Amnesia

Capítulo 5

Los días fueron pasando, no hubo más amenazas durante los tres días siguientes al último mensaje que mandó el desconocido a través de mi Facebook con ese estado, todo parecía volver a la normalidad hasta que llegó el tan anhelado fin de semana gracias a la nueva feria que llegaba a la ciudad para ese tiempo, a la cual no tenía muchas ganas de ir, y sin embargo, me tocó acceder por Emily que no paraba de decirme que si no iba me retiraría sus afectos, lo cual no me preocupó mucho porque siempre intenta amenazarme con lo mismo y no podemos durar más de un día peleadas. Lo que me convenció fue que me compraría una pizza de champiñones para mí sola si la acompañaba, a lo cual nadie se podría resistir.

La semana pasó muy rápido después del maldito estado que dejaron en mi Facebook. Al leer lo mismo que le dije a Hal en el cementerio, pero modificado para dar la apariencia de que nunca me había agradado Hal, lo primero que hice fue eliminarlo, aunque no sirvió de nada, ya todos lo habían leído. Todos creían que yo había escrito ese estado. Leo me preguntó si había leído los comentarios, pero la verdad es que con el apuro de eliminarlo ni me percaté si alguien había comentado.

Todos al día siguiente en la escuela me señalaban y definitivamente hablaban de mí como si no estuviera presente. Solo Emily y sus amigos me creían a pesar de estos últimos conocer muy poco de lo que estaba pasando. Lo más seguro es que hablaban a mis espaldas solo para no quedar mal con Emily. No me sorprendía que así fuera.

—Te prometo que no te vas a arrepentir de haber venido —dijo Emily al ver mi cara de fastidio por la cantidad de personas que se acumulaban en la feria. Estaba radiante como siempre, su cabello: lacio, corto y tan negro como el carbón, estaba alborotado por la rebelde brisa que había en el lugar, pero aun así lucía muy bien. Ella siempre se veía muy bien.

—Espero que así sea porque si no te odiaré toda la vida por hacerme venir aquí en contra de mi voluntad.

—Nada de eso, usted vino conmigo porque la soborné con pizza —dijo riéndose por lo bajo.

—¡Aha! ¿Entonces aceptas que me sobornaste para venir? —dije haciéndome la indignada.

—Para nadie es un secreto que la pizza es la excusa perfecta para obligarte a hacer algo.

—Shhh, claro que lo es, pero nadie tiene por qué enterarse. —dije siguiéndole la corriente y riendo a su vez. Siempre me lo pasaba tan bien con Emily; éramos tan compatibles hasta el punto de que muchos nos envidiaban por ser tan unidas. Teníamos una de esas amistades que en estos tiempos son tan escasas.

Y precisamente después de eso ocurrió. La vi. Ahí estaba ella. Hermosa como la recordaba. Su cabello castaño y rizado hacía onda por la fuerte briza del lugar. Sus ojos brillantes. Sus labios carnosos. Parecía una diosa del olimpo. Nunca había visto tanta perfección en una persona anteriormente.

—Tierra llamando a Karl. La perdemos, Houston, la perdemos. —dijo Emily mofándose de mi repentino viaje al limbo.

—Bueno y ¿qué es lo que te pasa a ti? —dije poniendo cara de pocos amigos.

—¿Crees que no me doy cuenta que la estás mirando? —dijo entre risas.

—Yo no…

—Claro que lo estás haciendo, hasta podría rellenar una piscina completa con tus babas. Y, al parecer, no te has dado cuenta con quien está.

Al observar bien con quienes se encontraba la hermosa chica, cambió totalmente mi expresión de alegría, vi que estaba junto a Félix, el antiguo novio de Emily y mi enemigo a muerte, con sus amigos que solo sabían imitar lo que hacía el imbécil mayor.

Félix y yo nos odiábamos desde sexto grado, cuando tuvimos una discusión por haberme hecho una broma muy pesada y, casualmente, de esa forma fue que conocí a Emily, que para ese entonces era su novia.

—Vaya, vaya, que tenemos aquí —dijo aquel insecto que se acercaba a grandes zancadas hacia nosotros al momento de vernos. Nunca perdía una oportunidad para hacernos quedar en ridículo—. ¿Qué no se cansan de ser humilladas?

Le lance una de aquellas miradas asesinas y decidí alejarme de aquel lugar para no terminar en una discusión sin sentido con un imbécil que ni cerebro habría de tener.

—Tan cobarde como me lo imaginé. Que decepción. Creí que eran simples chismes —dijo una voz encantadora, pero petulante, que para mi sorpresa pertenecía al hermoso ángel por el que me había encontrado levitando no hace mucho.

Emily se volvió y dijo con mirada amenazadora: —Disculpa, ¿Tu «qué» eres?



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En el texto hay: asesinatos, misterio, suspenso

Editado: 24.11.2019

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