Capitulo 3

El Trágico Error

En medio de la batalla final entre las fuerzas celestiales y demoníacas, Ángela luchaba con una furia desatada, su espada cortando a través de las sombras con una determinación implacable. El campo de batalla estaba envuelto en caos y destrucción, y en medio de la confusión, un encuentro fatídico estaba destinado a cambiarlo todo.

Damián, con su mirada llena de dolor y determinación, se abrió paso a través de la multitud de combatientes, acercándose a Ángela con una mezcla de desesperación y determinación. Sin embargo, en medio del fragor de la batalla, un giro inesperado del destino los separó de nuevo, y Ángela, cegada por la furia y la confusión, levantó su espada con una fuerza desmedida y la clavó en el corazón de Damián.

El sonido del acero contra la carne resonó en el campo de batalla, y un silencio mortal cayó sobre el lugar mientras Damián caía de rodillas, la vida abandonando lentamente su cuerpo. Ángela, aturdida por lo que acababa de hacer, retrocedió horrorizada al reconocer la mirada de agonía en los ojos de Damián, la realización de su terrible error golpeándola con una fuerza devastadora.

—¡Damián!— gritó Ángela, con la voz quebrada por el dolor y la culpa, arrodillándose a su lado y tomando su rostro entre sus manos temblorosas. —¡No sabía... no sabía que eras tú!

Damián, con un suspiro final, alzó una mano temblorosa para acariciar la mejilla de Ángela, un gesto de perdón y amor en medio de la tragedia. Sus labios se movieron en un susurro apenas audible

—Ángela... siempre te amaré, a pesar de todo.

En ese momento, el mundo se desvaneció a su alrededor, y Ángela se quedó arrodillada en el campo de batalla, con el peso de su error y la pérdida de Damián pesando sobre su corazón roto. El destino había jugado una vez más con sus vidas, separándolos de una manera cruel e implacable, y Ángela sabía que el dolor y la culpa la perseguirían por el resto de sus días.