Estaba en mi nueva casa cuando llegó mi amigo Mateo. Me dijo que se había enterado de que había una discoteca que era de las mejores que había en este lugar, y me invitó a ir con él. Yo no estaba muy convencido, no me gustaban esos lugares llenos de ruido y gente borracha. Además, acabábamos de mudarnos, y no sabíamos si era seguro salir tan rápido. Pero Mateo insistió tanto, que al final acepté. Llamamos a los demás amigos, y a mi hermana Jasmín, y nos fuimos para allá.
La discoteca estaba a las afueras de la ciudad, y había que tomar un autobús para llegar. El viaje fue largo y aburrido, y yo me arrepentía de haber aceptado. Pero Mateo me animaba, y me decía que íbamos a pasarla genial. Yo solo esperaba que tuviera razón.
Llegamos a la discoteca, y había una cola enorme para entrar. Tuvimos que esperar casi una hora, y pagar una entrada bastante cara. Entramos, y nos encontramos con un ambiente caótico. La música estaba tan alta, que no se podía hablar. Las luces de colores parpadeaban sin cesar, y hacían daño a los ojos. La gente bailaba, bebía, y se besaba sin pudor. Yo me sentía fuera de lugar, y quería irme.
Pero Mateo me arrastró a la pista, y me dijo que me soltara, que me divirtiera. Yo intenté seguirle el ritmo, pero no lo conseguí. No me gustaba la música, ni el ambiente, ni las chicas que se me acercaban. Solo quería estar tranquilo, y disfrutar de una buena conversación.
De repente, vi algo que me llamó la atención. Entre la multitud, había una chica que bailaba con sus amigas. Era diferente a las demás, tenía un aire de inocencia y dulzura que me cautivó. Era rubia, de pelo largo y liso, y ojos verdes . Tenía una figura soñada por cualquier chica , y una sonrisa encantadora. Usaba un vestido rojo, que resaltaba su belleza. Me quedé mirándola, y sentí algo que nunca había sentido antes. Una atracción irresistible, una conexión especial.
Ella también me vio, y me devolvió la mirada. Nuestros ojos se encontraron, y sentí que el mundo se detenía. Ella me sonrió, y yo le sonreí. Me quise acercar a ella, y ella se quedó quieta. Parecía que el destino nos había unido, y que nada nos iba a separar.
Pero antes de que me pudiera acercar a ella, Mateo y Darío me agarrón del brazo , y me llevaron al baño. Me resistí, y la miré con una expresión de disculpa. Ella me hizo un gesto de que no pasaba nada, y trató de disimular su decepción. Yo me fui con mis amigos, y ella se quedo con sus amigos.
- ¿Quién era esa chica? - me preguntó Mateo.
- No lo sé, nunca la había visto antes - le dije.
- Era muy linda, ¿te gustó? - me preguntó Darío.
- No - le dije.
- No te preocupes no te vamos a burlar - me dijo Mateo.
- O quizás si - dijo Darío.
- Bueno, te trajimos por que a Jasmín le llego un mensaje - me dijo Mateo.
- ¿QUE?¡ de quien? - le dije.
-Ya sabes de quien - me dijo Darío susurrando.
- Pero ella no sabe por que ¿no? - le dije, esperanzado de que no lo sepa.
- No, y no le vamos a decir nada tampoco - me dijo Tomás.
- Está bien, vamos - dije, preocupado por mi hermana.
Nos fuimos a la pista, y siguieron bailando. Pero yo en el fondo de mi mente, no podía dejar de pensar en la chica de ojos verdes , y en lo que le enviaron a mi hermana, no podía permitir que ella se entere, así que le dijeron que fue alguien que se equivoco, pero no se por cuanto tiempo lo va a seguir creyendo.
*****
Pasaron los días, y yo seguía pensando en la chica de la discoteca. Su imagen se había grabado en mi mente, y su sonrisa me perseguía en mis sueños. Me preguntaba si ella también se acordaría de mí, o si ya me habría borrado. Quería volver a verla, pero no sabía cómo. No sabía su nombre, ni dónde vivía, ni nada de ella. Solo sabía que me llamaba la atención, y que quería saber más de ella
Un día, estaba en mi casa, acomodando mis cosas. Había llegado a este lugar hace poco tiempo , y todavía no me sentía cómodo. No me gustaba el clima, ni la gente, ni la cultura. Extrañaba mi antiguo hogar. Solo tenía a mis amigos, y a mi hermana acá.
Decidí llamar a uno de mis amigos. Que podía encontrar información de cualquier persona en internet. Le conté lo que había pasado en la discoteca (Omitiendo la parte en la que esa chica me cautivo claro, por que el no vino con nosotros 3 ), y le pedí que me ayudara a encontrar a la chica. Él aceptó, y me dijo que me mandaría un mensaje cuando tuviera algo.
Esperé con ansiedad su respuesta, pero pasaron las horas, y no me dijo nada. Pensé que quizás no había encontrado nada, o que se había olvidado.
Pero al día siguiente, recibí un mensaje de él. Me dijo que había encontrado a la chica, y me mandó una foto de ella. Era ella, sin duda. La reconocí al instante. Me dijo que se llamaba Bianca, que tenía 18 años, y que estudiaba en la secundaria. Y me dio su dirección. Me dijo que tenía un perfil en Instagram, y me mandó el enlace. Me dijo que tenía suerte, que era una chica muy popular, y que tenía muchos seguidores .
Me quedé mirando la foto de Bianca, y sentí una mezcla de emociones. Por un lado, me alegré de haber encontrado su nombre, y su dirección. Por otro lado, me asusté de saber que era una chica tan deseada, y que quizás no me hiciera caso. No sabía qué hacer. ¿Debía ir a buscarla, y declararle mi interés? ¿O debía dejarla en paz, y olvidarme de ella?
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Editado: 02.01.2024