Capitulo 8. El ex de Nath.

Nicolás.

Mientras veía como discutian Nathalia y el chico nuevo que aparentemente se llama Javier algo me decía que no era de fiar.

Cuando le pregunté ella me dijo que todo estaba bien, pero tenía un presentimiento, estaba inmerso en mis asuntos cuando se escuchó un grito de Nathalia seguido de un salto.

-Jajaja, al parecer aún le temes a las ratas- dijo Javier entre risas, ahora que presto atención este chico se me hace familiar... ¡Claro!, El exnovio de Nathalia.

Nathalia estaba arriba de su butaca temblando y pegando gritos, dirigí mi vista hacia donde Nathalia estaba viendo y me encontré con una rata, es lo que Nathalia más odia, me apresure a bajar a Nathalia cargándola, pero ella se aferrándose a mi con una cara de horror, ella no iba a tocar el piso mientras esa rata estuviera ahí.

-Vamos linda, baja- le dije para que se bajara, pero eso hizo que se me apretara más para que no la soltará.

-No, por favor no, no quiero bajar si ese animal sigue en este salón- dijo aferrándose a mi cada vez más, para ser honestos no me molesta la posición en la que está encima de mi, pero habia algo que sentía que se me estaba enterrando.

-Vamos linda, me estás lastimando con algo en las costillas- ella miro hacia mis costillas y se dió cuenta que me estaba enterrando era su celular, lo saco y lo puso entre sus manos.

-¿Así ya no te lastimo?- me preguntó sonrojada.

-No, ya no, gracias- le guiñe un ojo y ella se sonrojo.

Llegó el conserje y saco a la rata utilizando una escoba, cuando la saco Nathalia se me quedó viendo, creo que estaba debatiendo entre si bajarse o no, así que le ofrecí una sonrisa.

-Si no quieres bajarte no hay problema- le dije un tanto coqueto.

-Hay si, lo siento, tengo que bajarme ya- ella trato de bajarse y se lo impedi, no se porque hize eso, pero bueno ya está hecho, ella me miró extrañada y con el ceño fruncido.

-Se que no te quieres bajar, lo veo en tu mirada.

-Tengo que hacerlo, todos nos están viendo- mire a los alrededores y efectivamente nos estaban viendo, pero algo me impedía dejar que se baje.

-Que se vallan al demonio todos- dije y sin pensarlo la bese, cuando nos separamos ella estaba muy sonrojada y fue entonces cuando la baje.