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Después de todo lo ocurrido que más podía hacer, nada, nada en absoluto, el tiempo no es algo que puedas retroceder, pero aún con todo y eso no dejaba de reprocharse a si mismo por todo.
De que le había servido toda esa rebeldía si al fin de cuentas las decisiones no podía tomarlas por él mismo, era muy inmaduro para la edad que tenía y sus pensamientos estaban entregados a la diversión y placer.
Ahora tenía que afrontar todo lo que se le venía, la responsabilidad y las labores. Su padre había cortado todo lazo con el después de lo ocurrido con la única condición de dejarlo volver si aceptaba casarse con la hija de su socio, cosa que de inmediato no acepto, creía que podría arreglarselas sin ayuda de su progenitor.
Pronto lo que tenía ahorrado se acabó y no quedo otra que volver con el rabo entre las piernas, encontrándose con lo peor, su padre convaleciente postrado es una cama, según los médicos estaba muriendo de la tristeza.
Entonces se sintió culpable, la única persona que le quedaba en el mundo estaba muriendo por su culpa. A decir verdad jamás tuvieron un lazo muy fuerte entre padre e hijo, pero no hacía que doliera menos.
Los últimos días los paso a su lado.
Antes de su muerte su padre había desistido de la idea de que contraerá matronio, más solo le pidió como última voluntad que supiera organizar su vida y que dejara todas aquellas cosas que no lo llevarían a nada. Después de todo el estar enfermo lo hizo entrar en razón con respecto a aquello.
Después de más de un mes llendo a terapias para mejorar nada dió resultado y falleció. Durante el entierro YoonGi permanecio serio y en silencio ante la mirada escrutadora de los asistentes al lugar, solo condolencias meramente falsas. Yu-ri quien también asistió junto a sus padres se mantuvo lejos, entonces YoonGi la vio y se avergonzó, su comportamiento anterior no había sido digno de lo que ella hacia ahora, venir a ver a tu ex prometido que huyó el día de la boda no debía ser nada fácil.
Pero por otra parte se sentía aliviado, él no merecía a una chica tan especial como ella, quien merecía que alguien que la amara con todo su corazón y el no sentía nada por ella en ese sentido.
Una semana después asumió el cargo de su padre en la empresa, el 70% de la acciones ahora pertenecían a él. Dejo de ir a fiestas por falta de tiempo y porque también ya le parecían aburridas, ya no tenía una conquista cada semana pero eso sí, alguna que otra ves era sorprendido por la prensa amarillista que le prestaba atención a sus romances efímeros.
( Ocho meses después )
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Le dolía la cabeza, papadeo un par de veces para acostumbrarse a la luz y llevo sus dedos a sus cienes. Se sento en la cama y miro a su lado, la chica del bar de la noche anterior estaba acostada en su cama con el cabello revuelto y cubierta por una sábana blanca que compartía con él, -no había que ser muy listo como para no saber que había pasado- se levantó completamente y busco su ropa interior. Movió el cuerpo de la chica de la cual había olvidado su nombre y está se despertó poco a poco.
—Espero que cuando salga de la ducha ya no estés aquí— le dijo entrando entrando al cuarto de baño.
La dejo sin palabras. YoonGi no conocía lo que era tener una vida estable y mucho menos compartirla con alguien, si bien era una mujeriego la palabra frialdad quedaba pequeña ante él cuando se trataba de terminar sus relaciones.
Llegó puntual a su trabajo como siempre, entro a su oficina dispuesto a comenzar su día, reuniones y demás cosas.
Se escucharon dos toques en la puerta.
—Buenos días, señor— la secretaria del director kim ya había llegado antes que el— una chica de baja estatura ante sus ojos y bastante tímida.
—Buenos días, Lee— saludo cordialmente sin excesos.
—Solo quería avisarle que hay dos posibles vacantes para el puesto de secretaria de presidencia— dijo ella.
—Pero y ¿porque me lo dices tú?— frunció el ceño — ese no es tu trabajo.
—Si ya lo sé, pero el director kim me pidió que le dijera personalmente— dijo y le extendió dos folders azul oscuro.
—Esta bien, déjalos ahí— dijo sin interés —luego te avisaré a quien escojere.
La chica asintió. Se quedó mirandolo por unos instantes pero dió la vuelta el cuánto el levantó la vista y sin más se marchó.
Desde su llegada las cosas en la empresa habían cambiado. No era el tipo de jefe déspota y sin escrúpulos pero si alguien a quien temer por su comportamiento y forma de mirar a las demás personas.