Amigos Sin Beneficios

Capítulo 16: Alteraciones.

4 de Diciembre de 2018.

 

Lia.

 

—¡Lia!—Mateo me gritó mientras yo seguía caminando.

—No quiero hablar contigo, entiende—giré para verlo y ya estaba frente a mí.

Creí que no iba a seguirme en medio de la lluvia conociendo lo mucho que él la odia, pero oh sorpresa, hoy Mateo decidió dejar de lado su odio irracional a la lluvia y su dramatización sobre lo "enfermo" que está, cuando todos sabemos que es una simple gripe. Este baboso decidió seguirme por al menos veinte minutos y gritando como loco por la calle.

Esta escena debía de ser muy divertida para las personas que iban pasando, pero el punto bueno es que ya no estaba lloviendo tan duro.

—Pero debemos hablar.

Me rendí, me dolían los pies por el frío y bueno, algún día tendré que enfrentar esto aunque quiera seguir huyendo.

—Está bien. ¿Qué quieres?

—¿Fue en serio lo que dijiste?

—¿Qué parte de todas las cosas que dije?—yo ya sabía cuál parte pero quiero escucharlo de él, aparte de que gano tiempo ordenando mis ideas mientras me hago la tonta, es una buena estrategia que siempre me saca de estos casos y además lo hace más real.

—Que te gusto desde hace algunos años.

—Sí y no—me miró confundido—. Entrando a la pubertad descubrí que me gustabas, luego creí superarte y salí con chicos, conocí a Ray, me enamoré de Ray; luego paso toda esta situación y como sabes pues sí, me gustas, idiota—estaba enojada, era la segunda vez que le decía que me gusta y parece que el sigue aferrado a que solo lo vea como un amigo.

—Eso no puede ser posible.

Como dije.

—Pues lo es—por Dios, ¿por qué no puede aceptar ese hecho?

¿Acaso es tan malo que me guste? ¿Tan mala soy en una relación o cuál es el maldito problema?

—Lia no puede ser posible porque a mi me gustas desde que teníamos diez años.

No, no, no.

Solo lo dice para no hacerme sentir mal, tal vez escuchó mi discurso mental.

—Estás mintiendo. No puedes mentirme nada más para quedar bien, Mateo.

—No, fuiste la primera chica que me gustó y he de admitir que cada que tenías un novio me dolía aunque nunca supe porque. Pensé que tal vez porque era sobre protector como si fueras mi hermana pero cuando lo analizaba bien con Abigail nunca me había pasado eso, de hecho con mis ex novias tampoco. Y ahora estas de nuevo con Ray y me duele pensar que pude haber sido yo si no hubiera arruinado todo—se acercó a mí.

—Yo no estoy con Ray—obviamente él creía eso por siempre escuchar mis conversaciones con él. Pero eso le pasa por metiche.

—Bueno, en este momento no pero cuando regreses s...

—No estaré con Ray—lo interrumpí y me acerqué un poco más. Fue un movimiento involuntario, como para darle drama a la escena.

—Pero la llamada. Le dijiste que lo querías.

—Solo lo dije porque sabía que estabas escuchando. Él ya había colgado cuando lo dije.

Pude ver algo de alivio en su mirada, yo estaba nerviosa pero no iba a flaquear en este momento, estamos revelando grandes cosas y no voy a dejar que vea como me afecta porque sé que tiene el poder de arruinarlo todo cuando él quiera y yo quedaría como una estúpida, otra vez.

Él estaba mirando mis labios y luego alternaba a mis ojos. Sé que lo que está a punto de pasar no se puede evitar, así que solo apresuré las cosas y acerqué más mi rostro al suyo.

Él también lo hizo y esta vez fue él quien me besó y yo le correspondí.

Pero no duró tanto como esperaba, se separó de mi a los pocos segundos. ¿Ahora qué?

—No podemos hacer esto Lia—¿es en serio?

—¿Por qué?

Nos gustamos y no tenemos pareja, ¿qué más quiere? No entiendo a los hombres, no, los hombres no. No entiendo en nada a Mateo.

—Porque somos amigos.

—¿Y?

—No podemos gustarnos, simplemente no puedo gustarte. Es una relación que no va a funcionar.

—No puedes besarme y luego decirme que no podemos tener nada—está bien, ahora me estoy dejando llevar por mis emociones y no me importa que él vea cuanto me afecta porque sí, me afecta y me saca de mis casillas—. Tú no decides quién me gusta. Eso lo hago yo.

—Pero no es posible.

—¡Es posible si lo quieres pedazo de imbécil!—mis insultos no son los mejores cuando me enojo—. Y sé que lo quieres solo que eres lo suficiente cobarde como para no arriesgarte.

O tal vez sí lo son.

—¡No es eso Lia! Simplemente prefiero tu amistad antes de una relación fallida.

—Bien pues ya no tienes nada de las dos—mi enojo no me deja pensar bien. Yo no digo esas cosas—. Me has rechazado dos veces, estas encargándote de matar lo que siento por ti.

—Estás tomando esto demasiado mal. Simplemente no tenemos futuro, debes de entenderlo y calmarte.

—¿Tomarlo mal? ¡Lo estoy tomando pésimo y no me voy a calmar! Primero me alejaste cuando te diste cuenta de que sentías algo por mí.

»Después armas escenas de celos y me tratas mal solo porque piensas que así te voy a ver como un amigo pero adivina qué, ahora ni siquiera te puedo ver así. Un amigo no lastima a su amiga así.

»Y ahora me dices que siempre te he gustado, me besas pero para variar sigues pensando que lo poco que queda de nuestra amistad vale más la pena que estar juntos, que vale más que yo.

Se quedó callado. Creo que nunca me había visto tan alterada, de hecho hace mucho que no me sentía tan alterada.

—¿Pues sabes qué?—continué—. Métete tu amistad de mierda por donde te quepa. Obtendrás lo que siempre quisiste: Que olvide todo lo que pasó y pudo haber pasado entre nosotros.

Me di la vuelta y comencé a caminar hacía la casa pero al ver que Mateo me seguía y gritaba mi nombre comencé a correr con la esperanza de ser más rápida que él. Llegué a la casa, abrí la puerta, la cerré en la cara de Mateo, puse el seguro y subí corriendo a la habitación que comparto con Abigail.



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En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

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