12 de Diciembre de 2018.
Lia.
Las cosas han marchado demasiado bien, odio admitirlo pero Mateo tenía razón: Somos mejores como amigos.
No habíamos tenido ninguna pelea y podíamos mantener conversaciones normales sin situaciones incómodas, Abigail al parecer había dejado de molestarnos así que puedo decir con total seguridad que el plan de hacer como si nada hubiera pasado está teniendo un rotundo éxito.
Mientras tanto sigo hablando con Ray por teléfono casi todas las noches, no sé porque siento que volví un año atrás, cuando apenas estaba conociendo a Ray y platicábamos prácticamente diario y es agradable la verdad.
Además ya casi es navidad, mi festividad favorita, he estado ocupada organizando todo para la cena, escuchando canciones navideñas, viendo películas acorde a la fecha, pensando en regalos para mi familia y amigos, aunque creo que esos tendré que mandarlos por paquetería una semana antes. Sé que fastidio a todos con esta festividad pero no puedo evitar amarla y entusiasmarme por ello.
Amo las fiestas decembrinas, ¿de acuerdo?
Justo ahora estaba buscando recetas para la cena pero alguien llamó a la puerta, y puesto que Abigail estaba encerrada en su cuarto maldiciendo a todo y todos, era mi deber ir a abrir.
Era su no-novio Daniel.
—Hola Dan, oye ¿qué vas a hacer en navidad?—me hice a un lado para que pasara.
—No lo sé. Siempre me quedo con mis padres y las enfermeras a cenar en el hospital. No hacemos algo grande realmente.
Nadie merece pasar una navidad tan aburrida además Daniel me cae muy bien, no me molestaría en nada que oficialmente fuera mi cuñado. Entre más gente tengamos en la casa en estas fechas más genial será.
—Bien pues estas invitado a nuestra cena de Navidad—dije y regresé corriendo a la cocina y detrás de mi venía Mateo que por cierto no sabía de dónde había salido.
—Voy a ir a la plaza por unas cosas, ¿quier...
—Sííí—lo interrumpí—. Necesito buscar regalos.
Tomé mi cartera y salí corriendo hacía el auto de papá ya que estos últimos días Mateo lo había estado usando. Empiezo a creer que papá ama más a Mateo que a mí o a Abigail, estoy segura de que a ninguna de nosotras nos confiaría su preciado auto.
—Eso sí, no vas a poner canciones navideñas—dijo en cuanto subimos al auto.
—Tú no me mandas—tomé el auxiliar y puse mi playlist especial de canciones de esta época.
(...)
Después de varias horas recorriendo tiendas al fin tenía regalos para todos, incluso Mateo había escogido algo para que le regalara, una bonita sudadera azul holgada como las que me gustan y yo una roja, fueron nuestros regalos mutuos los cuales—por órdenes mías—no podíamos abrirlos hasta navidad.
Es un regalo significativo ya que por varios meses, cuando apenas nos conocimos de niños, Abigail y yo no queríamos decirle nuestros nombres así que ella era Verde y yo Roja. Luego Abigail se los dijo pero siguió llamándonos por colores por algunos meses y decidimos hacer lo mismo con Mateo y llamarlo Azul.
Llegamos a casa y decidimos dejar las cosas en el auto para que nadie viera nuestras compras, luego las sacaríamos.
Entramos riendo y los tres idiotas de mis primos llegaron a abrazarme. Maldita sea, ya llegaron a molestar mi vida como siempre. Aunque sí los extrañaba, pero muy poquito.
—¿Y tú dónde estabas con Lia?—Jorge dijo cuando todos se separaron de mí.
Algo me decía que ya habían hecho esta escena con Daniel.
—Chicos, mejor vayan a ver si ya puso la marrana—les dijo mi tía y los tres subieron las escaleras, no sin antes Iván mirar amenazadoramente a Daniel, con la seña de te estoy observando y Jorge le hizo la seña de cortar su cuello.
Qué suerte que yo ya había pasado por todo ello durante todos los años que he vivido en la misma casa con ellos. Abigail no y de seguro será muy divertido.
(...)
Mamá y mi tía estaban haciendo comida para todos y yo estaba en el comedor con Mateo haciendo una lista de compras para la cena de navidad. Él se había ofrecido a pesar de que todos trataban de evitar ayudarme con todo lo relacionado a la festividad, dicen que soy un poco molesta.
Porque claro, ellos pueden fastidiarme con sus problemas todos los días del año y cuando yo quiero disfrutar mi temporada del año favorita dicen que soy un dolor de cabeza.
En la sala estaban Abigail y Daniel viendo tele muy cómodamente y muy cursis por lo que Jorge estaba "vigilándolos" y de vez en cuando igual volteaba a vernos a nosotros. No sé porque lo hacía si ellos terminaron enterándose de todo lo sucedido. Todos en esta casa saben que volvimos a ser buenos amigos y especialmente él piensa que todo lo nuestro era una farsa.
La puerta de la casa sonó y yo fui a abrir, antes de que pudiera abrazar a Dylan, mi hermano—quien supongo está de vacaciones desde ahora—, los estúpidos de mis primos llegaron a tumbarlo y abrazarlo.
Luego se incorporaron y al fin pude saludarlo.
—Él es el que nos quiere robar a Abigail—dijo Iván cuando le estaba presentando a Daniel e inmediatamente Jorge se puso en medio de Abigail y Daniel.
Dylan solo lo saludó y fue con mis padres y tíos.
Dylan en realidad no es de muchas palabras como esos idiotas, no es celoso y no es tan protector con nosotras, es una persona muy neutral que parece ser más hijo de mis tíos que de mis padres.
A pesar de eso todos lo queremos y es él que nos mantendrá a todos cuando fracasemos en nuestras vidas, claro que sí, aunque no le guste. Si intenta alejarnos apareceremos como una plaga.
(...)
—Lia, ¿puedo hablar contigo?—Luis pidió mientras yo jugaba a los sims en mi laptop.