Capítulo 9: Decepción. Parte V
Gemma Stone.
—¿Realmente me lo estás preguntando? —inquiero incrédula y ella asiente—. Si parece que a la que no le agrada mi presencia soy yo a ti.
Ella deja de acomodar su cabello y se voltea hacia mí.
—Realmente no.
Es lo que dice y comienza acercarse a mí, toma una distancia considerada entre ambas. Los tacones que carga puesto la hacen ver de mi altura. En ningún momento bajo la cabeza, siempre la mantengo en alto.
Iba a decir algo, pero se adelanta.
—Eres una perra —escupe sin más—. Me quitaste el protagonismo en la pasarela y también a Connor. ¿No te basta? ¿Qué será lo siguiente que me quites?
—Lo de la pasarela lo decidió el diseñador, no yo, Dakota —le aclaro rápidamente sin poder creer lo que dice.
—¿Cuánto pagaste por ser el centro de atención? —ella comienza a perder su total cordura.
—Nada, Dakota. Nada.
Dakota no parece convencida de mi respuesta, pero lo ignora, enfocándose en lo más importante para ella.
—Pero, si pudiste quitarme a Connor, ¿verdad? —Alza una ceja—. Para ello si no buscas una justificación.
Un pequeño enojo se acentúa en mi sistema, haciendo que ponga las manos en puños, controlándome.
—¿Perdón? —es lo único que puedo formular por el nudo que se me instala en la garganta y me impide decir algo coherente.
Ríe sin gracia alguna y se cruza de brazos.
—¿Eres estúpida o qué? —Pregunta con mucha irritación—. ¿Qué más hiciste con Connor? ¿Follaron?
Supongo que mi cara habla primero que yo y también por lo caliente que la siento, por la rabia y vergüenza que estoy pasando en estos momentos.
Dakota ya pudo haber hecho sus propias conclusiones de lo obvio.
—Yo… —no sé qué responder, me siento muy presionada.
Ella sonríe de lado con mucha ironía e indignación.
—Si follaron entonces… —ríe nuevamente—. ¿Qué se siente saber que en la misma forma que me folló a mí te lo hizo a ti?
»¿No te cansas de ser tan estúpida? Connor nunca te quiso, siempre fuiste un juego de entretenimiento para él. Un estorbo para nuestra relación que arruinó todo.
»¿Cuántas veces lo hicieron? ¿Muchas, verdad? ¿Lo hicieron en el que es nuestro departamento, nuestro hogar? Qué vergüenza das, Gemma. Eres toda una arrastrada.
Mis ojos se comienzan a cristalizar de la impotencia que estoy sintiendo. Tomo el valor que no tengo para poder enfrentarla sin quedarme callada.
Porque en estos momentos me siento muy humillada.
—Dakota, basta —le digo tajante—. Lo que pasó entre Connor y yo, ya pasó, y no sucederá más. Si hubo sentimientos de por medio, no es problema tuyo.
»Nosotros dos somos los únicos que sabemos lo que sucedió entre ambos, puedes ahorrarte cualquier comentario ajeno hacia nuestra situación.
Dakota se acerca un poco a mí invadiendo mi espacio personal.
—¿Estás segura de ello? Tanto ustedes sabían lo que sucedía entre los dos —niega riendo divertida por la situación—. Y no te contó que estaba casado, ¿divertido, no?
Mi corazón da un vuelco por la mención de dicho matrimonio, pero me repongo rápido sin que ella sea capaz de notarlo.
—¿Desconocía tu matrimonio? Pues sí —soy sincera y directa—. Y realmente ya hago mis deducciones del porqué él no quería que lo supiera tampoco.
Ciertamente si me hubiese gustado que Connor me contara de su matrimonio para haber podido evitar todo esto con su esposa. Me da un gran disgusto todo.
Y se sabe que si las cosas sucedieron de esta forma, fue por algo, pero hay cosas que no me terminan de encajar del todo.
Si solo se pudiera retroceder el tiempo…
Frunce su ceño y noto como su rostro se convierte en rojo por la cólera.
—¿Qué acabas de decir, maldita perra? —sisea esta vez molesta.
—Lo que oíste, Dakota.
—Eres una… —la interrumpo.
—¿Una qué? —pregunto molesta—. ¿Perra? ¿Maldita? ¿Estúpida? Ya he escuchado todo lo que tenías que decirme. Déjame en paz y sigue disfrutando tu matrimonio con Connor.
Intento irme, pero me no me lo permite interponiéndose en mi camino y tomando mi brazo con brusquedad.
—Tú no te vas —masculla rápido.
Me zafo de su agarre irrita por eso.
—¿Qué más quieres de mí, Dakota? —Pregunto al borde de la histeria—. Tú misma te estas humillando por un hombre, un hombre que sigue siendo tú esposo, y deberías de trabajar más en tu matrimonio.
»Y créeme, yo jamás quise que sucediera esto, jamás.
Sus gestos se enduren más de lo habitual y se acerca a mí nuevamente.
—Tú no eres nadie para juzgar lo que es mi matrimonio con Connor —habla muy tensa e irritada por mis palabras, de mi parte yo ni me inmuto en mi lugar manteniendo la calma en todo momento—. ¡Eres una puta, Gemma Stone!
A continuación una de sus manos se impacta en mi mejilla haciendo eco en toda la estancia. Con mi mejilla roja por su bofetada, me coloco una de mis manos para apaciguar el dolor que ha provocado.
Con los ojos cristalizados logro observarla.
—¡¿Qué mierda te ocurre?! —me altero por lo que hizo cuando me recompuse en mi lugar.
—¡¿En serio vas a preguntar que me pasa?! —Exclama en un predecible llanto—. Me quitaste a Connor, a mi esposo, al único ser que yo amo.
»Por tu culpa ya no quiere saber nada de mí, por tu jodida culpa. ¡Te odio, puta degenerada!
Todo lo dijo en llanto y sus palabras se me dificultaron en entender.
¿Cómo que Connor ya no quiere saber nada de ella? ¿Él acaso…? No, no puede ser posible eso, él no puede…
Nuevamente Dakota alza la mano, ya sé lo que se aproxima y no tengo escapatoria por estar acorralada por ella.
Y nunca llega.
Involuntariamente había cerrado mis ojos por la bofetada que creía que yo esperaba, y los abrí al notar que no recibí nada.