- Entonces si te darás un descanso de esa monstruosidad de empleo - argumentó Anastasia, refiriéndose a la biblioteca - ¡Perfecto! Creí que no te tomarías mi consejo ¿A dónde irás?
- A una cabaña - respondí nerviosa - Mis padres dijeron que no debía llevar teléfono. Nunca hay señal allá - me encogí de hombros, dándole una sonrisa de boca cerrada, como si lo que yo estaba a punto de hacer no fuera una locura.
Sentía el sabor amargo de la mentira.
- ¿Por cuánto tiempo? - inquirió George.
- Aún no lo sé - en verdad no lo sabía, tal vez nunca regresaría, pero tenía que mantenerme positiva - Seguramente por uno o dos meses.
- Morirás - Escuché la misma voz de siempre diciéndome en tono muy bajo, volteé a la derecha alarmada viendo a nadie en particular, las meseras estaban atendiendo a los otros clientes, pero llegó el extraño presentimiento de sentirme observada, acechada, atrapada ¿Qué rayos fue eso?
Al darme por vencido y volver la vista al frente, mis dos amigos me miraban fijamente - ¿Qué? ¿Tengo algo en el rostro? - Llevo mis manos a mi cara, pero no siento nada irregular.
George que no había visto algo sospechoso, se comía su tarta - Estás pálida - dirigió su mirada a su regazo sin argumentar nada más.
- Casandra Onisse - la misma voz susurró por segunda vez en el día ¿Por qué nunca me dejaba en paz? ¿Por qué no podía ser una persona normal sin escuchar voces y sentir que tenía un trastorno? - Algún día morirás. Y yo estaré allí para ver tu destrucción.
Y al voltear, no había nadie.
Nunca lo había.
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AJAX
16 de Noviembre, 2019
Al verla caer, sentí el verdadero miedo llenando mi cuerpo ¿Qué fue lo que sucedió? La había dejado en la puerta de su habitación y me fui a la mía ¿Qué ocurrió cuando me fui? Todo esto me alarmaba, pues yo tenía que cuidarla y... no estuve ahí.
No es que la considere incapaz de mantenerse a salvo ni nada por el estilo, solo que ella no recuerda mucho de su vida y un lugar nuevo creí que sería abrumador para ella, sobre todo un lugar como éste.
Pasé toda la noche sentado a un lado de su cama a ver si despertaba... no lo hizo pero seguía respirando. Eso ya era algo.
Y yo que me había dicho miles de veces no volver a acercarme a ella.
Lo cierto era que temía estar cerca de Casie.
Desde aquel día en que la vi en su universidad o en el bosque cubierta en llamas, me sentía como un completo tonto por la impresión que ella me había dado. Por alguna razón sentía que no era la primera vez que la veía, así que si yo le había resultado familiar desde el primer momento ¿Qué era lo que nos llevaba a sentirnos así?
¿Por qué parecía que estos días no fueron las primeras veces que nos relacionamos?
Comencé a caminar por la habitación hasta detenerme enfrente de su cuerpo postrado en la cama, notando como las mejillas estaban muy pálidas, los labios de un tono violáceo y resecos, casi llegando al azul y sus párpados vibraban sin detenerse en ningún momento. Era increíble que estando así aún se viera preciosa.
- ¿Qué fue lo que sucedió? - preguntó Alysa entrando en la habitación.
- Eso quisiera saber yo.- respondí, pero muy dentro de mí sospeché de lo que se trataba.
¿Y si lo había visto en el cuarto piso?
- Evan me dijo que la revisó, pero que no encontró nada seguro para despertarla, ni medicinas, antibióticos o hierbas. Dice que debido a su pérdida de memoria, no sabría que darle sin que alterara algo en su cabeza, lo cual es estúpido siendo él un experto en estos casos por miles de millones de siglos ¿Que diablos pasa por la cabeza de estos jóvenes? - resopló con dramatismo - Dice que ella tendría que despertar por cuenta propia, pero veo que lleva horas sin reaccionar y es angustiante pasar por esto de nuevo - resopla para poner su dedo índice y pulgar sobre el puente de su nariz y comenzar a contar del 1 al 10 (tal como yo hago la mayoría del tiempo) respiró profundo y abrió los ojos hacia mí- Estabas allí cuando pasó, Ajax ¿Qué le hiciste? ¿Qué fue lo que sucedió?
- No le hice nada- respondí ofendido, frotándome las manos en el cabello de manera muy inquieta - Salí de la habitación y fui hasta la suya para ver cómo estaba.- murmuré un poco más bajo para que no empezara a decir que yo estaba comenzando a preocuparme por Casie. Si me preocupaba, pero eso no lo diría. - Desde que llegué a su puerta, supe que no estaba, así que fui a buscarla, ya que por alguna razón, nada de lo que yo posea como don funciona con ella, no puedo verla, ni olerla cuando no está cerca, no pude ni siquiera escuchar el latido de su corazón cuando la tuve en mis brazos. ¡No sé qué demonios ocurre con ella!
>> Se me complicó todo y cuando la encontré estaba gritando y corriendo para luego resbalarse y caer - seguí con mi explicación mientras que en lo último no pude evitar rodar los ojos - De verdad, hay personas tan torpes - argumenté, alargando la vocal de la palabra 'tan' - Desde que la conocí vive tropezando con el mundo entero, puede que tenga dos pies izquierdos o tal vez no sabe diferenciar la derecha de la izquierda. Deberías hablar con Helena para ver si comienza a darle clases de orientación - bufé.
Era tan torpe.
Y aún así, muy hermosa.
No, no debía pensar eso.
- Tenemos que despertarla. - fue lo que respondió Alysa.
Un beso como el de los cuentos de hadas no serviría ¿Verdad?
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- ¿Qué haces con eso? - pregunté con un tono altanero que no pretendía al ver a Pamela con la tela parecida a una red dorada en sus manos temblorosas - Tienes que sacarlo de aquí, si despierta y lo ve...
Sin perder su sonrisa tensa, levantó la mano hacia mí para que guardara silencio, a regañadientes lo hice.