Quiero estar contigo #17

"Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo"
—Jorge Luis Borges.
 

[Melissa]

19:10 PM.

Roman me llevó a nuestro lugar favorito, crecimos viniendo a éste hermoso parque de diversiones, significa mucho para ambos, fue aquí donde nos dimos nuestro primer beso cuando éramos niños, era mi cumpleaños y estábamos jugando... de alguna manera siempre que venimos me recuerda todo nuestros días aquí, me gusta que eso pase, esta vez sólo hemos venido por un rato a dar un paseo, Roman pasa su brazo alrededor de mi cuello.

—Te amo, Melissa— dijo de repente —. ¿Creés que estaremos juntos por siempre?.

—Espero que si ¿por qué?.

—Sólo preguntaba ¿tú quieres estar conmigo por siempre de verdad?.

Paso mi brazo alrededor de su cintura.

—Te amo, Roman, uno de mis deseos es ese quedarnos juntos por siempre— dije sin apartar la mirada de la suya.

Roman me sonríe enseñándome ese hoyuelo en su mejilla, con su brazo me acerca un poco mas a él para besar mi frente, nos detenemos junto a la rueda de la fortuna.

—Espera, tengo algo para ti— lo veo meter su mano dentro del bolsillo de su chaqueta y dejarla ahí nada más, vuelve a mirarme —. Hablemos de la magia que tiene este lugar, nunca hablamos de una de las cosas mas importantes que ocurrieron aquí— Roman con su otra mano toma la mía —, Fue justo aquí nuestro primer beso era tu cumpleaños, algo en ese día cambió en mi, amor.

Puedo sentir lo que viene, tiene que ser muy especial, a él mucho del pasado no le gusta hablar.

—Lo recuerdas— mi boca se abre en una sonrisa, mis dos manos sujetan la suya.

—Recuerdo cada detalle. Me gustabas tanto en ese entonces, cuando te vi llegar, te veías muy bonita, me pasé toda la primavera escribiendo poesías dedicadas a ti.

—¿Po-poesia, tú?.

—No quería que mis amigos supieran sobre eso, ya sabes como eran, criticaban el talento ajeno.

—Y fingías no tener idea de como expresarte.

—Lo hacías por mi, me convenía hacerme el tonto.

—Que malo eres ¿qué tienes para mi? Me estoy muriendo por saber.

—Lo que traje para ti es.. es un símbolo que me encantaría que aceptes— lo veo sacar su mano con la pequeña cajita negra, cubri mis labios con mis manos con emoción —. Símbolo del amor y el deseo de tenerte a mi lado por siempre ¿aceptas y compartes mis anhelos de pasar la vida juntos como mi esposa?.

Comencé a llorar, mi corazón se siente como una ave enjaulada, nos abrazamos, aproveché para quitarme el anillo que llevaba en ese dedo donde irá el material mas importante de mi vida, me separo sonríendo y asintiendo.

—Sí quiero, Roman ¡sí!.

Roman puso el anillo en mi dedo, él me besa, rodeo mis brazos a su cuello, los suyos rodean mi cintura, doblo mis piernas dejando de tocar el suelo.

—No lo puedo creer ¿has dicho que si?— asentí un par de veces, Roman besa mis labios nuevamente —. Te amo.

—Te amo mas por hacerme tan feliz.

Nos separamos, rodeo mi brazo con el de Roman, no dejo de ver el anillo en mi dedo, muerdo mi labio inferior, continuamos con nuestro paseo un poco mas, esta vez no subimos a ningún juego, nos tomamos muchas fotos, incluso nos grabé, fue adorable, será una bella perspectiva, me dijo que en un mes podemos hacer la boda, me pareció algo pronto pero, quizás sólo sean mis nervios, siento algo extraño en mi estómago.

Es uno de los mejores cumpleaños de mi vida, no sé como contener tanta alegría, he soñado esto con él la gran parte mi vida, sólo con él, lo amo tanto, por fín me lo dijo, siendo sincera pensé que le llevaría mas tiempo, con Roman tengo que atesorar cada gran paso que da en la relación... aunque quizás Clarissa de alguna manera le dio la gran idea del matrimonio, me cuesta creer que Roman simplemente le pareció que ya estamos listos para esto, se lo preguntaré... sin ser tan directa.

—Roman— aprieto mi brazo al suyo mientras busco su mirada.

—¿Qué?— pregunta viéndome extraño.

—¿Cómo se te ocurrió esto?.

—¿Esto, qué?.

—Esto de pedirme ser tu esposa así de repente, te conozco y me pareció tan de repente porque no pude verte raro éste tiempo como escondiéndome algo ¿qué pasó?.

—Melissa, y-yo te amo, no será nada raro supongo que será lo mismo, ya convivimos, dormimos juntos, sé que esto te importa demasiado, sé que quieres esto y quiero dártelo, quiero que lo tengas todo.

¿Y luego... y luego cómo hago para no enamorarme tanto de ti?.

Roman vuelve a verme esta vez me sonríe.

—Roman— dije entre lágrimas.

Roman limpia las lágrimas de mis mejillas.

—¿Y ahora por qué estás llorando? Harás que mi mamá nos moleste con sus preguntas.

Me reí mientras mas lágrimas bajan por mis mejillas.

—Le diré a Clarissa que es por tu culpa.

—¿Ah, si?.

—Sí, porque es la verdad.

—¿Entonces dije algo malo? No sé por qué estás llorando así, creerán lo peor de mi.

Seco mis lágrimas con el pañuelo de papel, le doy una mirada rápida a Roman.

—No sé por qué te importa tanto lo que piense de ti el resto, con que tú sepas como eres en realidad debería ser suficiente.

—A veces lo intento mucho pero, al final no puedo, ya me conoces.

—Está bien, si, siempre fuiste de esa manera, igual yo te amo.

Roman aclaró su garganta sólo para quedarse callado, con la mirada al frente, ya no sé que decir, creo que me quedaré en silencio también, caminamos y nos sonreimos en breves miradas.

Saqué mi celular del bolsillo para ver la hora y me detuve a contestar un mensaje de Edmond... ay que feo, me dijo que ya se fue y sólo me preguntó si estoy bien, me gustaría poder decirle que extraño como era antes conmigo, lo siento muy evasivo, mantiene distancia, ya no hace bromas, es como si Roman y él hubieran cambiado sus comportamientos el uno con el otro, es horrible, igual agradezco que Roman cambiase un poquito su actitud, al menos le abrió la puerta a Edmond, eso puede ser bueno, hay que dejar las cosas en el pasado ya todo tiene que cambiar, tenemos que hacerlo mejor.