Hace unas semanas decidí ir al psicólogo, las personas a mi alrededor me decían estar loco por si quiera pensar que a mis veintidós años fuera a terapia.
Otras personas que me conocían decían encontrar me trastornos de comportamiento social, por e de me felicitaban por tal logró.
La verdad es que fui a terapia por que estaba cansado de la soledad, por primera vez en mi vida, me sentí cómodo con alguien que no conozco pero que. «Aunque no le importara » escuchaba lo que tenía que decir sin: juzgar, regalar, comparar, insultar, cuestionar, burlar ni difamar lo que yo le decía, sólo escuchaba y me hacia saber lo que en realidad necesitaba saber pero lo hacia de buena forma.
—Todo el mundo le tiene miedo a algo Ander, es normal que te sientas de la forma en la que te sientes todos los días, piensa que si no le tienes miedo a algo, por muy mínimo que sea... Asustate por que entonces si tenes un problema.
Dos semanas y media de terapia, me sentía muy bien era la persona perfecta en el momento perfecto, aunque seguía el insomnio, era infeliz
Aunque nunca faltó las preguntas raras y los momentos incómodos.
—Le tenés miedo a la muerte?— pregunta mi psicólogo
—No— respondo sin pensar dos veces
—Y eso no te preocupa?
—Mucho
El séptimo día de terapia empezamos hablar de mi vida amorosa, la cual era un fiasco. No sabía que responder a cada pregunta que me hacia, la respondía en burla como haciéndole creer que mentía pero la verdad es que era verdad.
—Entonces nunca has tenido novia— pregunto mi psicólogo muy seria
—Por que debería, digo cada quien con su libertad no?— respondí nervioso
—Eso es un si o un no?—insistió
—Usted tiene novia?— respondí
El día nueve fue un tres de llanto, era la primera vez después de mucho tiempo que lloraba y más aún frente a alguien que ni siquiera conocía y decía ser mi amigo, odiaba llorar pero ese día fue inevitable llore por esas veces en las que quería hacer lo y no quise, por las veces en las que pude haber dado más y no quise, las veces en las que pude haber actuado de buena manera y no quise. Odio cuando tengo que reconocer las estupideces que hice en el pasado y más cuando ya no puedo remediar nada, nunca odie a las personas que me hicieron daño al contrario, me odiaba a mi por permitir que esas personas me hicieran daño.
Hoy sólo quiero encontrar la verdad de mi felicidad, hacer más fuerte mi amor propio.
A la memoria de Jeffren Gonzales 1997 - 2010