CASIE
Parecía como si hubiésemos estado corriendo por horas, a lo lejos se escuchaban gritos, golpes y no sabía qué era lo que ocurría.
Los nervios comenzaron a hacer efecto en mi estómago.
¿Qué estaba sucediendo?
Al entrar al salón nada parecía estar en su lugar, las mesitas estaban volteadas, los ventanales estaban rotos y el salón en sí estaba destrozado.
¿Qué eran esas cosas que estaban luchando contra los Lincer?
No pude ver nada más porque Ajax me alejó de ahí.
- Escóndete, Casandra.- me ordenó Ajax llevándome a un rincón y sin saber de dónde lo sacó me dió una larga varilla negra de punta afilada.- Si alguien viene y quiere hacerte daño lo único que tienes que hacer es darle en el pecho con la punta de la lanza ¿Entendiste? - yo no respondí.- Casandra ¿Entendiste? - me sacudió por los hombros y pude reaccionar.
- S-si.
- Bien.
Y con eso se fue y como ya me conocía por mis malas decisiones, en un sitio apartado del gran salón me asomé sin que nadie me viera y lo que vi me alarmó en muchos sentidos.
Me quedé paralizada.
Todos estaban luchando, incluído Ajax.
Las criaturas que los atacaban eran feas y siniestras y parecían poseer mil cabezas cada una.
Parecían ser más de veinte y todas atacaban sin detenerse ni por una sola vez.
El más cercano a mí era Colin y manejaba una espada con destreza, mientras que la cosa que lo atacaba utilizaba una de sus cabezas tratando de agarrarle el cuello.
Luego estaba Deacon que no supe como, pero pegaba grandes saltos y atacaba a varias de esas criaturas a la vez.
Irene, Helena y Hester parecían estar poseídas, no se parecían en nada a las chicas que había conocido. Se veían determinadas y llenas de impotencia.
Cyril se encontraba rodeado de varias de esas cosas pero él con dos espadas en cada mano parecía saber lo que hacía y era impresionante, tenía que admitirlo.
Justo a su lado se encontraba Evan y no sabía como lo había hecho, pero parecía como si de sus manos saliera una luz que cegaba a las criaturas que lo estaban atacando.
Más allá estaban las tres hermanas, dos de ellas atacaron con lanzas y látigos pero una de ellas me sorprendió de sobremanera pues en vez de tener armas, ella utilizaba sus manos de las cuales salían miles de enredaderas asfixiando a las criaturas que los estaban atacando. Se trataba de Pamela y nunca la había visto tan enojada como en este mismo instante.
La furia que desbordaba daba bastante miedo.
Y más atrás de ellas, estaban los tres hermanos.
Y si lo que pasó con Pamela me sorprendió, esto me dejó sin habla.
Alesandro parecía tener electricidad en las manos y a cada criatura que tocaba la dejaba electrocutada y Felipe parecía invocar agua de sus manos para lanzarla sobre esas cosas y después de éstas salía un vapor verdoso.
Y Ajax parecía tener un humo negro a su alrededor, un humo que traspasaba el cuerpo de esas cosas y las dejaban en el suelo inconcientes.
Y luego no sé lo que sucedió, un dolor horrible en mi cabeza me desestabilizó y caí de rodillas.
De pronto vi mis manos invadidas de muchos hilillos rojo carmesí, muy diferentes al fuego que había visto en mis visiones.
Y un temblor se produjo bajo mis dedos.
Todo comenzó a dar vueltas y sentía que iba a vomitar.
¿Qué está pasando?
Y después, todo se detuvo al escucharse otro estallido.
Los gritos se detuvieron.
Y el piso debajo de mí también.
Y muchas de esas criaturas se fueron.
Ajax corrió inmediatamente hacia mí.
- Casandra, tus ojos.- dijo tomándome el rostro con las dos manos.- Son violetas ¿Qué sucedió?
- No...no tengo idea, yo solo... no sé qué ocurrió.
Después de unos segundos él suspiró con alivio y no supe por qué volvió a hablar.- volvieron a la normalidad.
Y yo también suspiré con alivio. Mientras menos personas supieran de lo que me pasó, mejor sería para mí.
Respiraba con mucha dificultad, sentía una presión horrible en los oídos pero milagrosamente no me sentía como si me fuera a desmayar, pero no pude porque un grito desgarrador se escuchó, era muy diferente a cualquier cosa que hubiese escuchado en mi vida y cuando alcé la vista lo que vi me alarmó.
Una de esas cosas venía corriendo hacia mí.
Ajax intentó apartarme pero yo se lo impedí y agarré con fuerza la vara que me dio y con toda la energía que me quedaba le di en el pecho en vez de a las miles de cabezas, haciendo que del golpe se cayera al suelo.
Y luego todos salieron huyendo.
- Creo que aprenderá rápido.- dijo Felipe con una sonrisa de satisfacción apareciendo a un lado de nosotros.
- Te dije que era valiosa.- le contestó Evan con orgullo y Ajax que estaba a mi lado lo remedó sin que nadie se diera cuenta, excepto yo.
- Fue solo uno.- dijo Cyril con fastidio.
- No todos reaccionan como ella en el primer ataque, sobrino.- Felipe soltó una risita cuando Deacon se interpuso entre ellos con una sonrisa lobuna.
- Algunos se orinan en los pantalones ¿verdad Cyril? - el mencionado no dijo nada, pero vi con claridad cuando se ruborizó.
- Tenía seis años.
- ¿Qué eran esas cosas? - pregunté dejando atrás ese dato interesante de un pequeño Cyril.
- Se llaman Hidra de Lerna, Casandra - explicó Helena que ahora llevaba parte de su ropa rota y manchada de sangre.
- ¿Alguien más vió que todo se volvió rojo? - preguntó Cyril.
- Es cierto, hubo un momento, al final, en que sentí que parecía estar temblando la tierra y luego todo explotó en humo rojo ¿Qué fue eso? - dijo Colin rozándose el corte que tenía en la ceja.
- A mí también me pareció muy curioso.- comentó Alysa con calma.
- Lo curioso es que las Hidras de Lerna nunca salen de las aguas y nunca se les ha visto lejos de ellas ¿Cómo llegaron aquí? - se dirigió Helena a Alesandro.