Un año antes o quizás dos solía visitar taguay, un pequeño pueblo en el estado aragua, me llenaba de felicidad cuando iba cada fin de semana a la finca de mi padre. Era un ambiente divino y bastante tranquilo, montábamos a caballos. disfrutábamos en familia, mis hermanos, mis primos y yo, compartíamos nuestra alegría, coleábamos cada fiesta patronales y tarde de toros coleados, mi padre nos llevaba a las manga para colear aunque mi madre no siempre estuvo de acuerdo porque le parecía un deporte peligroso, pero a nosotros nos encantaba y mi padre nos apoyaba, pero como toda madre se daba cuenta de lo feliz que me hacía estar coleando y lo aceptó, a veces quedábamos campeones en la competiciones como en muchas veces no, pero en realidad a mi padre no le importaba eso, le importaba la felicidad que teníamos cada vez que coleábamos, después de cada tarde seguíamos la fiesta en la finca donde hicimos muchas amistades y muy buenos amigos.
En aquel entonces cursaba el primer año de secundaria, no era una persona enfocada en mis estudios y tampoco en mi entorno social porque solo podía pensar en los caballos de la finca, el rio y el pueblo de taguay que está llena de personas amables y humildes.
Recuerdo una vez que mis padres me castigaron por reprobar unas materia del colegio, me castigaron y no participé en los toros coleados, esto me dejó muy triste, allí es donde aprendí que primero que nada son los estudios y de allí adelante tuve buenas calificaciones, obtuve unos de los mejores promedio del siguiente año, y comencé a hacer lo que más me gusta… colear de nuevo.
También puedo recordar un 31 de diciembre del 2014, aquel día cuando me embriagué y tan solo tenía 15 años, aunque esto fue un hecho muy irresponsable de mi parte mis padres no se enteraron al momento, al pasar el tiempo lo supieron por un tercero, ya para esto había pasado poco más de 2 meses y ya el regaño fue menor. La segunda vez que me embriagué fue el día de mi cumpleaños, un 13 de mayo del 2015, pero esta vez, aunque fue mayor la embriaguez fue un acto más concientizado, una vez terminada la reunión seguí celebrando mi cumpleaños en una fiesta cerca del pueblo, donde el día siguiente llegue a la finca ebrio, no pude hacer otra cosa más que acostarme, y como buenos primos y buen hermano, no se les ocurrió otra cosa más que tomarme fotos después de haberme pintado el cuerpo y la cara… una vez despierto me encontré con la sorpresa de ver a mis primos entre risas y burlas, pero yo no entendía el por qué, tarde mucho en darme cuenta del motivo, hasta que fui a la ducha y al verme al espejo, entendí todo, pero después, la dulce venganza comenzó… se me ocurrió una series de bromas, que iban de ponerle sal a sus bebidas hasta poner excremento de animales en sus ropas y camas, ahora era yo quien reía.
No me había salvado del castigo de mis padres por la embriaguez que tuve esa noche, su castigo fue ponerme a trabajar duro en la finca por una semana, luego de trabajar me sentía cansado y pedí disculpas por mi acto irresponsable, pero al pasar el tiempo mi padre aceptó que tomara alcohol claro que no en exceso, puesto que también fue joven y sabía lo que a veces uno hacía por diversión.
Llegó aquel día, 13 de octubre del 2015, una fecha que nunca olvidaré. Mi familia y yo fuimos a las fiestas patronales del pueblo, donde habría toros coleados, una vez en la manga mi padre nos inscribió a mi hermano y a mí, ya inscritos esperábamos el sorteo, el sorteo llego en este orden, mi hermano Adam era el turno número dos y yo era el turno número cinco, donde los nervios y la emoción se juntaba en mi cuerpo, mi corazón no paraba de latir, yo preparaba mi caballo para estar listo en el momento que me tocaba, y le tocó el momento de colear a mi hermano.
--¡buena suerte! – le dije
-- ¡gracias! – me contestó
Coleando mi hermano, mi primo Ricardo me estuvo ayudando a preparar mi caballo, fue a buscar mi casco, yo me sentía muy nervioso, mi primo se dio cuenta y me dijo…
--¿Ales estas seguro de colear, te sientes bien?
A lo que respondí.
--¡Si claro, me siento bien, solo un poco nervioso!
Ricardo es la persona con quien yo contaba mis secreto al igual el con los suyos, contemporáneo conmigo en la edad, su madre, mi tía, es hermana morocha de mi mama y vive cerca de mi casa y nos juntábamos casi todos los días.
Ya preparado, esperando mi turno, con mi corazón estallando en una combinación de nervio y emoción, me tocaba entrar en la manga, pego mi caballo en la puerta, solo con cinco minutos tenia de tiempo dentro de la manga, salió el toro de la puerta y yo agarro la cola del toro con una adrenalina que sobraba en mi cuerpo, pasando frente de mi familia que gritaban de emoción.
--¡Vamoooos aleeeees tu puedees! – Gritaban de emoción
Pasando frente a mi familia, me enrollo la cola y halo el toro, una vez tumbando, me sentía en el aire de una manera muy rápida y de nervios cuando ya veo el suelo, me golpeo con la talanquera muy fuerte que aun no entiendo como no sentí dolor, me levanto y busco mi caballo con mi adrenalina y emoción de seguir coleando ya montado en mi caballo vuelvo a tumbar el toro, ansioso de volverlo a tumbar, pero en ese momento se echó y no se levantó. Se acabó el tiempo dentro de la manga, salgo de la manga de coleo débil, me bajo del caballo y lo amarro, me tome un vaso de agua y tenía un dolor desde el hombro izquierdo hasta las uñas de mi mano izquierda con el dolor no pude colear la siguiente salida, ese turno lo tomó mi hermano que no quedó entre los ganadores.