma.

—Bueno, ¿entonces que nos ponemos?

—Veamos—Mire en mi armario. —No me lo puedo creer, ¿solo tenemos ropa de marca? ¿Porque seré tan perfecta para elegir ropa?

—Míralo por el lado bueno, Platina no se podrá quejar de eso.

—Tiene 4 meses.

—Ya, me refiero a cuando sea mayor. Nosotros ganamos bien y la herencia de nuestras familias nos da el gran empujón que necesitamos para vivir como reyes.

—Sí, de eso no nos podemos quejar ninguno de los tres—Me puse encima de él.

Albino y yo nos conocimos en el jardín de infancia, desde siempre hemos estado en la misma clase, año tras año, solo nos veíamos como compañeros de colegio, luego amigos y al final de novios, nos casamos hace un par de años, con 22, y hace 4 meses que tenemos a nuestra pequeña en casa.

—Mira-la, se parece a ti.

—Yo creo que se parece más a ti, ¿no ves el pelo tan voluminoso que tiene?

—Tiene mucho pelo para tener 4 meses ¿no?

—He visto bebes que tienen más pelo que nuestra hija, así que—Me levanté. —A prepararse para esta noche.

Platina pesaba 6,2 kg y medía 61,7 cm.



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En el texto hay: drama, amor, amistades que no se rompen

Editado: 12.02.2020

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