El ajetreo en el ambiente era casi sofocante. No pasaban más de las 10 de la mañana y el lugar era casi un caos. Al menos para los chicos del departamento de planeación, ellos eran quienes tenían la peor parte.
Todo se había vuelto color de rosa a color de hormiga cuando una de las encargadas del plan de negocios para la reunión de la tarde extravió el archivo donde estaba toda la información. Que si era una irresponsable por no guardar una copia, lo era, al menos para su jefe que no paraba de reprenderla por su falta.
Malena pasaba por aquel gran lugar con sus manos habitualmente ocupadas. Aunque la caja que llevaba le hacía peso no pudo evitar echar un vistazo a la chica que con la mirada en el suelo estaba siendo regañada. No podía imaginarse estando en su lugar, un escalofrío la recorrió por completo al contemplar la posibilidad de que el director Yeon Hyun fuera su jefe. Preferiría pasar toda una vida al lado de Min «pensó».
Acomodó la caja llena de hojas limpias en sus brazos y fue directo a la máquina de impresión. Se había acabado el papel pero ninguna de las secretarias había tenido la delicadeza de poner más. No es que fuera algo que le molestará, sino que ya se había vuelto una costumbre. Acomodó unas cuantas dejando el resto al pie de la máquina por si se necesitaban más.
No quería imaginar cómo se encontraba Min en esos momentos, ni siquiera quería contemplar la posibilidad de entrar a su oficina donde seguro encontraría a un CEO enfurecido y desesperado. No iba a asomar sus narices allí en un largo rato o al menos hasta que el lío de planeación se resolviera.
Sacó unas cuantas copias de más solo para hacer más tiempo mientras tarareaba una canción de la que apenas se acordaba la letra cuando de pronto se le ocurrió la grandísima idea de ir a la cafetería, tomaría la oportunidad de pasar por un café y así sentarse a descansar y evitar el mal genio de YoonGi. Era un poco lenta pero no estúpida como para acercarse a él esos momentos.
El ambiente de la cafetería era menos tenso a diferencia de los pisos de arriba donde se encuentran las oficinas. Tomó de su café levemente dulce mientras contemplaba la vista hacia. Se acercaba la época de invierno por lo cual la luz del sol era casi nula y el cielo se encontraba nublado.
— ¿Estás siendo un poco irresponsable no lo crees?— Una voz bastante familiar se escuchó a sus espaldas.
— Lo siento pero solo estoy siendo prevenida— Respondió mientras observaba a Ji-eun sentarse frente a ella con esa mirada reprobatoria, esa misma que tenía Amelia cuando probó los panqueques que ella misma había preparado en el desayuno.
En instante el gesto de Ji-eun cambio a uno cómplice y fue ahí donde se dió cuenta de que su compañera estaba usando la misma táctica para evadir a su malhumorado jefe.
— Kim no parece una persona que se enoje fácilmente— hablaba Malena sin poder creerlo.
— Es porque aún no lo conoces bien. Solo has visto su lado amable y empático. Aunque no lo creas tiene su carácter— decía la peli negra con las manos al aire.
— ¿Enserio estamos exponiendo nuestro empleo solo por no saber enfrentar a nuestros jefes? — esa realidad le daba un poco de risa así como miedo a la vez — Eres igual de cobarde que yo.
Ji-eun asentía tomando del vaso de agua frente a ella. Malena recordó la rigurosa dieta que seguía la chica frente a ella y de solo pensarlo le dió hambre.
— No es que le tenga miedo pero en definitiva no quiero siquiera acercarme a la puerta de su oficina.
— ¿Crees que solo haya sido un accidente?— cuestionó la peli roja.
— Pues no lo sé. Es lo más probable o de lo contrario tendría que haber alguien que esté saboteando los planes de la empresa— respondió con naturalidad, como si esa fuese una probabilidad nula — eso es algo imposible. La seguridad aquí es muy rigurosa.
— Si tú lo dices— lo cierto es que aquella vez en la casi queda atrapada en la oficina de YoonGi por causas que aún desconoce no le genera confianza. La cerradura de la puerta estaba en perfecto estado y si fuera por aquella mujer que aún deambulaba por los pasillos habría pasado toda la noche ahí. Decide que lo mejor es no contarle nada a la chica que mira con antojo los postres que pasan a su lado en bandejas ajenas. — Te veo en el almuerzo, no puedo retrasarme más.
— Si es que no nos han cortado la cabeza— decía Ji-eun entre risas con una mezcla de nerviosismo porque no era una posibilidad lejana.
De camino a la oficina de Min no podía dejar de pensar en lo ocurrido aquella vez, si bien lo había olvidado o no le dió importancia por todo lo que pasó últimamente en su relación con YoonGi, ahora su mente lo sacaba a flote como si tuviera alguna conexión con el incidente en planeación. Sacudió su cabeza dejando eso de lado y todo lo relacionado. No quería haber especulaciones con hechos inexistentes que solo estaban en su cabeza.
Cuando estuvo frente a la puerta pensó en excusa perfecta para encubrir su falta pero ninguno le convencía del todo o más bien ningúna era creíble. En definitiva que fue abducida por extraterrestres no era una opción.
Abrió la puerta en un impulso de valentina y pasó directo a su escritorio obviando cualquier pregunta de parte de YoonGi. Se sentó de espaldas con los ojos cerrados esperando cualquier sonido pero no lo hubo, solo así pudo soltar todo el aire contenido.
Ahí fue cuando pudo corroborar que no estaba.
Sonrió de oreja a oreja sintiéndose aliviada. Por fin su suerte empezaba a cambiar.
— Deja de dar vueltas, me estás mareando— los pasos de TaeHyung frenaron pero su mirada disgustada corrió directo a su amigo.
— ¿Enserio?— simplemente no podía creer como YoonGi se tomaba un asunto tan serio con una calma sobrenatural.
— Si. Así que por favor no vuelvas a llamarme si no me vas a dar una solución o en su defecto la buena noticia de que todo está arreglado— se levantó con intenciones de marcharse pero entonces el castaño se interpuso en su camino. La diferencia de estatura era más que notable pero eso no era impedimento para YoonGi poder mostrar su dominio. TaeHyung poseía una mirada dulce, a diferencia de YoonGi que imponía sin mencionar una sola palabra.